Animación | 100 min. | USA | 2019
Título: Espías con disfraz.
Título original: Spies In Disguise.
Dirección: Troy Quane, Nick Bruno.
Guión: Brad Copeland, Lloyd Taylor (Historia: Lucas Martell).
Intérpretes: Will Smith, Tom Holland, Masi Oka, Rashida Jones.
Estreno: 25/12/2019
Productora: Blue Sky Studios / Chernin Entertainment / 20th Century Fox Animation / 20th Century Fox.
Distribuidora: Disney Spain.
Sinopsis
Massachusetts, mediados del siglo XIX, después de la Guerra Civil en Estados Unidos. Decididas a vivir la vida según sus propias normas, las hermanas March, Meg (Emma Watson), Beth (Eliza Scanlen), Jo (Saoirse Ronan) y Amy (Florence Pugh), deberán enfrentarse al reto de llegar a la edad adulta. Las cuatro hermanas, guiadas por su madre la Señora March (Laura Dern) y avaladas por la fortuna de su Tía March (Meryl Streep), trabarán amistad con el vecino de al lado, un joven llamado Laurie (Timothée Chalamet), además de con Friedrich Bhaer (Louis Garrel), un profesor de origen alemán que animará a Jo a convertirse en escritora.
Crítica de Daniel Bernal:
Después de que la factoría Blue Sky nos trajese a nuestras pantallas títulos como Robots, Ferdinand o su obra más emblemática, Ice Age, llega estas navidades una película totalmente diferencial y distintiva al resto de las obras pertenecientes a esta productora que trabaja siempre a manos de 20th Century Fox; y es que, en Espías con disfraz podemos ver una estética que se asemeja más a cintas como la protagonizada por Mr. Increíble, Elastigirl, Ozono y compañía que a la propia saga de Manny, Sid y Diego. Esta nueva entrega ha querido parecerse más a Pixar y así abandonar la otrora animación que le caracterizaba. Ahora bien... ¿Es una acertada decisión? Personalmente, no lo creo, ya que con esta elección se va a conseguir que el público caiga en burdas comparaciones.
“Es amena, entretenida, disfrutable, y cuenta con unos personajes muy peculiares y característicos que hacen encarecer la obra".
Hay muchos aspectos que caracterizan a este largometraje. Podemos decir que es amena, entretenida, disfrutable, que cuenta con unos personajes muy peculiares y característicos que hacen encarecer la obra, y que tiene un fondo y un mensaje acertado para la época en la que vivimos. Antaño, ser friki estaba mal visto para la sociedad, pues suponía ser el bicho raro y desdeñable del que todos querían renegar. Ahora, en los tiempos que corren, podemos decir que ser friki está de moda y si no lo eres, bueno, eso que te pierdes. Y es que en esta película, el espía de altos vuelos Lance Sterling no podría hacer nada sin el peculiar y extraño científico Walter Beckett, interpretado por el joven actor Tom Holland; sí, lectores, todos necesitamos un friki a nuestro lado que nos guíe el camino a seguir.
En cuanto a la historia y narrativa de esta película, hay que decir que no vemos nada de otro mundo, peca de poca originalidad y carece de ese “plus” que se le suele pedir a las cintas de animación para que no sólo sirva como mero entretenimiento; y es que Espías con disfraz es eso: puro entretenimiento palomitero que únicamente va servir para pasar un buen rato en el cine con la familia en esta época tan significativa. No es una película que vaya a quedar para el recuerdo como sí que lo hizo Ice Age, siendo de largo la mejor de la filmografía de Blue Sky.
Con un arranque potente, presenciamos al apartado niño friki con su madre cuando era pequeño, vemos al villano prototipo de las películas de esta índole, contemplamos al héroe chulesco y simpaticón en acción… hasta ahí nada fuera de lo común. La cosa cambia cuando el espía interpretado por Will Smith tiene que huir del gobierno y confiar en el niño friki que justo instantes antes había despedido para poder destapar al villano que le ha suplantado su identidad. Y es que, al bueno de Lance no le queda otra que depender del pequeño inventor de extravagantes chismes debido a que se convierte en una paloma (o rata de cloaca, como él diría) sin poder volar ni enfrentarse a los peligros como él solía hacer. A partir de ahí, la historia se pierde en la monotonía o, porque no decirlo, en la carencia de momentos agudos y salerosos echados en falta en algunos instantes del largometraje. Aun así estamos ante una película que consigue cumplir su principal misión, que no es otra que distraer y evadir al espectador en la hora y cuarenta minutos que dura este metraje.
En conclusión, para el que escribe estas líneas, Espías con disfraz es una película que ha querido asemejarse más a cintas como Los Increíbles y rehuir de la producción vista en anteriores trabajos de la factoría, siendo esta una elección no muy oportuna por su parte. Estas navidades toda la familia disfrutará del espía de altos vuelos y su compañero de viaje con esta obra palomitera y disfrutable. Auguro gran taquilla, y es que estrenar una película de animación en esta época del año es una apuesta segura.