La voz humana
- The Human Voice aka
- Año
- 2020
- Duración
- 30 min.
- País
- España
- Dirección
- Guion
-
Pedro Almodóvar (Teatro: Jean Cocteau)
- Música
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Alberto Iglesias
- Fotografía
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José Luis Alcaine
- Reparto
- Productora
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Coproducción España-Estados Unidos; El Deseo, Filmnation Entertainment
- Género
- Drama | Mediometraje
- Sinopsis
- Una mujer pasa el tiempo mirando las maletas de su ex-amante, que la abandona para contraer matrimonio con otra mujer. Durante tres días, la mujer sólo sale a la calle una vez: para comprar un hacha y una lata de gasolina. Adaptación libre del monólogo teatral homónimo de Jean Cocteau.
- Distribuidora: Avalon
- CRÍTICA DE NURIA VIDAL
Esta semana rara entre las raras, me apetece hablar de una película hermosa, libre, diferente. La voz humana de Pedro Almodóvar.
29 minutos le bastan y sobran a Almodóvar para hacer una de sus mejores películas. La voz humana tiene la virtud de no perderse en esas historias paralelas que a veces entorpecen sus relatos, Aquí todo es claro, directo, afilado y brillante como un puñal pulido. Siempre he dicho que desde mi punto de vista, La ley del deseo y Mujeres al borde de un ataque de nervios son las dos mejores películas de Almodóvar. A ellas habrá que sumar esta voz humana que en realidad es una especie de spin off de las otras dos, o mejor aún, una revisión de ambas treinta años después.
La obra de Jean Cocteau aparecía en La ley del deseo, donde Tina, el personaje de Carmen Maura, la representaba en un teatro dirigida por Pablo Quintero, su hermano. En el libro que hice con Almodóvar en el lejano 1988, el director me explicaba por qué había escogido esa obra de teatro:
“La voz humana tiene la misma función que las canciones. No es solo porque me gusta y es un texto muy apropiado. La voz humana forma parte del diálogo de la película. He robado diálogos y los he puesto ahí, formando parte del guión. La voz humana es el grito desesperado de una mujer abandonada. Eso describe a Tina, que no es solo una mujer abandonada, sino que va de mujer abandonada. Si tuviera que poner su nombre y apellidos en el carnet diría: mujer abandonada por todos. Es algo que ella ha convertido en sus señas de identidad, y lejos de querer olvidarlas, quiere que la identifiquen. La obra también me sirve para explicar el personaje de la niña que es otra mujer abandonada por su madre. Además, a mí como narrador me sirve para que esas dos mujeres digan ¡no me dejes! en el momento en que aparece la que las ha abandonado.”
En ese mismo texto, Almodóvar definía a Tina como una mujer que está desesperada de los nervios. En la mezcla explosiva de La voz humana y los nervios desesperados, está el origen de Mujeres al borde de un ataque de nervios que no deja de ser una versión manchega de la obra de Cocteau:
“Un monólogo femenino en una situación única y límite resuelta a base de imaginación. Pensaba en una mujer sola, en una situación límite y en un decorado único llevándolo todo al punto más experimental posible, como un reto. El origen era La voz humana de Cocteau tal como la hacía Carmen Maura en La ley del deseo que me gusta mucho. Adaptando el texto me salían casi treinta minutos, por tanto tenía que hacer algo para ampliarlo. Creo que es realmente una versión de La voz humana, sin que se parezca y sin ser tributaria, porque no hay ni una sola frase de la obra. Sin embargo, estoy convencido de que si Cocteau la hubiera podido ver o leer el guión, habría pensado que era absolutamente fiel a su idea de la obra y de la soledad de esta mujer abandonada… Es curioso el proceso. Partiendo de La voz humana, ya no hay ni voz humana, ni monólogo, ni nada. Eso sí, hay una larga espera llena de cosas y el teléfono como elemento determinante… Tiene que quedar muy claro esa angustia de estar esperando que te llamen y que no suene el teléfono, estar esperando en vano, eso es horroroso.”
Todo lo que es La voz humana que se acaba de estrenar, está ya en estas líneas de 1988. En ese sentido el tiempo ha jugado a favor de Pedro y ahora se atreve a hacer una película experimental de 30 minutos, hablada en inglés, con una única protagonista tan abandonada como Tina y como Pepa, encerrada en un decorado que recuerda el de la obra en La ley del deseo, pero en realidad es una evocación del de Mujeres, con su terraza y sus plantas. Una puesta al día valiente y de una belleza deslumbrante en la que el papel de la niña de La ley lo asume un perro fiel y tan abandonado como la mujer de rojo, la mujer de azul, la mujer multicolor a la que da cuerpo élfico una hermosa Tilda Swinton que al final, como hacia Tina, destroza con un hacha el recuerdo de ese hombre que nunca vendrá y como hacia Pepa, le prende fuego al pasado del que resurge liberada. Un regalo que nos demuestra que Pedro Almodóvar es, cuando está en estado de gracia, un gran creador.