Le fils de Joseph: Se armó el Belén
Si hay un autor en la actualidad al que se le pueda definir usuando los adjetivos de libre, valiente o contracorriente ese es sin duda Eugène Green, que en cada película sigue demostrando un estilo único dentro del panorama cinematográfico y gracias a este ser uno de los creadores que mejor expresan la belleza y la verdad.
Comedia | 118min. Francia, Bélgica 2016
Director: Eugène Green
Guión: Eugène Green
Actores: Victor Ezenfis, Natacha Régnier, Fabrizio Rongione, Mathieu Amalric, Maria de Medeiros
Estreno en España: 13/01/2017
Productora: Coffee and Films / Les Films du Fleuve
Distribuidora: Paco Poch Cinema
Sinopsis
Vincent, un adolescente, crece con el amor de su madre, María, pero ella siempre se ha negado a revelar el nombre de su padre. Un día descubre que éste es un editor parisino egoísta y cínico, Oscar Pormenor. El joven tiene un plan de venganza pero su encuentro con Joseph, un hombre algo marginal va a cambiar su vida y la de su madre.
Crítica
Si hay un autor en la actualidad al que se le pueda definir usando los adjetivos de libre, valiente o contracorriente ese es sin duda Eugène Green que en cada película sigue demostrando un estilo único dentro del panorama cinematográfico y gracias a este ser uno de los creadores que mejor expresan la belleza y la verdad. eme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;}
Con Le Fils de Joseph se atreve a replantear los conocidos pasajes bíblicos del nacimiento del mesías y a relacionarlos con otros dentro del propio libro sagrado (gracias a la estructura capitular de la película) sin necesidad de recurrir a grandes simbolismos o encriptaciones, es más, no sería necesario conocer ninguno de estos pasajes para entender por completo el filme, gracias a la sencillez y la fuerza que las palabras que tienen en este.
Porque el cine de Eugène Green, y en esta película ocurre con en las anteriores, es un cine de la palabra, que no quiere decir que rechace a la imagen, que es también muy poderosa. Pero con su particular modo de rodar haciendo que los actores hablen directamente a cámara (algo impensable en cualquier manual o escuela de cine) consigue trasmitir en el espectador la normalidad y veracidad que el relato necesita para que empalicemos en pocos minutos con los personajes, ya que se crea un diálogo de tú a tú, entre estos y los espectadores, que nos convierte en cómplices de sus aventuras o de un crimen fallido como el que Vincent (Victor Ezenfis) intenta contra su verdadero padre interpretado por el siempre gesticular y estrambótico Mathieu Almaric.
Y lo mismo ocurre con esos primeros planos y planos detalle que pueblan la película a los que todos recuerda a Robert Bresson pero que también tienen algo de Ozu o de Michelangelo Antonioni, por no decir de una tradición más antigua y que no significan más que la propia intención del director de mostrar las cosas como son, lejos del momento de postal turística tan de moda en el cine actual.
Por no hablar de encantar con una digresión del relato donde nos invita a un recital dentro de un espacio sagrado, pero que lejos de ser un elemento pegado sin más dentro del filme, nos ofrece un tiempo de reflexión y contemplación de la belleza como ya lo consiguió en películas anteriores como La Religieuse Portugaise o La Sapienza