Comedia | 100 min. | España | 2017
Título: Las Leyes de la Termodinámica.
Título original: Las Leyes de la Termodinámica.
Director: Mateo Gil.
Guión: Mateo Gil.
Intérpretes: Vito Sanz, Berta Vázquez, Chino Darín, Vicky Luengo.
Estreno en España: 20/04/2018
Productora: Zeta Cinema / Atresmedia Cine / On Cinema 2017 / Televisió de Catalunya.
Distribuidora: Sony Pictures Spain.
Sinopsis
Manel (Vito Sanz) es un físico prometedor y algo neurótico. Un treintañero absorbido por su doctorado en astrofísica, y también por cómo lograr una relación estable con la mujer de su vida. Un día se cruzará en su camino Elena (Berta Vázquez), una cotizada modelo y actriz en ciernes, de la que se enamorará perdidamente y con la que empezará a salir. Será entonces cuando Manel se propondrá demostrarnos su teoría: su relación con Elena estaba determinada desde un principio por las mismísimas leyes de la física, aquellas que descubrieron genios como Newton, Einstein o los padres de la mecánica cuántica. Y especialmente por las tres leyes de la termodinámica.
Crítica
Hablar de una película es sacar a relucir multitud de elementos: estilo visual, actores, argumento, música, e incluso las emociones que nos provoca como espectadores. Sin embargo, el núcleo duro, lo que define las historias, es a la vez lo más sencillo y fundamental de todas ellas: su tema. Éste, que puede ser reducido muchas veces a una palabra o un escaso conjunto de ellas, es lo que acaba conectando con cada uno de los seres individuales que habitan la sala.
Mateo Gil, guionista y director de Las leyes de la termodinámica, seguramente escribió una historia cercana a la comedia romántica.
Porque los temas son comunes, son ideas que compartimos, sobre las que todos reflexionamos y acerca de las cuales los artistas quieren expresar sus ideas de diferentes formas. He aquí la segunda palabra clave del asunto, pues, al final, fondo y forma son una excelente manera de analizar cualquier obra audiovisual, especialmente aquellas que tratan de distanciarse de la línea que otras han seguido en su proximidad de género o argumento.
Las leyes de la cinematografía
Mateo Gil, guionista y director de Las leyes de la termodinámica, seguramente escribió una historia cercana a la comedia romántica. Una trama que unía una serie de eventos vividos por personajes que ya hemos conocido en este género, como el tipo encantador, pero menos atractivo, su contrapartida clásica en forma de amigo mujeriego, y la chica objeto de deseo. La historia se dispara, como ya es canon, con el chico conoce chica, a la forma más tradicional, accidental y funcional de todas: el choque fortuito en la calle. Lo que viene después no lo desvelo por ser el resto de la película y por ser innecesario cuando ustedes ya lo habrán visto y leído en otro sinfín de relatos.
Llegados a este punto el director parece querer distanciarse de esa estructura clásica, y utiliza una hábil ocurrencia que barniza todo este sarao de amores y desamores tan trillado: divide la trama en varios segmentos, altera el orden temporal para evitar la previsible linealidad de sus hechos y, como colofón, lo viste de forma burlona y deliberada de “documental” sobre las famosas leyes de la física mencionadas en su título.
Para ello utiliza una convención del género como son las entrevistas a expertos, que cuentan una serie de informaciones que, hábilmente, se relacionan y explican lo que vemos en las vidas de nuestros protagonistas. Todo esto, unido a otra serie de recursos formales menos asiduos de la pantalla plateada (los grafismos, la pantalla partida y los juegos con la velocidad de las escenas) otorgan un estilo particular y fresco al relato original.
¿Qué es Las leyes de la termodinámica?
La respuesta es sencilla y compleja a la vez. La forma fácil de decirlo es que es una película sobre las relaciones. Este es su tema, las relaciones (de amor) entre las personas, y lo que hace o no que éstas funcionen.
Éste es el eje sobre el que pivota todo el argumento, y sobre el que la película reflexiona y quiere hacer reflexionar al espectador. La trama, con ciertas salvedades, ya nos la han contado muchas otras películas, y en este caso sería más que previsible de no ser por la alteración temporal y el juego formal anteriormente mencionado que nos propone su director.
Lo complicado es darse cuenta de lo que pretende ser, pues acaba convirtiéndose en un producto que no funciona como comedia romántica, echando el freno siempre que el tono parece querer irse hacia lugares más hilarantes (y esto se nota, especialmente, en los actores), y tratando de quedarse en un terreno más realista y, quizás en este caso, más insulso.