CRÍTICA DE CINE

La Wedding Planner: Boda francesa a la americana

Imagínese esa silenciosa vuelta a casa después de pasar una noche loca, aún con el subidón de la euforia en el cuerpo, solo con un vago recuerdo y una tarjeta de la chica que ha sido la tentación como pruebas incriminatorias. 

Comedia | 94 min. | Francia 2017

Título: La Wedding Planner.
Título original: Jour J.
Director: Reem Kherici.
Guión: Stéphane Kazandjian, Reem Kherici, Reem Kherici, Philippe Lacheau.
Actores: Reem Kherici, Nicolas Duvauchelle, Julia Piaton, Sylvie Testud.

Estreno en España: 07/07/2017 
Productora: CMandarin Films, Gaumont, France 2 Cinéma, Canal+, Ciné+, France Télévisions, C8.

Distribuidora: A Contracorriente Films

Sinopsis

 Mathias (Nicolas Duvauchelle) tiene un rollo de una noche con Juliette (Reem Kherici), una organizadora de bodas. Su novia, Alexia (Julia Piaton) descubre una tarjeta de visita de Juliette en el bolsillo de Mathias, y al instante da por hecho que su intención es pedirle matrimonio, por lo que comienza a organizar la boda.

Crítica

Imagínese esa silenciosa vuelta a casa después de pasar una noche loca, aún con el subidón de la euforia en el cuerpo, solo con un vago recuerdo y una tarjeta de la chica que ha sido la tentación como pruebas incriminatorias. Esa mañana, Alexia al encontrar en el bolsillo de la chaqueta de su novio la tarjeta de una wedding planner, no puede evitar emocionarse hasta el entusiasmo. ¡Mathias por fin le va a pedir matrimonio! Eso está claro, ¿qué va a ser sino?.

En las comedias románticas siempre se han usado las bodas como la gran excusa para reunir diferentes actores conocidos y juntar a personajes de lo más variopinto.

En las comedias románticas siempre se han usado las bodas como la gran excusa para reunir diferentes actores conocidos y juntar a personajes de lo más variopinto. Pero la idea inicial de usarla como malentendido y sacarla adelante para seguir con las mentiras es un toque fresco y original en el género. La idea del triángulo amoroso formado por una wedding planner y una pareja de novios ya se había usado en la americana Planes de boda (2001), protagonizada por Jennifer López y Matthew McConaughey, a quien aún le quedaba un largo camino por hacer antes de ganar el prestigio que tiene actualmente.

Pero en esta comedia francesa de verano le dan una vuelta de tuerca a la idea, juegan con sus protagonistas, los ridiculizan, y el affaire no es idealizado como se hace usualmente, sobretodo en el primer encuentro, embarazoso, después del encuentro íntimo. 

Al reírse de sus propios protagonistas, la primera parte de la película saca lo más divertido de lo ridículo de las relaciones. Mientras avanzamos en el relato, el ritmo se vuelve más irregular ya que a pesar de tener una buena idea inicial, no acaba de saber cómo desarrollarla. Además, la película cumple con los estándares de una comedia americana, donde sus personajes, sobre todo los secundarios, son estereotipados. 

Reem Kherici, después de dirigir y protagonizar París a toda costa (2013) repite fórmula, aprovechando la buena química que tiene con Nicolas Duvauchelle, actor que sorprende positivamente en su vis cómica, ya que hasta el momento era conocido por sus papeles policiales en la serie Braquo (2009-2014) o en el del taciturno protagonista de Un hombre decente (2015). 

Con el fin de reír a toda costa (o intentarlo), las bromas son empujadas hasta la caricatura extrema y usa formulas ya vistas en famosas comedias americanas. Sin aprovechar demasiado los contratiempos y problemas que supone organizar una boda, la ceremonia se prepara con la simpleza propia de un evento de Facebook. Cada vez falta menos para el gran día. El novio sigue hecho un lío, sencillamente no sabe qué hacer, y escucha más la voz de su mejor amigo que las de sus parejas potenciales (la novia y el affaire). ¿Por qué no se va a ir a vivir con el amigo? En el escenario de la despedida de solteros, la directora se deja llevar por su propio delirio. 

Sin brillar especialmente, La wedding planner es una película entretenida para pasar una tarde sin más pretensiones que pasar el rato.