El hijo: Mucho Jackman para un tratamiento vano de la depresión
El hijo
Próximos estrenos España 3 de marzo
Título original
- The Son
- Año
- 2022
- Duración
- 123 min.
- País
- Reino Unido
- Dirección
- Guion
-
Christopher Hampton, Florian Zeller. Obra: Florian Zeller
- Música
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Hans Zimmer
- Fotografía
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Ben Smithard
- Reparto
-
Hugh Jackman, Laura Dern, Vanessa Kirby, Anthony Hopkins, Zen McGrath, William Hope, Akie Kotabe, Danielle Lewis, Nancy Baldwin, Reza Diako, ver 8 más
- Compañías
- Coproducción Reino Unido-Francia;
Embankment Films, Film4 Productions, See-Saw Films, Ciné@, Ingenious Media, Orange Studio
- Género
- Drama | Familia
- Grupos
- Adaptaciones de Florian Zeller
- Sinopsis
- La ajetreada vida de Peter junto a su nueva pareja Emma y su bebé se convierte en un caos cuando su ex esposa Kate reaparece con su hijo adolescente, Nicholas, un joven problemático con el que es difícil comunicarse, por agresivo y distante, y que acaba de abandonar la escuela.
- CRÍTICA
Dicen que la segunda película es la más complicada tras un buen debut. Florian Zeller cautivó a crítica y público con la adaptación de su propia obra de teatro El padre en 2020, una mirada inmersiva a la demencia senil, granjeándose el Oscar a mejor guion adaptado, además del de mejor actor para Anthony Hopkins.
Con El hijo, tercera entrega de su trilogía de la familia con la antes mencionada y la aun inédita cinematográficamente La madre, el dramaturgo francés ha querido repetir la operación de su ópera prima, centrándose esta vez en la depresión que sufre un joven de 17 años, pero con un resultado bastante más débil que El padre.
Uno de los aciertos de El padre era una apuesta valiente por un punto de vista subjetivo del protagonista con alzhéimer, sumergiendo al espectador en el mismo desconcierto que el que experimentaba el anciano, con el que comprender su sufrimiento por el trastorno. El hijo pierde esa óptica, abogando por un estilo más convencional y distanciado que, sin embargo, no es compensado desde el guion.
El tratamiento de la depresión es superficial porque la película no toma como protagonista al descendiente del título, sino a su padre, que no deja de ser un testigo que no es capaz de entender lo que le sucede, y dejando al chico en un rol menos perfilado.
No se logra ahondar en la enfermedad desde los sentidos, pero tampoco con profundidad médica ni sentimental, acomodándose en un melodrama familiar disperso. Bajo una clara voluntad didáctica, Zeller prefiere alertar de las consecuencias de actitudes erróneas o ligeras frente a esta problemática, pero el dispositivo elegido no acompaña por no tener el vigor suficiente ni un desarrollo particularmente verosímil.
El estimulante juego mental de El padre aquí se limita a una sucesión de conversaciones demasiado literales –con breves aciertos como la intervención de un Anthony Hopkins que se adueña de su escena-, brotes, reproches, incomprensión y flashbacks intermitentes de un día de verano y navegación en la infancia, pero no se esfuerza en meter las manos de lleno en las múltiples capas que debería entrañar el adolescente en cuestión, anotando algunas vías que no se desarrollan.
Y cuando uno avanza por su constante, algo plano y un tanto aburrido metraje, acaba topándose más con un culebrón vano que con un estudio de uno de los grandes males de nuestra sociedad, porque al final Zeller prefiere conseguir emoción a toda costa, en varios momentos sirviéndose de más de un truco barato que se ve a la legua, en lugar de autenticidad.
Hay momentos en los que la buena pluma de Zeller se deja ver, y el carismático reparto aporta luz al apagado relato, destacando sobradamente un Hugh Jackman maduro que deviene el máximo aliciente para proseguir con el visionado.
Como nota discordante a un elenco con una Vanessa Kirby que hace lo que puede con su desdibujado papel y una Laura Dern correcta, está Zen McGrath en el papel del hijo deprimido, irritante en una tarea que le viene grande.
Ciertamente, no es un cometido nada fácil tratar una materia de suma complejidad como la depresión, por su variabilidad y peculiaridad, y Zeller merece un cierto crédito por esta audacia, pero El hijo es un paso en atrás viniendo de los excelentes estándares que asentó en El padre a causa de un foco erróneo, trivial, y por momentos cercano a la manipulación emocional.
Buenas intenciones y apuntes con los que intentar construir una mirada propia como cineasta–como la imagen de ese hombre roto en brazos de una figura femenina protectora, en conexión con ese Anthony Hopkins llorando desconsoladamente reclamando a su madre en El padre-, para una ejecución fallida que necesitaba de un epicentro más cerrado.
Esperemos que sus futuras exploraciones consanguíneas resulten más satisfactorias, porque la madera y el savoir faire lo hemos visto previamente.