Une Vie: Retrato de una dama en la ventana
Stéphan Brizé (La Loi du Marché) traslada el relato de Guy de Maupassant de una forma más realista y detallista de la época donde una joven tendrá que hacer frente a todas las trabas que se impongan en su vida
Drama | 116 min. | Francia 2016
Título: Una Vida.
Título original: Une Vie.
Director: Stéphane Brizé.
Guión: Stéphane Brizé, Florence Vignon (Novela: Guy de Maupassant).
Actores: Judith Chemla, Yolande Moreau, Swann Arlaud, Nena Meurisse.
Estreno en España:
Productora: TS Productions / France 3 Cinéma / Versus Production
Distribuidora:
Sinopsis
Normandía, 1819. Jeanne es una chica joven, inocente y repleta de sueños infantiles, cuando regresa a casa tras estudiar en un convento. Pero tras casarse con un hombre del pueblo, su vida pega un giro y sus ilusiones se rompen.
Crítica
Tras una cinta tan necesaria como actual como La Loi du Marché, Stéphane Brizé nos traslada en esta ocasión a la campiña francesa decimonónica con la segunda adaptación de la novela homónima de Guy de Maupassant después de aquella de Alexandre Astruc (desconocida para el que escribe hasta haber indagado y haberla visionado después de ver esta nueva versión)
Astruc, antes que director era crítico de cine y al igual que muchos de su época, escribía en Cahiers du Cinema, dónde redactó entre otras, su teoría de la cámera-styló (cámara-lápiz) en la que diferencia y se distanciaba de esos directores que calcaban narrativamente las adaptaciones literarias en el cine sin tener en cuenta los sentimientos y se posicionaba a favor de una adaptación que, aunque traicionase argumentalmente a la obra literaria, mantuviera el espíritu de esta, en un intento de trasladar las emociones de los personajes a la pantalla.
Su adaptación sigue firmemente sus postulados y lo que nos encontramos es un melodrama sobrecargado y colorista cercano a los dirigidos por Douglas Sirk, con una Maria Schnell en el papel de Jeanne a flor de piel, al igual que el resto de personajes que pueblan la cinta.
Sin embargo, Brizé, sin hacer un calco palabra a palabra de la obra de Maupassant, se aleja de este sentimentalismo romántico y prefiere una puesta en escena más realista, detallando el costumbrismo de la época (estupendas escenas de siembra y recogida) e incluso recurriendo a un estilo cercano a esas películas de Super 8 dónde condensa ese tiempo sumatorio que ya aparecía en la propia novela. Su protagonista sufre, pero más por dentro que por fuera. Es una mujer abnegada frente los sinsabores que le da la vida y de hecho el director expresa esta fuerza interior del personaje en dos momentos maravillosos del filme y que tienen como protagonista fundamental el uso de la ventana.
En su libro Imágenes del Silencio: Los motivos visuales en el cine1, Jordi Balló hace una exhaustiva indagación y explicación entre otros, de esa imagen tan melancólica y poderosa que es el tener a una mujer en una ventana, un motivo muy repetido en la historia del arte y en el cine en particular y que pierde cierta fuerza cuando el que está junto a ella es el hombre, y entre de las muchas disquisiciones en la que divide este capítulo hay dos que retratan perfectamente las dos escenas tan intensas y eficaces de este filme: los sueños de superación y el recuerdo de la ausencia.