Drama | 117 min. | China | 2019
Título: El Lago Del Ganso Salvaje.
Título original: Nan Fang Che Zhan De Ju Hui.
Dirección: Diao Yinan.
Guión: Diao Yinan.
Intérpretes: Gwei Lun-
Estreno: 24/01/2020
Productora: Green Ray Films / Memento.
Distribuidora: Segarra Films.
Sinopsis
Después de que un traumático incidente desestabilice su vida familiar y su matrimonio con el tempestuoso coreógrafo Gastón (Gael García Bernal), Ema (Mariana Di Girolamo), una bailarina de reguetón, se embarcará en una odisea de liberación personal.
Crítica de Pepe Sapena:
El lago del ganso salvaje de Diao Yinan pertenece a la segunda oleada que nos está llegando del Nuevo Cine Chino. De entre todos esos filmes cabe destacar el anterior del propio Diao, Black Coal, y otros como Largo viaje hacia la noche de Bi Gan, La ceniza es el blanco más puro de Jia Zhangke, Hasta siempre hijo mío de Wang Xiaoshuai o An elephant still sitting del difunto Hu Bo.
Centrándonos en la nueva obra de Diao, cabe decir que son inevitables las reminiscencias al cine negro norteamericano y europeo, algo que se hace patente tanto en las formas como en el contenido del filme. Y es que la película parte de la huida de un delincuente tras el asesinato de un policía. Su principal aliada en el camino será una prostituta. La aventura está plagada de chivatazos, persecuciones, rivalidades y favores.
“ El lago del ganso salvaje bebe por tanto de ese imaginario colectivo establecido tiempo atrás en el Hollywood y en la Europa de los cuarenta, cincuenta y sesenta. También hay algo del cine de gangsters coreano y japonés".
El lago del ganso salvaje bebe por tanto de ese imaginario colectivo establecido tiempo atrás en el Hollywood y en la Europa de los cuarenta, cincuenta y sesenta. También hay algo del cine de gangsters coreano y japonés.
Si nos fijamos ahora en las maneras utilizadas por Diao Yinan, nos encontramos con un cuidado especialmente manierista, algo que se evidencia en las luces y sus colores, el uso de los neones, los juegos de espejos y de sombras, el esteticismo de algunos planos y de sus movimientos, las coreografías de los actores en algunas secuencias...
Todo ello recuerda de nuevo al cine de Lang, Welles y Melville, entre muchos otros. Si bien es cierto que en esta ocasión esa estética está llevada a un nuevo nivel, y no sólo por las mejoras técnicas de hoy en día sino también por el enfoque visual que está cobrando el Nuevo Cine Chino anteriormente citado.
Pero hay además algo en la obra que la diferencia de todas sus influencias, y es su oculto carácter político. China es un país donde no se goza de la misma libertad de opinión u expresión que en Occidente, y eso es algo que se plasma en su arte, el cual debe superar la revisión de ciertas instituciones para poder ser disfrutado. Ello provoca que, al igual que en el Nuevo Cine o Cine Metafórico Español, muchos cineastas disfracen ciertos mensajes dentro de sus obras para superar la censura.
En este caso hay dos secuencias que merecen especial atención.
La primera se divide a su vez en dos escenas y ocurre al principio del filme. Allí vemos una reunión de familias mafiosas en la que, utilizando un mapa, se reparten distintas calles de la ciudad donde robar motos. Después vemos otra concurrencia de personas, en este caso policías, quienes usando también un plano de la metrópoli se asignan diferentes zonas para buscar al delincuente huido. La equiparación entre unos y otros es evidente e irónica.
La segunda secuencia transcurre más adelante, cuando el fugitivo y su aliada se reúnen en el Lago del Ganso Salvaje. El lugar que vemos es pobre, sucio y cochambroso. Sin embargo, cuando la prostituta echa a andar pasa por delante de un enorme póster que anuncia una futura construcción. Esa imagen pronto abarca todo el encuadre, de forma que parece que el fondo es realmente esa ciudad imaginaria y dibujada, un sueño o una promesa que nunca se cumplirá, la China fantasma.
La figura de la mujer es a su vez tratada con mucha consciencia en esta obra. Y es que no hay pelos en la lengua a la hora de mostrar la realidad del país tal y como es en este aspecto: la mujer es menos que el hombre, prácticamente depende de éste para sobrevivir, los trabajos que realiza son pocos y simples, y en cualquier momento corre el riesgo de ser abusada.
Hay también otros dos momentos memorables a destacar. No se trata ya de secuencias con un contenido político o social tan claro y conciso, sino más bien de instantes mágicos y atmosféricos que nos sorprenden y nos atrapan. Uno de ellos es el registro del zoológico, plagado de silencios rotos por sonidos de los animales y de miradas de estas mismas criaturas que observan sin comprender. El otro sucede cuando el delincuente herido apunta con su pistola a un conjunto de periódicos pegados en la pared y las imágenes impresas en los mismos cobran vida.
De cara al final, el filme cobra un ritmo endiablado y genial que tiene uno de sus momentos culmines en la persecución laberíntica que se vive en el edificio de apartamentos. El misterioso y oscuro silencio que establece en el resto de la película explota a partir de entonces, iniciando una violenta y caótica espiral que terminará con un grupo de policías haciéndose ridículas fotografías con un cadáver. Todo ello se alarga para acabar con un plano que parece tener cierto mensaje esperanzador. Revista Encadenados.