Thriller | 127 min. | EEUU 2016
Título: Infiltrado.
Título original: The Infiltrator.
Director: Brad Furman.
Guión: Ellen Brown Furman (Novela: Robert Mazur)
Actores: Bryan Cranston, John Leguizamo, Diane Kruger, Amy Ryan.
Estreno en España: 16/12/2016
Productora: Broad Green Pictures / Good Films
Distribuidora: Fílmax.
Sinopsis
Basada en una historia real ocurrida en los años 80, narra cómo un policía estadounidense se infiltra en una banda de narcos colombianos. Para lograr ese objetivo, Robert Mazur (Bryan Cranston) se infiltrará junto Kathy Ertz (Diane Kruger), quien fingirá ser su futura esposa y Emir Abreu (John Leguizamo), un policía con métodos poco tradicionales para codearse con la cúpula de la organización criminal y ser parte de la mayor operación encubierta antidroga de la historia.
Crítica
De la misma forma en que Arnold Schwarzenegger pasó de ser el malo más malo en Terminator al buenazo en Terminator 2, el juicio final, Bryan “Heisenberg” Cranston ahora juega con el papel de agente honesto de la DEA y atrapa a los secuaces de Pablo Escobar, regando cocaína en Estados Unidos en la década del 80.
Si de algo tenemos que estar agradecidos a Cranston es por la serie Breaking Bad.
Si de algo tenemos que estar agradecidos a Cranston es por la serie Breaking Bad. Luego Hollywood se encargó de transformar esta nueva fórmula -capos narcos- para repetirla una y otra vez hasta el cansancio. Aquí, Cranston es víctima -otra vez, Godzilla (2014)– del regurgitar hollywoodense y es parte de una mezcla, mal lograda entre El Patrón del mal, Narcos, Breaking Bad y todos los thrillers con eje en el dinero, que hayan salido en el corto plazo, léase The Big Short (2015), por ejemplo.
El infiltrado no logra diferenciarse dentro de su propio género, no encuentra rumbos, complica las explicaciones sobre quién es narco, quién es banquero lavador de plata, quiénes se infiltran y quiénes son de los carteles colombianos, y jamás alcanza ese nivel ágil y atrapante que intenta generar desde la fotografía y las secuencias.
Cranston, de la mano de John Leguizamo (Kick-Ass, Bloodline) son los elegidos para infiltrarse como financista narco americano y contacto facilitador -léase el latino de la ecuación- entre americanos ricachones y latinos narcotraficantes.
Tanto Cranston como Leguizamo cumplen con sus papeles, fuera de contexto ambos tienen una performance por encima del film en su totalidad, pero como la película tira tanto para abajo, ambos se ven encasillados en sus estereotipos clásicos. Cranston, con su clásico amplio rango de emociones, pasa de tierno a furioso con mucha facilidad y Leguizamo en un papel casi calcado al de la serie Bloodline, que en vez de ser de los chicos malos pinchando policías es de los chicos buenos pinchando criminales.
En resumen, El infiltrado (2016) intenta meter una cantidad de información y personajes que no alcanza la cinta entera para aprender y entender y termina por no interesar. Sólo resta ver la cadena de clichés en que un policía se infiltra, tienen algunos problemas -de familia incluidos-, resuelven y logran su cometido y los chicos malos, en Hollywood, siempre pierden.