Drama| 110 min. |USA| 2018
Título: La Canción De Mi Padre.
Título original: I Can Only Imagine.
Director: Andrew Erwin, Jon Erwin.
Guión: Jon Erwin, Brent McCorkle (Historia: Alex Cramer, Jon Erwin, Brent McCorkle).
Intérpretes: J. Michael Finley, Dennis Quaid, Cloris Leachman, Madeline Carroll.
Estreno: 5 de abril.
Productora: Kevin Downes / Mission Pictures International / Imagine Rights / LD Entertainment / Toy Gun Films.
Distribuidora: European Dreams Factory.
Sinopsis
Bart Millard es el líder de la banda cristiana Mercy Me, que pierde a su padre por un cáncer. Este trágico suceso le inspira a escribir una canción que tiene gran éxito llamada I Can Only Imagine y en la que se inspira está dramática historia.
Crítica Firmada por Jesús Muñiz-Rimada
La canción de mi padre es una película dirigida por Andrew Erwin y Jon Erwin, directores de Coffee Shop y October Baby. Cuenta con un reparto formado por Dennis Quaid (La verdad, A cualquier precio), Cloris Leachman (El gurú de las bodas, The Comedian), Trace Adkins (El inocente, Lifted) y Madeline Carroll (Astro Boy, El super canguro).
La película es un convencional relato que siempre busca la manera de llevar al espectador por un camino preestablecido por el guionista,
En el año 2001 se conoció una canción titulada “I Can Only Imagine”, interpretada por la banda MercyMe, que se convirtió en la canción de rock pop cristiano más exitosa de la historia, esta película narra la historia de esa canción.
La canción fue compuesta por Bart Millard (J. Michael Finley), y la película se centra narrando la biografía de él, desde su atormentada niñez ante el abandono de su madre a consecuencia de su violento padre, un desubicado Dennis Quaid.
Pero todo mínimo logro es echado a perder ante la insistencia de tratar de evangelizar a través del último acto de la película, donde cualquier sutileza respecto al tema religioso es dejada de lado, remarcando su mensaje aleccionador y subrayando las bondades de seguir el camino que ellos proponen.
Así, lo que pretendía ser la historia de una canción termina siendo una convencional biopic con poco para rescatar (el personaje del manager), con personajes acartonados, el peor el interpretado por Quaid, diálogos rimbombantes y un mensaje aleccionador con el único fin de reclutar fieles más que espectadores.