Drama | 139 min | USA 2016
Título: Los hombres libres de Jones.
Título original: Free State of Jones.
Director: Gary Ross.
Guión: Irena Brignull (Novela: Antoine de Saint-Exupery).
Actores: Matthew McConaughey, Gugu Mbatha-
Estreno en España: 16/09/2016
Productora: Larger Than Life Productions / Route One Films.
Distribuidora: DeaPlaneta.
Sinopsis
Narra la historia real del granjero sureño Newton Knight y su extraordinaria revuelta armada contra el Ejército Confederado durante la Guerra de Secesión americana. Harto de luchar por los intereses de los más ricos, Knight desertó, se alió con otros pequeños granjeros y con la ayuda de los esclavos locales, lideró un levantamiento que llevó al Condado de Jones en Mississippi a independizarse creando el Estado Libre de Jones. Su matrimonio con una antigua esclava, Rachel, y su posterior construcción de una comunidad interracial, distinguieron a Newton Knight como una luchadora y controvertida figura en el contexto de la Guerra Civil americana.
Crítica
Que el título no nos lleve a engaño. Estos señores a los que se hace referencia no se tratan de los exnovios de la solterona Bridget Jones, de quien por cierto se estrena una nueva película esta misma semana, sino que hacen referencia a un nutrido grupo de renegados quienes, durante la Guerra de Secesión americana, se dedicaron a diezmar al ejército Confederado.
Estos valerosos e intrépidos hombres comandados por el rebelde granjero Newt Knight (a quien da vida el cada vez más mesiánico Matthew McConaughey) que vieron claro que el conflicto bélico no iba con ellos consiguieron mediante un sistema de guerra de guerrillas una defensa numantina de sus derechos básicos. Su lucha en la Guerra Civil yanqui tan sólo era para mantener el poder de los terratenientes que los esclavizaban, y vieron claro que su única opción era la de rebelarse contra todo y contra todos.
Estos hombres vieron claro que su única opción era la de rebelarse contra todo y contra todos.
El encargado de llevar a buen puerto este western épico-reivindicativo dirigiendo y firmando el guion es Gary Ross, quien alcanzara fama y prestigio en 2012 llevando a la gran pantalla la primera de las partes de Los Juegos del hambre. Ross ya había apuntado maneras con títulos como la reivindicable Pleasantville o la más flojita Seabiscuit, más allá de la leyenda, todas ellas más americanas que la hamburguesa con ketchup.
Ese puede que sea uno de los puntos menos atractivos de sus diferentes propuestas; aunque pueda parecer mentira al espectador europeo puede llegar incluso a incomodarle un tipo de films de marcado acento etnográfico. En Los hombres libres de Jones, por ejemplo, se nos explica un episodio que con total seguridad tocará la fibra de todos aquellos patriotas que lloran desconsoladamente en cuanto ven ondear la famosa bandera de las barras y estrellas.
Su mensaje de integración y lucha por la igualdad de todos los hombres es muy necesario.
Sí que es cierto que su mensaje de integración y lucha por la igualdad de todos los hombres es muy necesario en una época en la que personajes como Donald Trump amenazan con hacer saltar por los aires cualquier atisbo de racionalidad en el país de las oportunidades. Pero también es cierto que este tipo de producciones, por las fechas en las que se van estrenando, huelen un poco a oportunista en cuanto su inclusión en todos los premios que se empezarán a otorgar de aquí a nada.
Ahí tenemos al bueno de McConaughey dando una serie de discursos aleccionadores tipo sermón de esos que quedan estupendos cuando se cantan las nominaciones de los Oscars y todos los presentes aplauden a rabiar. No vamos a discutir lo buen actor que es, y ahí está la primera temporada de True Detective o su cadavérica composición en la también multipremiada Dallas Buyers Club para corroborarlo, pero es que no hay ni un solo personaje secundario que tenga la oportunidad de lucirse y hacerle la más mínima sombra.
En el haber de la función vale la pena destacar las escenas de tiroteos, donde la recreación fidedigna de cada batalla y escaramuza es digna de encomio, sobre todo aquellas que tienen lugar en los frondosos pantanos de Mississipi, y el último tercio del film, aquél que tiene lugar una vez acabada la contienda y en la que cuando los protagonistas creen haber alcanzado un grado de liberación suficiente para poder olvidar el horror vivido se dan cuenta de que en ocasiones el remedio suele ser peor que la enfermedad.
La banda sonora compuesta por el joven Nicholas Britell (La gran Apuesta) acentúa el dramatismo de la situación sufrida por estos desamparados que, como bien dice en un momento el personaje de Newton, no pertenecen ni a un bando ni a otro. Melodías tristes y folk desencantado invitan a disfrutar de un soundtrack donde se insertan elementos liberadores y líricos como ocurre en el tema principal, apiano, sencillo y claro.