Entrevista en exclusiva a NEREA RODRÍGUEZ Y ANGY FERNÁNDEZ, protagonistas de LA LLAMADA
Nerea Rodríguez y Angy Fernández: “Una cosa muy importante que tenemos que hacer los artistas: no juzgarnos demasiado”.
Estrenáis en Barcelona, Nerea, ¿cómo te sientes al estrenar en tu tierra?
Nerea: Muy contenta porque estoy en casa y es muy emocionante. Yo ensayaba en este mismo teatro cuando hacía Nit del musicals para el Festival GREC. Volver aquí para hacer La llamada, el proyecto que me ha cambiado mi vida es muy guay, porque vendrán mis amigos y familia.
Llevas más de un año haciendo el espectáculo. ¿Has crecido profesionalmente y personalmente?
N: He crecido mucho a los dos niveles, y eso me lo dicen mucho mis compañeros y amigos que me han ido viendo. Yo he crecido con mi personaje y con lo que me ha pasado durante este año y medio.
Angy: Ella entro con 19 años, yo que llevo 5 años en la función y he visto a muchas “Marías” es muy bonito ver mi proceso y el de las que vienen nuevas. Nerea ha tenido un cambio brutal, cada vez más segura y cada vez más María.
¿Durante este año y medio qué has aprendido?
N: Escénicamente, he aprendido a dominar el espacio, a estar más segura, a poder jugar más, a darme libertad. Y, sobre todo, a una cosa muy importante que tenemos que hacer los artistas: no juzgarnos demasiado. Trabajamos con nuestro cuerpo y tenemos que aceptar que a veces no estamos al 100%, y que a veces puedes hacer una María más triste y otra más nerviosa, pero no pasa nada. Puedes dejar fluir.
En cinco años, Angy, ¿qué aprendizaje te llevas?
A: Con tanto tiempo he tenido momentos de crisis de pensar en parar porque ya no doy para más, pero de repente hay una función en la que descubres cosas nuevas. Además el personaje es tan agradecido que no te cansas. La llamada te da tanta alegría y vida que quieres seguir haciéndola. Me ha aportado seguridad y el lema “Lo hacemos y ya vemos” intento aplicarlo a mi vida, pero me cuesta porque yo soy mucho de pensar las cosas.
¿Cómo explicáis el fenómeno La llamada?
A: Lo bonito es que empezó en el off del Teatro Lara de Madrid, muy chiquitín, empezó a ir la gente y fue todo un boca-oreja. Lo más bonito es ese proceso, que haya empezado tan de cero. Yo cuando entré ya estaban la sala grande del Lara, que era cuando Anna Castillo se iba a grabar El olivo (Icíar Bollaín, 2016) y me dijeron que querían que viniera yo. Ha sido un crecimiento muy fuerte.
N: Una clave muy grande es que los músicos se siguen riendo, hay algunos que llevan desde el principio. Cuando lo veo pienso: “qué mágica es esta obra que puedes verla millones de veces y te sigue encantando y la sigues disfrutando”. Todos estamos igual de motivados por seguir con ella.
La llamada tiene un ejército de fans. ¿Tenéis alguna anécdota con ellos?
N: Mucho apoyo, regalos. Gente que viene expresamente a Madrid para verla, por ejemplo desde Uruguay. Un día hicieron una pedida de mano, también celebré mi cumpleaños sobre el escenario y me cantaron cumpleaños feliz.
A: Había una madre y una hija, Sandra, que creo que la han visto 250 veces. Hace ya algo que no las veo, pero antes venían cada día. De hecho, salen en la película de La llamada y en Paquita Salas.
¿Cómo vivís las nuevas incorporaciones en las funciones? Deben cambiar mucho entre ellas.
A: Te mantiene con vida.
N: Es divertido porque cada vez que entra alguien nuevo, descubres cosas nuevas de su personaje y de tu personaje, porque si te dicen alguna frase distinta, tu reaccionas distinto. Nos mantiene con energía.
A: Yo empecé con Claudia Traisac haciendo de María, nos hicimos muy amigas y cuando me dijeron que se iba yo era un mar de lágrimas, pero siempre con la gente que ha ido viniendo luego hemos tenido muy buen rollo y creado nuevas sinergias. A los que llevamos mucho tiempo eso nos viene bien porque nos mantiene alerta.