El chico león
Título original
- Xiong shi shao nianaka
- Año
- 2021
- Duración
- 104 min.
- País
- China
- Dirección
- Guion
-
Zelin Li
- Fotografía
- Animación
- Reparto
- Animación
- Compañías
-
Yi Animation
- Género
- Animación. Drama. Comedia
- Sinopsis
- La danza del león es una tradición muy importante en las celebraciones del Año Nuevo chino y muchos otros eventos culturales destacables de la cultura china. El valiente león representa la fuerza y el coraje, gracias a los cuales se dice que la danza trae riqueza y felicidad. Y es este baile tradicional chino el que ha cautivado al joven Yuen, quien ya desde muy pequeño iba con sus padres a ver la danza del león. Un día, este joven conoce a una chica, que lo atrae tanto con su danza del león que decide convertirse en bailarín junto con sus amigos. Sin embargo, no será un camino fácil para un chico de origen pobre, cuyos amigos están en una situación similar y que, a menudo, ha sido ignorado o intimidado por la mayoría de las personas de su alrededor. Aunque, parece ser que tiene la suerte de su lado al descubrir que un vendedor local de pescado fue un excelente bailarín en su juventud y podría enseñarle a él y a sus amigos su majestuosa técnica ¿Conseguirá Yuen, a pesar de ser un joven humilde, superar sus dudas, el ridículo y el clasismo para cumplir su sueño de participar en el Campeonato de la Danza del León?.
- CRÍTICA
El pasado 27 de enero, coincidiendo con el recién estrenado Año Nuevo chino, la distribuidora Paycom Cinema traía a las salas de cine españolas El chico león, una divertidísima película de animación hiperrealista dirigida por Haipeng Sun, creador de Kung Food: una aventura deliciosa, y con guion de Zelin Li. La historia es un auténtico viaje emocional que sigue los pasos del joven Yuen y sus dos mejores amigos, quienes deciden instruirse en el milenario arte de la danza del león —una forma de danza tradicional en la cultura china donde los artistas, disfrazados de león, imitan los movimientos del animal para traer buena suerte y fortuna— en un intento de aferrarse a su único sueño: ganar la sexta edición de los Juegos de la Danza del León.
La película se desarrolla, principalmente, en un pueblo rural de Cantón, donde la precariedad y la falta de oportunidades abocan a los tres personajes principales, un grupo de perdedores a los que nadie presta demasiada atención, a vivir su día a día con hastío y sin ningún atisbo de esperanza. Cansados de ser siempre el blanco de las burlas y palizas por parte de los matones del barrio, un día deciden formar un equipo para participar en un campeonato de danza del león. Pero pronto son conscientes de que no tienen ni los recursos ni las destrezas necesarias para empezar a formarse. A la nula forma física en la que los protagonistas se encuentran hay que sumarle la ausencia de un entrenador que adopte, además, el papel de mentor y los instruya pacientemente.
Desde el punto de vista narrativo, El chico león sigue los pasos de tantas otras películas que retratan ese “viaje del héroe”: los protagonistas (generalmente de clase baja) se inscriben en una competición ayudados por su excéntrico entrenador, que los lleva al límite de sus capacidades para que, en el camino, se conozcan a sí mismos. Un viaje no solo físico, sino, también y sobre todo, emocional. Sin embargo, la singularidad del deporte escogido, la complejidad del personaje principal y los elementos culturales y tradicionales que se incluyen combinan muy bien. Por otro lado, Mao y Guo, los amigos de Yuen, son menos multidimensionales y cargan con la parte cómica de la historia.
El problema llega cuando el chiste más repetido a lo largo del metraje es sobre el peso de Guo, como si su única característica fuera estar gordo. La forma en la que este personaje es deshumanizado incluso por sus propios amigos y toda su personalidad se reduce a comer o pensar en comida es francamente agotadora. Por no hablar de que los personajes femeninos carecen, igualmente, de cualquier tipo de profundidad y han sido diseñadas con la única intención de alentar e inspirar a los hombres, haciéndoles la vida más fácil para que ellos puedan alcanzar sus sueños.
En cuanto a la animación, se acerca bastante al hiperrealismo, hasta el punto de que resulta fácil olvidar que se trata de una película de animación. Los paisajes detallados, las texturas, el acabado de los personajes, los colores y tonalidades, y los movimientos — especialmente los de los bailes acrobáticos de la danza del león— se entremezclan con la realidad. Un logro visual que sorprende no solo por el resultado final, sino también por el hecho de que es una producción independiente de bajo presupuesto. La estética realista acerca al espectador a la trama, haciendo que se meta de lleno en esta entrañable historia de superación y empatice con sus protagonistas.
El chico león es una película con una trama sencilla sin ninguna pretensión más allá de entretener a su público y hacerle pasar un buen rato. El mensaje del largometraje se transmite sin edulcorar: la vida no es fácil, pero lo importante es aprender y disfrutar del camino, aunque el resultado no sea el esperado. Los amigos, los sueños y la ilusión se encargan de hacerlo llevadero.