A Bronx Tale, tributo que Robert De Niro le rindió a su padre
Artículo firmado por Sandra P. Medina, autora del libro Un misterio llamado David Lynch.
A principios de los años 60, la mafia italiana imperaba en uno de los distritos más perniciosos de New York, el Bronx; extorsión, crímenes, delincuencia, “vendettas” hacía parte del día a día de sus habitantes.
Un tema fascinante que ha servido como inspiración para llevarlo a la pantalla gigante; pero en el caso del actor y escritor Calogero Lorenzo Palminteri (mejor conocido como Chazz Palminteri) sirvió para dar vida a un monólogo teatral.
Hijo de inmigrantes sicilianos, Palminteri nació en el Bronx en 1952. A diferencia de otros jóvenes que se dejaron cautivar por el emocionante mundo de los Gansters, él decidió dedicarse a la actuación, dividió su tiempo entre el teatro con obras realizadas para pequeñas audiencias del Off-Brodway y como guardia de seguridad de una discoteca.
En 1988 escribió un monólogo basado en su propia experiencia, A Bronx Tale, ambientado en los años 60; gracias a su ingenio como escritor, varios productores le propusieron llevar al cine la historia, ofreciéndole sumas exorbitantes, la única condición que ponía Palminteri era que lo dejaran interpretar al mafioso Sonny, pero como a Hollywood no le gusta correr riesgos con actores poco conocidos, se negaban pues esperaban que alguien del nivel de Al Pacino interpretara al antagonista.
Hasta que una noche, en una de las funciones de A Bronx Tale, estaba un tal Robert De Niro entre los espectadores y quedó deslumbrado con la obra de Palminteri, se dirigió al camerino y le propuso comprarle los derechos para realizar una película, y antes de que Chazz le pusiera su condición, De Niro le dijo que también le interesaba que participara en ella.
Así fue como nació una de las películas más emotivas y entrañables sobre la mafia italiana en New York. Se estrenó en 1993 y de paso Robert De Niro le rindió tributo a su padre quien falleció ese mismo año.
Con esta cinta marcó su debut como director. Sus dotes artísticos que enriqueció, gracias a su amigo y mentor, Martin Scorsese, quedaron plasmados en su inolvidable ópera prima.
A Bronx Tale es una película en apariencia sencilla, pero logra envolverlo a uno, gracias a su pureza y belleza donde lo que prevalecen son los lazos fraternales.
El argumento gira en torno a la infancia y adolescencia de Calogero (Francis Capra) un pequeño de 9 años que vive en el Bronx y es testigo de un asesinato cometido por el capo de la mafia, un temido Sonny LeSoPecchio (Chazz Palminteri).
Cuando Calogero es interrogado por la policía, no lo delata, lo cual genera cariño de Sonny hacia el niño y esto de paso, origina un fuerte conflicto en Lorenzo Anello (Robert De Niro) padre de Calogero, un humilde y honesto conductor de bus (trabajo que tuvo el progenitor de Palminteri) y quien quiere evitar a toda costa que su hijo se deje contaminar por el dinero fácil y el corrosivo mundo de la mafia.
Sin embargo Calogero es leal a Sonny y al llegar a su adolescencia (etapa interpretada por Lillo Brancato) sigue tratando al gánster a escondidas de su padre. Es así, como el joven empieza a tener una doble perspectiva sobre la vida, la del trabajo duro y honrado por parte de Lorenzo y la peligrosa y violenta por parte de Sonny, quien a pesar de su rudeza le da consejos sobre el amor, como un padre.
Con una narrativa clara, contundente, íntima y una esencia natural, la película transmite un mensaje al espectador donde priman los valores, la amistad, la lealtad y situaciones en las que Calogero se debate, al verse tentado por un ambiente clandestino que ejerce su poder a través del chantaje, la venganza, el crimen y la violencia.
A Bronx Tale es una película que nos sensibiliza y deja de manifiesto que detrás del caótico entorno de la mafia, existe una luz de esperanza, que se transmite a través del amor fraternal y la amistad.
La importancia de la capacidad de decisión a la que se ve expuesto Calogero al confrontarse con la humildad y el poder y quien al final descubre lo que más se ajusta a su evolución como persona y queda en evidencia cuando Lorenzo le dice en uno de los momentos más hermosos de la película “Recuerda hijo, no hay cosa más triste que un talento desperdiciado” una frase memorable para una historia inolvidable y que catapultó a Chazz Palminteri como un actor a la altura de Robert De Niro y Joe Pesci.