Drama | 113 min. | Francia | 2017
Título: El Taller de Escritura.
Título original: L'Atelier.
Director: Laurent Cantet.
Guión: Robin Campillo, Laurent Cantet
Intérpretes: Marina Foïs, Mamadou Doumbia, Mélissa Guilbert, Mathieu Lucci.
Estreno en España: 18/05/2018
Productora: Archipel 35 / France 2 Cinema / StudioCanal / Ciné+ / Région Provence-Alpes-Côte d'Azur / Soficinéma 13.
Distribuidora: Golem.
Sinopsis
Antoine (Matthieu Lucci) está realizando un taller de escritura, donde se dedica a redactar relatos de novela negra junto a jóvenes marginados. Esta tranquilidad se ve turbada cuando comienzan a iniciarse conflictos entre los participantes del curso a la par que surgen relaciones románticas entre ellos.
Crítica
Poseedor de una trayectoría cinematográfica intachable y unánimemente aplaudido en algunes de sus anteriores películas “Recursos humanos”, “El empleo del tiempo”, “Regreso a Ítaca” o “La clase”, con la que logró la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2008, Laurent Cantet retrata de nuevo, en “El taller de escritura” (L’Atelier), a una franja de la actual juventud francesa, al tiempo que hace una reflexión sobre el desgaste social y cultural que afecta especialmente a esos chicos destinados, en principio, a un futuro difuminado en el horizonte.
Película de iniciación, retrato de grupo, historia coral de una generación perdida, personificada en los siete adolescentes –todos actores principiantes- representantes de la diversidad étnica y religiosa de la Francia actual.
Película de iniciación, retrato de grupo, historia coral de una generación perdida, personificada en los siete adolescentes –todos actores principiantes- representantes de la diversidad étnica y religiosa de la Francia actual, seleccionados para participar en un taller de escritura creativa, en el marco de un programa de inserción social, dirigido por una escritora consagrada (Marina Fois, la única actriz profesional del reparto). Narración de un verano en el que, como en toda agrupación social, se crean relaciones de poder, no falta el rebelde con causa y provocador, y aparecen las contradicciones y frustraciones de los adolescentes y las muchas incógnitas que se plantea la directora.
También hay en esta película mucha empatía por la humanidad en general, tensión sexual entre uno de los alumnos y la novelista y expresión de algunas cuestiones políticas candentes, como la presencia de un grupo de extrema derecha o las opiniones sobre racismo y terrorismo yihadista; y no falta la mirada a un pasado de luchas obreras, provocadas por el cierre del astillero veinticinco años atrás, cuando los personajes del filme no eran ni siquiera un proyecto.
Atacando una vez más los temas de más rabiosa actualidad, en este caso Francia en una encrucijada política y demográfica, con sutil inteligencia y un toque profundamente humanista, el cineasta francés ofrece una película que puede ser difícil de clasificar en términos genéricos, pero debería conectarse fuertemente con las multitudes de artistas y festivales que han admirado su trabajo anterior. Esta historia de una exitosa autora de novela negra que es invitada a un pequeño pueblo para hacerse cargo de un proyecto de escritura es en parte encuesta social, en parte documental político, con el potencial parpadeo de una historia de amor y el toque de un thriller.
A medida que avanza su trabajo, la discrepancia entre su mundo y la de su tutor se hace dolorosamente evidente, a pesar de todos sus esfuerzos por cerrar la enorme brecha. No menos visibles son las fisuras que separan a los jóvenes mismos, su comprensión respectiva de sus vidas y el único denominador común que todos comparten, el deseo de separarse de él, ya sea solo en la ficción que están a punto de escribir.
Cada estudiante desarrolla rápidamente una personalidad distinta propia, observada de cerca por la cámara. El más notable de los siete, Antoine (Matthieu Tucci), cuya conducta rebelde está constantemente en conflicto no solo con Olivia, sino con sus pares, será quien finalmente definirá toda la inquietud de un joven que intenta encontrar un lugar en una sociedad eso no reconoce su existencia.
Desde el principio de la película los personajes van conquistando al espectador, mostrando que el diálogo puede ser una herramienta tan peligrosa como cualquier otra, y que para herir basta con apenas usarla. Ellos muestran cómo dentro de un grupo pequeño la diversidad de ideas habla tan alto como en los grupos extremistas que abiertamente condenan. Otro punto que también se deja claro es la facilidad con que esas ideas pueden llegar al plano real y convertirse en acciones. Es en ese punto, que percibimos lo que realmente hace diferencia y aísla cada lado, separando una tragedia de un final feliz.
La simplicidad parece ser al final de cuentas y dadas las debidas proporciones, la base para una película exitosa. Por supuesto, contar una historia que retrata el verano en Francia, en una ciudad bordeando el mar, parece facilitar el trabajo, ya que el escenario majestuoso de rocas blancas y el mar azul parecen ser el marco perfecto para cualquier narración.
Inteligente, voluntarista, nos hallamos ante un loable trabajo al que le sientan muy bien sus continuas ambigüedades, esas por las que casi nunca sabemos que es lo que está pasando por la cabeza de unos protagonistas que intentan aprovecharse el uno del otro para complementar sus carencias afectivas y sobre todo narrativas. Un ejercicio de diálogo constante que plantea muchos interrogantes y muy pocas respuestas, y sobre el que sobrevuela esa “negrura” de la novela que deben escribir entre todos para que el taller se considere logrado.