La venganza de Jane: Una mujer de armas tomar
Hace ya muchos años que el género del western se dio por muerto, pero ocurre que de vez en cuando existen un grupo reducido de jóvenes cineastas que parecen no querer hacerse a esa idea y se atreven a reformular algunas de sus constantes.
Título: La venganza de Jane.
Título original: Jane Got a Gun.
Director: Gavin O´Connor.
Guión: Brian Duffield.
Actores: Natalie Portman, Joel Edgerton, Ewan McGregor, Rodrigo Santoro.
Estreno en España: 06/05/2016
Productora: Weinstein Company / Scott Pictures.
Distribuidora: A contracorriente Films
Sinopsis
La joven Jane está casada con uno de los tipos más peligrosos del Oeste. Un día su marido regresa a casa con 8 heridas de bala. La banda del cruel Bishop lo ha acribillado. Sobrevive, pero sabe que es cuestión de tiempo que Bishop y sus chicos vengan a rematar la faena. Jane decidirá no esperar a que venga e ir directamente a por ellos. Con la ayuda de un enemigo acérrimo de su marido, un hombre enamorado de ella, Jane irá a enfrentarse la banda de delincuentes.
Crítica
Con un reparto de campanillas encabezado por Natalie Portman y Ewan Mc Gregor, quien aquí ejerce como villano absoluto de la función con un parecido más que razonable con el Daniel Day-Lewis de Pozos de ambición, el director Gavin O´Connor (Cuestión de honor, Warrior) se los lleva a sus protagonistas a los terrenos más áridos del lejano Oeste para explicarnos una historia de venganzas entre forajidos que, como suele pasar en estos casos, acabará como el rosario de la aurora.
La joven Jane está casada con uno de los tipos más peligrosos del Oeste. Un día su marido regresa a casa con ocho heridas de bala. La banda del cruel Bishop lo ha acribillado. Sobrevive, pero sabe que es cuestión de tiempo que Bishop y sus chicos vengan a rematar la faena. Jane decidirá no esperar a que venga e ir directamente a por ellos. Con la ayuda de un enemigo acérrimo de su marido, un hombre enamorado de ella, Jane irá a enfrentarse la banda de delincuentes. La tragedia está servida, y el tiempo de espera hasta que llegue el fatídico desenlace irá desgranándose a base de reproches y flashbacks aclaratorios.
La película se deja ver sin dificultad, aunque quien quiera encontrar en ella cualquier atisbo de originalidad saldrá del cine un tanto decepcionado. A este efecto, son mucho más recomendables en su calculado riesgo de revisitación del género del western las recientemente estrenadas Bone Tomahawk y Slow west. atídico desenlace irá desgranándose a base de reproches y flashbacks aclaratorios.
La película se deja ver sin dificultad, aunque quien quiera encontrar en ella cualquier atisbo de originalidad saldrá del cine un tanto decepcionado.
Aquí el director opta por recorrer terrenos trillados y nos ofrece una película de pistoleros de las de toda la vida. Muchos críticos de cine no han tardado en comparar a la Jane interpretada de manera solvente por Natalie Portman con la Joan Crawford de Johnny Guitar (Nicholas Ray, 1954) o la Bárbara Stannwyck de Cuarenta pistolas (Samuel Fuller, 1957), y es que en el clasicismo de su puesta en escena estamos ante una propuesta que de manera automática nos hace venir a la memoria esos viejos y maravillosos títulos.
Al film le falta bastante entidad, sobre todo en los momentos finales.
También se han comentado mucho las dificultades de sacar adelante el proyecto (se le llegó a tildar en su día de proyecto maldito) y la repercusión de estos continuos obstáculos en el resultado final de la obra. En primer lugar el cambio de director, ya que en principio la encargada de sacar adelante la película iba a ser Lynne Ramsay, quien alcanzó fama y prestigio con la interesante Tenemos que hablar de Kevin (2011) y acto seguido el abandono consecutivo de las megaestrellas Bradley Cooper y Jude Law, quienes al final fueron sustituidos por el un poco menos fulgurante actor australiano Joel Edgerton.
No sabemos lo que hubiera ocurrido de haber terciado la participación de todos estos nombres que al final se bajaron del carro, pero sí que es cierto que al film le falta bastante entidad, sobre todo en los momentos finales, donde de manera atropellada se resuelve el conflicto en un plis sin que casi nos demos cuenta de lo que ha pasado. Algunos dirán que se trata de una conclusión coherente con lo adusto de un guión tan parco en palabras como en buenos diálogos, o que tampoco valía la pena alargar la peripecia más de la cuenta, pero eso no quita para que nos quedemos con la sensación de que estamos ante un desenlace demasiado bronco y precipitado.
A ver qué tal le va a Natalie Portman en su próxima caracterización de otra mujer de armas tomar, Jacqueline Kennedy, porque últimamente parece que no levanta cabeza, con una acumulación de fracasos en taquilla (Knight of Cups, Caballeros, princesas y otras bestias ) que han empañado un tanto su hasta ahora inmaculada carrera.