El Rezador: La mano que mueve los hilos
El Rezador
Título original
- El Rezador
- Año
- 2021
- Duración
- 96 min.
- País
- Ecuador
- Dirección
- Guion
-
Tito Jara
- Música
-
Daniel Sais
- Fotografía
-
Carlos de Miguel
- Reparto
- Productora
- Coproducción Ecuador-Colombia-España;
Atefilms, El Médano Producciones S.L, HotelB Filmes, RTVE
- Género
- Thriller | Religión
- Sinopsis
- Un precario estafador se aprovecha económicamente de una niña que dicen tiene visiones de la Virgen María y a quien muchos consideran milagrosa. Junto a los padres de la niña, generará un negocio grande y lucrativo.
- CRÍTICA
Hoy se estrena en España, El Rezador, la segunda película del realizador ecuatoriano Tito Jara. Una coproducción entre Ecuador, España y Colombia, basada en una experiencia de Jara, quien fue testigo de un falso sacerdote en un funeral.
Este penoso acontecimiento, se convirtió en inspiración para la creación de El Rezador, una película que deja en evidencia que la incertidumbre, el miedo, y el fanatismo religioso se pueden convertir en puntos débiles, para que muchos estafadores logren manipular las inseguridades humanas a través de un falso poder de sanación.
Atanasio (Andrés Crespo) se gana la vida pretendiendo ser un sacerdote, después de haber fracasado en un negocio como “curandero” a raíz de la muerte de un niño que atendía, además tiene una deuda que debe saldar; su primo le comenta sobre una niña, llamada Gema que se comunica con la virgen, y así se inicia un desenlace que nos permite cuestionarnos hasta qué punto la codicia logra corromper a una persona, y utilizar a una pequeña como medio de sustento, no solo por parte de Atanasio, pues sus padres también se ven seducidos por el negocio lucrativo que se puede obtener a través del Don de Gema.
Una interesante propuesta cinematográfica que se desarrolla en un ambiente popular, donde el agua bendita, las imágenes religiosas, la añoranza de los milagros, los santos, la manipulación de masas y la sugestión mental, son elementos que se convierten en antídotos de nuestros temores y muchas veces nos aferramos a creencias para poder soportar y alivianar el dolor, y de paso acallar la incertidumbre.
También destaca el amarillismo de los medios de comunicación, y el deteriorado periodismo que le apunta más al rating y no la información, y que en muchas ocasiones conlleva a la histeria colectiva.
La película inicia con el final y por medio de un flashback nos internamos en el detrimento karmático de Anastasio, con una puesta en escena enmarcada por la penumbra donde sutiles rayos de luz embellecen las escenas cargadas de misterio y suspenso, y esa sensación de desasosiego porque es evidente que Jara nos quiere transmitir un mensaje acerca de la condición humana y la desmedida ambición; nos permite ver con claridad que el fanatismo religioso, y los medios de comunicación son como esa mano invisible que manipula los hilos, y nos priva del poder de discernir porque todo aquello que acapara masas nos convierte en seres manipulables, como una espacie de contagio, algo muy similar ocurre con las redes sociales, y los temas políticos o noticias que nacen de los escándalos del comportamiento errático de los famosos.
Idealizar o poner en un pedestal a otros siempre tendrá consecuencias que obnubilarán nuestra capacidad de seres pensantes, y Tito Jara hace un manifiesto muy acertado y bien elaborado con El Rezador, y el desastre que se genera a causa de una enfermiza ambición que se alimenta del lado más vulnerable de la humanidad.