Lars von Trier llega para instaurar la provocación como una de las formas de las Bellas Artes
No logramos entender como el festival puede programar en horario vespertino una película como Dovlatov de Alexei German Jr y que en el pasado ya nos hizo bostezar con su anterior película Under Electric Clouds. Con esta última el director vuelve a incurrir en los mismos errores que aquella: panorámicas interminables, un retrato frío y distante de Rusia y los largos y continuos discursos de los personajes, que parece que estén recitando libros de filosofía de memoria más que intentar emocionar al espectador.
No logramos entender como el festival puede programar en horario vespertino una película como Dovlatov de Alexei German Jr y que en el pasado ya nos hizo bostezar con su anterior película Under Electric Clouds. Con esta última el director vuelve a incurrir en los mismos errores que aquella: panorámicas interminables, un retrato frío y distante de Rusia y los largos y continuos discursos de los personajes, que parece que estén recitando libros de filosofía de memoria más que intentar emocionar al espectador.
Pero mucho más grave es sin duda el convertir al escritor Serguéi Dovlatov en un amargado columnista y mujeriego insatisfecho cuando en su literatura precisamente lo que más abunda es la crítica ácida y absurda al poder y el Estado.
El sueño se nos iba a quitar pronto de todas maneras pues para salvarnos del sopor nuestra siguiente sesión era la más esperada de este festival. Y las expectativas han sido saciadas y sobrepasadas.
The House of Jack Built de Lars von Trier podría forma una dupla perfecta con su anterior película Nymphomaniac en una suerte de ciclo sobre la Vida. Si en la anterior se hacia un análisis exhaustivo sobre el sexo y el deseo, esta vez nos encontramos con la violencia y la muerte. Eros y Thanatos en continua disputa y que lo transforman todo en Arte.
Recurriendo a los mismos elementos de su anterior película (un diálogo entre dos personajes, un viaje por los recuerdos que también es un descenso (literal en este caso) a los abismos del infierno y disgreciones sobre todo tipo de temas (desde la construcción de catedrales, hasta ciclos de adicción...), von Trier construye su película en cinco incidentes importantes para Jack (aterrador Matt Dilon) que lo van transformando en psicópata despiadado que es mientras se lo narra todo a Virgilio, su psicopompo que lo guía a través del averno.
Hay crudeza en sus imágenes, un acto de contrición por parte del director también usando material de sus propias películas, aunque la verdadera violencia se encuentra en los parlamentos del protagonista y su labia para defenderse de sus crímenes que a veces nos hace hasta ponernos de su parte, pues hace un estudio exhaustivo de los problemas de la sociedad actual. Su casquería en ese sentido es básica y menos asquerosa que cualquier entrega de la saga de Saw y basta quedarse durante sus títulos de créditos (la canción elegida es de lo más sarcástica y divertida para todo lo que hemos visto) para que el espectador más aprensivo y que saldrá con ganas de quemar al director se calme y se tome todo como el juego macabro que es.
El día acaba con un broche de oro: el Concierto de Películas Andaluzas anteriores a 1936 de la mano del grupo Montjuïc (Carmen García Moreno y Jesús Osuna Rodríguez) que con
Clarinete, guitarras, violoncello, metalófonos y melódicas ponen sonido a imágenes cedidas por la Filmoteca Andaluza en una sesión que recuerda a aquellas que se hacían en la primera mitad del siglo XX cuando la música en el cine era en directo. No es la primera vez que el SEFF programa una experiencia así. En sus primeras ediciones ya hubo una proyección del Nosferatu de Friedrich Wilhelm Murnau.
Experiencia sensorial entre sonido e imagen que podría ser también una de las películas de ese ciclo de Rituales Encontrados.