CRÍTICA DE CINE

Mentes Maravillosas: El arte de hacer una buena road movie

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Mentes maravillosas

Próximos estrenos España 13 de mayo

Título original

Presque 
Año
Duración
92 min.
País
 Francia
Dirección

Bernard Campan

Guion

Bernard Campan, Alexandre Jollien

Música

Niklas Paschburg

Fotografía

Christophe Offenstein

Reparto

Bernard CampanMaryline CantoLaëtitia EïdoAlexandre JollienTiphaine DaviotJulie-Anne RothLa CastouAnne-Valérie PayetSofiia ManoushaMarie PetiotMaurice AufairRoméo HenchozJoachim Chappuis, ver 6 más

Productora

Pan Européenne Production, France 3 Cinéma, Apollo Films

Género
Comedia | Comedia dramáticaDiscapacidadRoad Movie
Sinopsis
Louis dirige una funeraria. Soltero empedernido, vive dedicado a su trabajo. Por una casualidad de la vida, un día se cruza con Igor, un espíritu agudo en un cuerpo minusválido a causa de una parálisis cerebral. Igor reparte verduras ecológicas mientras pasa su tiempo libre leyendo a Sócrates, Nietzsche y Spinoza. Juntos emprenderán un viaje en el coche fúnebre de Louis para transportar el cuerpo de la difunta Madeleine al lugar donde debe ser enterrada. En este recorrido salpicado de encuentros, Louis e Igor irán conquistando la libertad sobre la mirada de los demás y aprendiendo a amar la vida tal y como llega, liberándose de uno mismo.
 
CRÍTICA

En Francia le tienen cogido el toque a las comedias distendidas. Muchos supuestos “entendidos” de cine dicen eso de “vista una, vistas todas” y razón no les falta, porque los giros, tratamientos, trompos de guion y personajes siguen un mismo patrón muy marcado. 

Sin embargo, eso no debe echarnos para atrás. Que existan elementos repetitivos en películas del mismo corte, marca un subgénero, y si os gusta el subgénero de comedias ligeras francesas, “Mentes Maravillosas” es una apuesta segura.

Desde el inicio encontramos dos personajes casi casi arquetípicos ya: El hombre materialista y desilusionado, que no tiene una situación mala, pero no espera nada de la vida. Ese papel le sienta de maravilla a “Bernard Campan”, también director y co-guionista de la cinta.

Campan, en la piel del conductor de funeraria Louis Caretti, aportará ese amargor inicial a la cinta, con un personaje apagado y desencantado. En contraposición encontraremos a Igor Parat, interpretado por Alexandre Jollien (también co-guionista). Igor es un repartidor de verduras ecológicas. Sufre una parálisis cerebral y, al contrario que Caretti, tiene pasión y curiosidad por la vida, lee filosofía y busca conocer a gente nueva en cada ocasión.

Tras un incidente en el que ambos caminos se unen, Igor se esconderá en el coche funerario de Garret, siendo así polizón de un viaje de trabajo del desanimado enterrador. Una vez descubierto, consigue convencer al conductor de que le deje acompañarlo.

Es en estas situaciones donde la película tiene más interés. Los diálogos dentro del coche de los dos protagonistas son elocuentes y equilibrados, tocando (sin pasarse) casi todos los temas importantes. En eso parecen ser maestros los cómicos franceses: sacar humor sencillo sobre grandes temas de la vida. Si Louis Caretti es materialista, hosco y desanimado, Igor le va desmontando poco a poco la armadura de pasividad, a base de frases de filósofos, ocurrencias o su propio ejemplo. Entre ambos personajes se crea un conflicto entre monotonía y curiosidad, rutina y superación.

A la mezcla se unen personajes secundarios que, con papeles más o menos fugaces, aportan riqueza y variedad al metraje, dando oxígeno a la road-movie.

La película es una verdadera lección de cine, no en el sentido rompedor o novedoso, más bien todo lo contrario: Todos los elementos vistos en ella son recurrentes en obras similares pero Campan y Jollien, conocen las reglas del juego y las utilizan lo mejor que pueden para dar el mensaje que quieren dar: Que la vida es más que un trabajo, que el humor nace de superar la tragedia y que la filosofía es como el cine: siempre nos dice algo que desconocíamos de nosotros mismos.