El último biale (The Last Dance): Y Dios se disfrazó de jugador de baloncesto
El último baile (Miniserie de TV)
- The Last Dance
- Año
- 2020
- Duración
- 50 min.
- País
- Estados Unidos
- Dirección
- Jason Hehir
- Música
-
Tom Caffey
- Fotografía
-
Michael Winik, Peter Winik, Thomas McCallum, Vincent Guglielmina
- Reparto
- Documentary, Michael Jordan, Phil Jackson, Scottie Pippen, Dennis Rodman, Steve Kerr, Jerry Krause, Doug Collins, Magic Johnson, John Paxson, Larry Bird, Isiah Thomas, Michael Wilbon, Horace Grant, Patrick Ewing, Reggie Miller, Gary Payton, David Stern, Justin Timberlake, Bill Clinton, Barack Obama, Carmen Electra, Bill Cartwright, Charles Oakley, Charles Barkley, Kobe Bryant, Jud Buechler, Ron Harper, Toni Kukoc, Jerry Reinsdorf, Pat Riley, James Worthy, Will Perdue, Bob Costas, Deloris Jordan, B.J. Armstrong, David Aldridge
- Productora
-
ESPN Films / Jump 23 / Mandalay Sports Media / NBA Entertainment. Distribuida por Netflix / ESPN [USA]
- Género
- Serie de TV. Documental | Documental deportivo. Baloncesto. Biográfico. Miniserie de TV
- Web oficial
- https://www.netflix.com/title/80203144
- Sinopsis
- Miniserie de TV (2020). 10 episodios. Docuserie repleta de material inédito de la temporada 1997-98 muestra la carrera del legendario jugador Michael Jordan, uno de los mayores iconos del deporte de todos los tiempos, y su trayectoria con los Chicago Bulls en los años 90.
- CRÍTICA
¿Estamos ante la mejor serie documental sobre deportes de la historia?. Pues hasta donde a uno le alcanza la memoria podemos afirmar con rotundidad que sí. Bien sea por la carencia de deporte en vivo y en directo debido a la pandemia o bien por los propios méritos de este esxtraordinario trabajo lo cierto es que se disfruta de principio a fin. Diez capítulos que se consumen en un suspiro a cual más interesante e hipnótico. Que Michael Jordan era una leyenda viva ya lo sabíamos. Ya pudimos delitarnos con sus logros deportivos en las canchas y también supimos de su ajetreada vida día tras día dado el exhaustivo seguimiento de los medios de comunicación. Pero si creíamos que la estrella no guardaba secretos aquí nos vamos a quedar boquiabiertos.
¿Cómo habrán conseguido el ingente material de archivo al que tenemos acceso que nos permite entrar hasta las mismísimas entrañas de lo que fue su historia?. Ni idea de dónde se guardaba ese tesoro, pero hay que agradecer a Netflix que de vez en cuando nos brinde la oportunidad de degustar auténtico caviar filmado. También hay que felicitarles por la idea de ir dosificando en entregas de a dos semanales la serie. Si hubiera estado disponible toda desde un principio hubiera sido como ahogar al sediento a base de tragos largos. De a pocos mucho mejor. Una tarea de documentación hercúlea, las grabaciones inéditas, la gran cantidad de entrevistas importantes que podemos ver, aparte de que siempre es una gozada deleitarse con sus mejores momentos en la cancha, pero también con los peores porque Jordan hasta cuando perdía era bueno. Adicción pura y dura para neófitos en la materia y sobretodo para los que añoran la NBA clásica, aquella en que los equipos primaban sus defensas y metían menos de cien puntos por partido. Ahora sería inviable...
En un año en el que se sufrió la pérdida de otro grande de esta disciplina como Kobe Bryant (uno de los capítulos está dedicado a su memoria) asistimos a un auténtico Salón de la Fama donde van desfilando todos los portagonistas de la época dorada del baloncesto norteamericano. Larry Bird, Magic Johnson, John Stockton, Reggie Miller, Gary Payton, y por supuesto los que fueron compañeros de batallas del líder indiscutible de los Chicago Bulls de los seis anillos: Dennis Rodman, Scottie Pippen, Tony Kukoc, Steve Kerr... con el entrenador zen Phil Jackson dirigiendo con maestría y aplomo la máquina colectiva de encestar que le cayó entre las manos. Todos ellos podrían tener su ficción propia (algunos ya la tienen) dada la cantidad de anécdotas e historias que se van filtrando. Lo de Rodman es de traca: un auténtico juerguista al que se le permitía todo lo malo a cambio de que luego rindiera en la pista.
Los saltos cronológicos entre campeonatos ayudan a mantener un ritmo frenético que no decae en fascinación. Se nos explica todo con atención al detalle, mezclando con sabiduría los aspectos más brillantes de una carrera que también tuvo sus puntos oscuros. A diferencia de otros documentos hagiográgicos sobre otros deportistas que inundan las plataformas que no aportan más que caspa y bostezo aquí no les duelen prendas a la hora de llamarle al pan pan y al vino vino. La muerte de su padre asesinado; sus problemas con el juego; su carácter agresivo que le llevaba a imponerse a sus compañeros incluso flirteando con el bullyng más flagrante; el odio acérrimo hacia algunos rivales. Todo narrado tal y como ocurrió, sin tapujos ni cortapisas. Intrigado uno mira la ficha de producción y se da cuenta de que el nombre de Michael Jordan no aparece entre los que han financiado el proyecto, auqnue eso no significa que todo no haya tenido que pasar por su visto bueno. Si atendemos a su carácter desvelado a lo largo de los episodios, no nos extrañaría que las tijeras del censor se hubieran aparcado en pos de la vercidad, y ese es el gran acierto que rezuma sinceridad en cada fotograma.
Si hay que ponerle un pero comprensible sería el de adaptar las distintas imágenes de los partidos a nuevos comentarios que buscan aumentar la épica de lo relatado. Es un ardid que funciona de maravilla pero que no deja de ser un recurso artificial y hasta cierto punto tramposo. Se adecúa lo que va a ocurrir con el conocimento de causa que da el saber lo que realmente pasó, dando pié a una interpretación algo forzada. Les permitimos esa licencia y todas las que quiern porque lo que nos regalan en este decálago indispensable supera con creces las mínimas carencias con las que nos podamos topar. Habrá que darle valor a su vez a la labor del director, Jason Heir, quien ya demostrara en su anterior documental sobre la figura de André el Gigante que está sobradamente dotado para este tipo de retos.
Y es que lo que nos gusta de los documentales es que se profundize, que se investigue en la materia a tratar, que se meta el escalpelo hasta que no quede resquicio a explorar. El último baile rebosa rigor informativo que no tiene por qué estar reñido con el puro entretenimiento. Aquí de uno y de otro tenemos cantidades industriales. Como dijo el admirado y siempre recordado Andrés Montes cuando retransmitió el doloroso (para los seguidores de Utah entre los que me hallo) The Last Shot que otorgara al mejor deportista de la historia su sexto y último título: «Bienvenidos al vuelo número 23. Aerolíneas Jordan. Balón para Michael Jordan. Joooooooooooordan. ¡Jordan! ¡Jordan! ¡Joooordan! ¡Canasta, canasta, canasta, canasta! ¡Canasta de Michael! ¡Me llamo Michael. Michael Jordan. Como James. James Bond!». ¡A disfrutarlo!.
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