Drama | 107 min. | EEUU 2016
Título: Marea Negra.
Título original: Deepwater Horizon.
Director: Peter Berg.
Guión: Matthew Sand, Matthew Carnahan
Actores: Mark Wahlberg, Kurt Russell, Joe Chrest, Brad Leland.
Estreno en España: 11/11/2016
Productora: Aleph Media / Televisión Abierta / A Contracorriente Films / Magma Cine
Distribuidora: A Contracorriente Films
Sinopsis
Basado en los eventos sucedidos en el Golfo de México en abril del 2010, cuando un accidente en un oleoducto causó una catástrofe que mató a 11 personas e hirió a otras 16, provocando además una de las catástrofes medioambientales más graves causadas por el hombre.
Crítica
En su “modalidad catástrofe”, Hollywood suele balancear el tono pomposo chauvinista y el espectáculo pirotécnico, algo así como los dos extremos de un mismo concepto que gira alrededor de la lucha por la supervivencia: mientras que el discurso y los emblemas patrioteros obedecen a la celebración del mercado local y al fetiche del país del norte con eso de interpretar a toda gesta como una epopeya que reivindica a los estadounidenses, el cúmulo de secuencias de acción -en cambio- se corresponde a la dosis de adrenalina que reclama el género y a los intereses más “neutrales” del resto del globo.
Ahora bien, casi siempre los esfuerzos por equilibrar los tantos duran poco ya que el asunto en su conjunto tiende por regla general hacia el sermón pronorteamericano y así la experiencia termina socavando lo que podría haber sido un retrato sincero de la debacle de turno y sus efectos.
Marea negra es un exponente más que sensato de cine catástrofe.
La racha negativa de antaño se corta con Marea negra, un exponente más que sensato de cine catástrofe, una creación que se mueve cómoda en la línea divisoria entre las banderitas yanquis y la sucesión de explosiones y derrumbes. El opus de Peter Berg -un director un tanto errático que viene de entregar El único superviviente, un film potable de derecha- da un paso más allá dentro del esquema clásico del género y se mete de lleno en un obrerismo seco para la demarcación de los protagonistas
Para aquellos que no lo sepan, vale aclarar que hablamos de una propuesta que focaliza la trama en un hecho verídico que aconteció en 2010 en la plataforma petrolífera del título, un episodio nefasto que derivó en la muerte de trabajadores y en millones de galones de crudo vertidos en las proximidades de la costa de Louisiana. Mike Williams (Mark Wahlberg), el jefe de mantenimiento, es uno de los primeros en avisar sobre la multitud de inconvenientes técnicos, a lo que se suma Jimmy Harrell (Kurt Russell), el encargado del emplazamiento, en este caso alertando acerca de la ausencia de revisiones y pruebas obligatorias antes de comenzar a operar. Donald Vidrine (John Malkovich), un portavoz de la empresa, no sólo hace oídos sordos sino que además empuja el reloj hacia el funcionamiento de la plataforma sin otros elementos en consideración más que la inversión y los días de retraso acumulados.
De las dos vertientes formales más recurrentes en este tipo de películas, léase la de ofrecer la desgracia al inicio para luego concentrarse en el recorrido de las víctimas entre los escombros y la de entregarnos una primera mitad de desarrollo de personajes y una segunda parte de cataclismo condensado, Marea negra se sube a esta última opción y lo hace con eficacia porque todos los trabajadores cuentan con cierta carnadura dramática que nos impulsa a acompañarlos sin sentirnos forzados por los caprichos de la estructura del relato o sus clichés.
Wahlberg en especial está muy bien y ratifica aquello de que cuando le arriman un personaje enmarcado en la seriedad y un registro naturalista, el señor cumple y se sale de ese tono cómico desaforado y bobalicón de algunas obras mediocres. En síntesis, Berg consigue una progresión lúcida que nunca menosprecia la inteligencia del espectador porque enfatiza la mundanidad de sus protagonistas, diagrama escenas que no abusan de los CGI y hasta se da el gustito de denunciar la ceguera y negligencia de los burócratas que el capitalismo cría a pura compulsión, hoy “padrinos” de un desastre tutelado por la codicia…