Crítica de Daniel Bernal
Sin duda, estamos viviendo la época dorada de las series; no hay día que no haya un canal de televisión o plataforma digital que no estrene una. Si a esto le añadimos que cada temporada sale al mercado una nueva plataforma, nos queda un panorama tan diverso como insostenible, pues es materialmente imposible que el público pueda ver todas las series ofrecidas por las distintas empresas que compiten en una lucha cada vez más feroz por atraer a los televidentes a su catálogo. Por todo esto, se hace cada día más patente la necesidad de hacer series originales y distintivas que marquen la diferencia con la competencia.
Entre estas, hay algunas pocas que no sólo ofrecen algo fresco e innovador, sino que consiguen trascender a su propio país de origen y llegar a audiencias internacionales. Un ejemplo claro de ello es Skam, serie noruega del año 2015 que retrataba de forma natural, casi dogmática, la vida cotidiana de los adolescentes noruegos y cuyo formato fue vendido en 2018 a múltiples países: Holanda, Alemania, Italia, Francia y España. Al parecer, la serie que nos atañe, Match, también noruega, va a correr la misma suerte; y es que, a pesar de lo reciente de su estreno (desde su lanzamiento en 2018, podemos disfrutar de dos temporadas), el formato de la serie dirigida por Martin Lund y Liv Karin Dahlstrom ya ha sido vendido a decenas de países. Ingredientes para ello no le faltan: una duración muy asequible para el público general (13 minutos por episodio), un ritmo trepidante, unos personajes totalmente universalizables, una historia muy entretenida y, sobre todo, un guion verdaderamente original: en cada capítulo veremos el día a día de una pareja noruega retransmitida en todo momento por unos comentaristas a modo de partido de fútbol, siendo cada episodio un partido que el protagonista Stian deberá ganar. Así pues, deberá enfrentarse a infinidad de conflictos cotidianos, tales como mantenerse despierto después de una larga fiesta e impedir que las pizzas que mete en el horno se quemen, cotillear el móvil de su pareja sin que esta se entere, evitar que Mia, su novia, coincida en su piso con un rollo de una noche y, sobre todo, mantener en pie su relación sentimental: el gran objetivo de nuestro protagonista a lo largo de la serie.
En definitiva, para el que escribe estas líneas, tenemos entre manos una serie indudablemente original y muy divertida que mantendrá al público pegado a la pantalla en cada uno de sus minutos, pues se sentirá identificado con los personajes, que, aunque noruegos, viven situaciones totalmente extrapolables al espectador de a pie de cualquier país occidental, y se reirá con muchos de los chispeantes momentos que la serie nos ofrece. Y es cierto que desde las repeticiones que se suceden a lo largo de los capítulos hasta el ambiente sonoro de fondo, la serie emula a un partido de fútbol, pero no será necesario ser un fanático del balompié para disfrutar de Match, una obra que, debido a su frescura y su argumento sin parangón, será adaptado a múltiples países. Sólo queda recomendarla y animar a nuestros lectores a que la vean antes de que la copien hasta en la ciudad de Cincinnati ¡No esperes a que te metan un match point!.