Comedia | 111 min. | España 2017
Título: La Higuera de los Bastardos.
Título original: La Higuera de los Bastardos.
Director: Ana Murugarren.
Guión: Ana Murugarren (Novela: Ramiro Pinilla).
Intérpretes: Carlos Areces, Karra Elejalde, Jordi Sánchez, Pepa Aniorte.
Estreno en España: 24/11/2017
Productora: Blogmedia
Distribuidora: Festival Films
Sinopsis
La historia de un falangista reconvertido a ermitaño que queda atrapado al cuidado de una higuera después de sentir la mirada de odio de un niño de diez años, hijo de una de sus víctimas, que despierta en él la certeza de que cuando crezca, lo matará.
Crítica
Seguramente (porque no la he leído y no hago otra cosa que especular), en la novela “La Higuera”, del Premio Nacional de Literatura Ramiro Pinilla -que según dice la autora es el original sobre el que ha hecho la adaptación del guión de “La higuera de los bastardos”- los sádicos falangistas que en la guerra civil sacaban a “los rojos” de sus guaridas y les daban el paseíllo final, serán algo más auténticos que las caricaturas que protagonizan la última película de la directora y montadora navarra Ana Murugarren (“Esta no es la vida privada de Javier Krahe”, “Tres mentiras”).
Falangistas, requetés, el consabido cura y unos cuantos personajes más de la época negra del “movimiento nacional”, que encarnan en esta historia actores importantes de nuestro cine como Carlos Areces (Algo muy gordo), Karra Elejalde(Ocho apellidos catalanes), Jordi Sánchez (Señor, dame pacencia), Pepa Aniorte (Cuerpo de élite) y Ramón Barea(Fe de etarras), caricaturas de caricaturas adornados con todos los tópicos imaginables.
Presentada como un cuento, con narrador inicial en inglés, “La higuera de los bastardos”, donde se mezclan ideología, fanatismo y memoria desvirtuada, asesinos y hacedores de milagros, es un proyecto fallido sobre el personaje absurdo de un “iluminado” -inspirado también, siempre según la directora, en el loco que se niega a bajar del árbol en “Amarcord” de Fellini, y el Simón subido en su columna del desierto de Buñuel-, o, lo que es igual, que para redimirse el “malo” se tiene que pasar a la locura.
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