La Vida De Los Demás: Condenados a vivir
La vida de los demás
Título original
- Sheytan vojud nadarad (There Is No Evil)
- Año
- 2020
- Duración
- 150 min.
- País
- Irán
- Dirección
- Guion
-
Mohammad Rasoulof
- Música
-
Amir Molookpour
- Fotografía
-
Ashkan Ashkani
- Reparto
-
Ehsan Mirhosseini, Shaghayegh Shoorian, Kaveh Ahangar, Alireza Zareparast, Salar Khamseh, Darya Moghbeli, Mahtab Servati, Mohammad Valizadegan, Mohammad Seddighimehr, Jila Shahi, Baran Rasoulof, Zhila Shahi
- Productora
-
Cosmopol-Film, Europe Media Nest, Filminiran
- Género
- Drama
- Sinopsis
- Cuatro historias sobre la fortaleza moral y la pena de muerte que cuestionan hasta qué punto la libertad individual puede expresarse en un régimen despótico.
- CRÍTICA
El director iraní Mohammad Rasoulof desde principios de este siglo ha conseguido asentarse en la industria cinematográfica recopilando multitud de premios en diversos festivales de renombre, desde Gijón, pasando por San Sebastián y Cannes hasta llegar a Berlín, donde a principios del año pasado, logró con La vida de los demás ganar el Oso de Oro.
Hay que mentar, que tras denunciar a través del celuloide y en varias ocasiones la situación por la que pasa su país, en 2020 el cineasta asiático fue condenado a doce meses de prisión y a no poder dirigir ninguna película durante los siguientes tres años, ya que el estado iraní considera que está realizando una propaganda en contra de su sistema.
En su último trabajo, Rasoulof proyecta y denuncia de manera reposante la pena de muerte, siendo este el hilo conductor de las cuatro historias, aparentemente independientes entre sí, en las que se divide el filme. Uno podría pensar que el problema del autor de Good Bye es su capacidad de síntesis en los 150 minutos de filmación, pero no es el caso, ya que, en lugar de un extenso largometraje, el director opta, más bien, por presentarnos cuatro mediometrajes tan conexos como dispares. Y ahí es donde hallamos el principal foco problemático.
Rasoulof defiende sus credenciales con sobriedad y pulso certero, pero peca de una notoria irregularidad en sus relatos. El primero es el mejor, más completo y regular episodio, donde solo se necesita un maletero, un coche y un costumbrista y cotidiano rodaje entre padre, hijo y esposa a los que seguimos con llaneza en sus discusiones, compras del supermercado y reflexiones de vida para mantener el interés del espectador. En el segundo nos encontramos con dos partes desiguales, una en la que su verborrea y discurso no causa ningún tipo de afectación, y otra que da sentido al mensaje de su primera mitad, en la que el cineasta demuestra su tiento y nerviosismo a la hora de filmar, trasladando al público la excitabilidad vista en pantalla, y donde se consigue que el protagonista quede libre de pecado y proyecte el grito de un bello adiós.
En la tercera historia no se respira del todo fluido, el director iraní se ahoga y conduce con poca vivacidad la culpabilidad y el arrepentimiento presentes, aunque finalmente consigue levantar la cabeza y exhalar aire proyectando una contraposición de emociones ciertamente satisfactorias. Y por último, su cuarta cabeza pensante, el final del camino, es la historia más perezosa, intrascendente y menos profunda del conjunto, es cuando uno ya quiere dar por terminado esta montaña rusa de sensaciones.
En definitiva, para el que escribe estas líneas, La vida de los demás es una pieza, mejor dicho, piezas fílmicas que consiguen, en mayor o menor medida, hacer reflexionar al respetable sobre un tema tan peliagudo como es la pena de muerte a través de sinceros y veraces relatos humanos. No obstante, a este Oso de Oro le falta meter más la zarpa en la colmena para sacar toda la miel que lleva dentro. Pocos títulos me habían fascinado y dejado tan indiferente al mismo tiempo. Una buena e interesante obra que da voz a la libertad y moral humanas. A Rasoulof le condena su inconsistencia narrativa. Una pena.