Espaldas De Plata: Suenan tambores
Espaldas de plata solo necesita una estructura rectangular sin paredes y un portátil para retratara todo un país y sus numerosos tropiezos con la misma piedra. Tan solo necesita dos actores para representar a toda una sociedad atrapada por la luz de las pantallas y la falsa compañía de los servicios de streaming. Espaldas de platase vale de tres focos para criticar todas esas discusiones que surgen a raíz de colores y banderas. Es una obra de teatro que actúa como reflejo de España: Un país que por fin tiene un himno con letra, aunque todavía no preste atención al sonido de los tambores.
El teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa de Madrid es el escenario de la obra Espaldas de plata, una cita obligatoria en caso de que quieras explotar a carcajadas, desees hacer retrospección o te apetezca un coctel molotov de ambas. La obra teatral escrita, dirigida e interpretada por Xavo Giménez, acompañado en la tarima por Leo de Bari, estará disponible desde el día 10 de noviembre de 2022 hasta el día 24 de este mismo mes.
Haciendo uso de un humor irónico y genuino, Espaldas de plata propone a su público entrar en un juego de sombras y luces en el que todo los elementos en escena construyen un reflejo claro de la realidad. Que nombres fácilmente reconocibles de la cultura popular como lo son la cantante Marta Sánchez o la serie de Netflix, Gambito de dama, sean mencionados por los protagonistas no es casualidad.
El guión, la puesta en escena y el trabajo de luces y sonido van de la mano, colocando las baldosas estratégicamente para que el espectador se adentre en un camino de crítica social y reflexión entre carcajadas. Empresas publicitarias, políticos de un color y de otro e incluso el público allí presente, todo el mundo recibe un claro mensaje entre líneas: Nadie es perfecto, queda mucho por hacer.
Es necesario señalar las brillantes interpretaciones de Xavo Giménez y Leo de Bari, que permanecen la mayoría del tiempo en los zapatos de Walter y Fontana, aunque no tienen problema alguno por representar a gorilas, ancianos y camareros asiáticos sin el comodín de un telón o una caracterización concreta. Apostar todo a la actuación gestual y física como lo hacen ambos actores es de aplaudir cuantas veces hagan falta.
Las roturas de la cuarta pared y la implementación de un proyector que dinamiza el transcurso de la historia y, en ocasiones, se convierte en un alivio cómico dotan de personalidad a una obra única entre los cientos de remakes y refritos que podemos ver hoy día en escenarios o pantallas. Citando al personaje de Walter, “la gente ha pasado de masticar a sorber”. Sin duda alguna, Espaldas de plata contentará a aquellas cabezas pensantes que vayan a contracorriente y estén dispuestos a salir del teatro mordiendo de nuevo.