Flesh and Blood (Miniserie de TV)
Filmin (últ. incorporaciones) 21 de julio
Título original
- Flesh and Blood
- Año
- 2020
- Duración
- 60 min.
- País
- Reino Unido
- Dirección
- Guion
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Sarah Williams
- Música
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Dan Jones
- Fotografía
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Oliver Russell
- Reparto
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Imelda Staunton, Francesca Annis, Claudie Blakley, David Bamber, Russell Tovey, Lydia Leonard, Stephen Rea, Karan Gill, Mia Lloyd, Sharon Small, Ayden Beale, Grace Hogg-Robinson, Vincent Regan, Keir Charles, Lara Rossi, Pamela Nomvete, Clara Indrani, Stephanie Langton, Brian Bovell, Lachele Carl, Toni Beard, Maurice Sardison
- Productora
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Distribuida por ITV Studios Global Entertainment. Silverprint Pictures, Independent Television
- Género
- Serie de TV. Drama | Miniserie de TV. Crimen
- Sinopsis
- Miniserie de 4 episodios. La vida de tres hermanos se tambalea cuando su madre, que se acaba de quedar viuda, declara que está enamorada de otro hombre.
CRÍTICA DE DANIEL BERNAL
Fans de Las dos caras de la mentira, Malas compañías, Falsa amistad y demás títulos de la misma índole, estáis de enhorabuena. Ha llegado a Filmin una serie hecha para los que os encanta pasar una tarde de sábado en el sofá mientras veis vuestra peli de tarde. Y es que Flesh and Blood sigue el mismo esquema y una estética similar a un telefilm.
La miniserie británica emplea una fórmula mil veces vista y cuenta con una trama familiar convencional repleta de clichés, además de un guion muy manido; pero en el momento que la estás viendo, todo eso pasa a un segundo plano, ya que te olvidas de los desperfectos y la ves con gusto, como si estuvieras observando una ola plana y serena sentado en la toalla. La temporada consta de 4 capítulos, cuyo inicio parece adentrarte en una historia fría y criminal; no obstante, al finalizar la primera secuencia, cambia su tonalidad y, con ello, la serie se transforma en un engañoso drama.
Tres hijos temen por el nuevo noviazgo de su madre y no ven con buenos ojos este idilio después de haber muerto su padre tan sólo unos meses antes. Esta nueva pareja tiene un pasado oculto, y parece que este enamoramiento esconde un interés que va más allá del amor. Cada hijo tienen sus problemas: Jake (el único varón de los tres) mantiene relaciones con una señora mayor a cambio de dinero, es un ludópata que le ha dejado la novia y tiene una hija; Natalie está liada con un hombre casado, el cual parece jugar a dos bandas y, por último, Helen, que se verá confusa ante el comportamiento de su marido. Todas estas situaciones pueden parecer representativas y típicas de otros dramas habituales, y en efecto, las tramas son propias de un guion escrito por un robot. En esta obra, los personajes son encarnados por algunos actores de renombre en producciones británicas, asegurando así el éxito en su país. Pues si Flesh and Blood la hubiesen protagonizado rostros no conocidos, estaríamos hablando perfectamente de una serie que a día de hoy podría estar guardada en un cajón de Londres.
Al igual que la historia puede no resultar novedosa, el espectador sí que puede verse expectante ante el devenir de los acontecimientos, pues el misterio que envuelve a la serie es ínfimo pero enigmático, haciendo que el respetable quiera saber en todo momento su resolución, una resolución, por otra parte, repentina y sin fundamento. El título que nos concierne tiene un elemento semejante al visto en una de las series juveniles más exitosas de los últimos años (Élite), pues en cada capítulo se ve a los diferentes protagonistas dar explicaciones del crimen acaecido a las autoridades, consiguiendo con esto que pienses en muchas ocasiones de manera contradictoria.
En conclusión, para el que escribe estas líneas, Flesh and Blood es una liviana serie que hará las delicias al espectador que cada sábado y domingo se sientan frente a la televisión para ver su deseado telefilm. En esta ocasión, la plataforma bajo demanda Filmin cambia de aires y nos trae un producto totalmente alejado de las austeras, frías y violentas producciones que suele añadir a su catálogo. Esta miniserie cuenta con cuatro capítulos que se pueden disfrutar placenteramente en una tarde. También puede servir como una buena excusa para echarse la siesta.