CRÍTICA DE CINE

Cuerpo abierto: El espíritu de Lobosandaus

2310209

Cuerpo abierto

Próximos estrenos España 9 de diciembre

Título original

O Corpo Aberto
Año
Duración
91 min.
País
 España
Dirección

Ángeles Huerta

Guion

Ángeles Huerta, Daniel García. Relato: Xosé Luis Méndez Ferrín

Música

Mercedes Peón

Fotografía

Gina Ferrer

Reparto

Tamar NovasVictória GuerraMaría VázquezFederico PérezElena SeijoMiquel InsúaJosé FidalgoNicolás OteroIzan González

Compañías
Coproducción España-Portugal; 

OlloVivo Producións, Fasten Films, Cinemate, Xunta de Galicia, Axencia Galega das Industrias Culturais, RTVE, Televisión de Galicia (TVG), ICAA

Género
TerrorDrama | Años 1900 (circa)Vida ruralSobrenatural
Sinopsis
1909. Miguel, un joven profesor, es destinado a un pequeño pueblo de montaña en la frontera entre España y Portugal: Lobosandaus, una aldea inhóspita y de tradiciones ancestrales. Es un hombre de razón, pero no puede controlar sus deseos pasionales y, conforme se acerca el invierno, siente cómo la oscuridad se apodera de todo a su alrededor al tiempo que crece su fascinación por la enigmática Dorinda. En un lugar dominado por la superstición, la extraña muerte de un vecino del pueblo libera a un espíritu libre en busca de un cuerpo que le permita seguir con su existencia, que llevará a Miguel a cuestionar los límites entre el mundo de los vivos y los muertos.
 
CRÍTICA

Es curioso ver cómo el entorno rural ha regresado con fuerza esta temporada como escenario de todo tipo de historias. Desde el naturalismo de Alcarràs (Carla Simón, 2022), hasta la intriga de As Bestas (Rodrigo Sorogoyen, 2022), pasando por el retrato de la descomposición de una pareja con tintes sociales de Suro (Mikel Gurrea, 2022). Lo cierto es que la ruralidad siempre ha formado parte intrínseca del cine español por el estrecho arraigamiento que tiene con las economías y modelos sociales del país, palpable en muchos de los títulos de figuras imprescindibles como Carlos Saura, Luis Buñuel o Juan Antonio Bardem.

El paulatino éxodo a las ciudades se tradujo en una preponderancia de la urbe en los argumentos, pero en los últimos años las raíces en el campo asoman de nuevo con más frecuencia, probablemente como síntoma de esta descripción de los orígenes a la que muchos cineastas se han abonado y, también, por el colapso de la metrópolis que ha motivado la fuga al pueblo de muchos individuos, es decir, el reflejo del presente. Entre la abundante cosecha del año, Ángeles Huerta realiza una aportación modesta que hibrida el drama rural, con los tópicos de la llegada del forastero o las rendijas entre habitantes, y el cuento de terror, fundamentado en las supersticiones y leyendas.

En su primer largo de ficción, la directora adapta un relato corto del célebre autor gallego Xosé Luis Méndez, Lobosandaus, en el cual un joven profesor se traslada a una aldea fronteriza entre Galicia y Portugal en 1909. Su carácter racional choca con la mística que impera en el lugar, al mismo tiempo que muere inexplicablemente un vecino y varias mujeres enigmáticas entran en su vida. La dualidad entre lo rural y lo urbano se establece en una primera instancia como forma de caracterización para, todo seguido, dar paso a mitos y creencias propios del folklore gallego del siglo XX, a través de los cuales introducir el elemento sobrenatural.

Pero, a pesar de los toques de género fantasmagórico, el drama intimista es el que se apodera de un relato de interesantes fundamentos y desarrollo irregular. El ritmo se estanca por momentos y la intensidad de la propuesta se apacigua, dejándola en un limbo que no progresa con la firmeza que debería en ninguno de sus dos cauces, aunque se mantiene viva gracias a los giros narrativos que le dan pulso al cuerpo.

Pese a sus debilidades en su contenido, Huerta es competente a la hora de crear imágenes en coherencia a lo que quiere contar, además de tener ojo para construir un reparto donde vemos al Tamar Novas más inspirado en tiempo, o a unas hipnóticas Victória Guerra o María Vázquez, cuyo adjetivo atribuido certifica que cumplen con su cometido.

No está de menos mencionar la envolvente banda sonora de Mercedes Peón, un notable acompañamiento que imprime personalidad al conjunto. Esto ayuda a compensar las flaquezas de una propuesta, sin embargo, estimable por su audacia al transitar por caminos poco concurridos en el cine ibérico y la dignidad de su responsable para no dejarse contagiar en exceso por trucos baratos.