Canta Con Una Chispa De Armonía: la felicidad a través de los ojos de una IA
Canta con una chispa de armonía
Título original
- Ai no Utagoe o Kikaseteaka
- Año
- 2021
- Duración
- 108 min.
- País
- Japón
- Dirección
- Guion
-
Yasuhiro Yoshiura, Ichiro Okouchi
- Música
-
Ryō Takahashi, Yohei Matsui
- Fotografía
- Animación
- Reparto
- Animación
- Compañías
- Coproducción Japón-Estados Unidos;
FUNimation Entertainment, J.C.Staff. Distribuidora: Shôchiku
- Género
- Animación. Comedia. Drama. Musical | Colegios & Universidad. Música. Amistad. Inteligencia artificial
- Sinopsis
- Gira en torno a la hermosa y misteriosa Shion Ashimori, una nueva estudiante que es transferida al instituto Keibu, donde rápidamente se vuelve popular por ser tan extrovertida y buena en los deportes. Pero Shion tiene un gran secreto: ¡en realidad es una IA en fase de pruebas! Su objetivo es tratar hacer feliz a la solitaria Satomi Amano, aunque su forma de hacerlo es totalmente inesperada: ¡se arranca a cantarle en mitad de clase! Pronto Shion se hace amiga de Satomi y su amigo Tôma, además de Gocchan, Aya y Thunder, y no parará hasta encontrar una canción que traiga felicidad absoluta a ella y sus compañeros de clase, pero lo que hace por Satomi acaba metiendo a todos en un buen lío.
- CRÍTICA
En un futuro cercano donde las IA y los robots están totalmente implementados en nuestro día a día, conoceremos a la joven Satomi Amano, una estudiante de instituto. En lo que podría ser una historia de amores colegiales y amistad estudiantil más, se nos presenta la Shion Ashimori, un prototipo secreto de robot en pruebas que llega a la escuela como una alumna más. Obsesionada por cantar, en un arrebato aparentemente impulsivo, un grupo de alumnos descubrirán su verdadera identidad.
El elenco de personajes son los arquetipos más básicos nunca expuestos en una película. Empezando por la chica tímida y sin amigos que es la protagonista, encontramos a su amigo de la infancia secretamente enamorado de ella, que es el chico listo experto en tecnología, a la chica popular y engreída, pero con un buen fondo, y su novio, el guapo del instituto al que todas adoran, y el último al deportista tontorrón que funciona en parte como alivio cómico. Lastimosamente, con unos roles tan manidos tampoco hay mucho que sacar de las relaciones entre estos que nos fuese a sorprender.
Uno de los temas sobre los que la película baila es la idea de los límites de las inteligencias artificiales para imitar a los humanos. Esto, junto con el canto y el baile, dos de las cualidades indiscutibles del robot Shion, abre el tema del arte creado por una IA. ¿Son las canciones que canta realmente arte o es parte de su programación? Un buen debate actual al que el film insta a hablar, pero evita mojarse. En cambio, versa gran parte de su trama en descubrir si las máquinas pueden sentir tanto como un humano.
El otro punto principal, con más peso aún que el anterior, como suele ser en las comedias estudiantiles japonesas, son los problemas amorosos de los protagonistas. Con el objetivo de hacer feliz a Satomi, la chica robot terminará metiéndola en numerosos líos donde iremos descubriendo el pasado y los sentimientos de todos los personajes principales. Con esto por misión principal, los problemas no harán más que aumentar hasta que sea demasiado tarde como para evitar enfrentarse a la realidad.
La calidad del dibujo tradicional usado en la película es sublime. Funimation, una de las productoras, ha sabido estar a la altura de las grandes producciones de la animación actual. Tratándose de una trama llena de tecnología futurista e inteligencias artificiales, uno tiene a pensar en los recursos gráficos por ordenador. Pero, al dejar estos aparte, se nos trae una sensación más humanista que casa perfectamente con el trasfondo de la historia.
Por si el título no lo deja claro de primeras, nos encontramos delante de un musical con todas las de la ley. No hay subtrama o conflicto que no se resuelva con una canción de Shion. La banda sonora de Ryo Takahashi y las canciones de Yohei Matsui, cantadas por Tao Tsuchiya, son realmente buenas y están integradas de una forma muy orgánica en la propia trama. Aunque la primera vez pilla por sorpresa, este recurso se vuelve una constante y marca el ritmo, nunca mejor dicho, de todo el largometraje.
El conjunto final es una obra completa sobre la amistad, el amor y los límites de lo que entendemos como con un humano. ¿Pueden las IA desarrollar sentimientos? ¿Pueden entender conceptos abstractos como la felicidad o amar? ¿Saben distinguir las lágrimas de felicidad del llanto? ¿Dónde está la línea que separa una máquina inteligente de una mente tan humana como la nuestra? Canta con una chispa de armonía lo tiene claro y hará lo posible para hacernos vibrar con ello en cada canción de principio a fin.