Mi vida con Amanda
- Título original
- Amanda
- Año
- 2018
- Duración
- 107 min.
- País
- Francia
- Dirección
- Mikhaël Hers
- Guion
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Maude Ameline, Mikhaël Hers
- Música
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Anton Sanko
- Fotografía
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Sébastien Buchmann
- Reparto
- Vincent Lacoste, Isaure Multrier, Stacy Martin, Ophélia Kolb Kasapoglu, Marianne Basler, Jonathan Cohen, Nabiha Akkari, Greta Scacchi, Bakary Sangaré, Claire Tran, Elli Medeiros, Zoe Bruneau, Lily Bensliman, Raphaël Thierry, Leah Lapiower, Luke Haines, Lawrence Valin, Carole Rochet, Jeanne Candel, Lisa Wisznia, Missia Piccoli, David Olivier Fischer, Christopher Koderisch, Lennart Zynga
- Productora
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Nord-Ouest Production / arte France Cinéma / Pyramide Films / MK2 Films / Canal+ / Ciné+ / La Banque Postale Image / Sofica Manon 8 / CNC / Région Languedoc-Roussillon-Midi Pyrénées
- Género
- Drama | Familia. Terrorismo
- Sinopsis
- David es un joven de 20 años de París que se dedica a vivir el presente. Se gana la vida con pequeños trabajos, y evita tomar decisiones que le comprometan. Es solitario y soñador. Un día se enamora de Lena, una vecina que acaba de llegar. Pero el tranquilo transcurso de su vida estalla de pronto cuando su hermana mayor muere brutalmente en un atentado. David es la única persona que se puede hacer cargo de Amanda, su sobrina de siete años.
- CRÍTICA FIRMADA POR MIGUEL ROBLES
La familia es el "tie-break" de nuestra vida La pelicula de Mikhael Hers se situa contiguamente a la comedia "Sin Rerservas" al estilo parisino con un paralelismo lejanamente imaginario a "La Tumba de las Luciérnagas"
En el transcurso final de esta continentalizada desescalada a nivel europeo, la sociedad ha tenido la oportunidad de reflexionar acerca de lo que en un pasado no tan lejano estuvo acostumbrado a hacer y con el paso de unas semanas dejó de tener. Ante la materialidad de su existencia y la repentina escasez de la misma, esas personas se dieron cuenta que lo que permaneceno son las cosas que se adquieren, sino lo que está adherido.
La propuesta francesa que viene con dos años de retraso a las diversas plataformas se convierte en una oportunidad cinéfila independiente para el desarrollo de este contenido narrativo más que en apariencia por las formas de su realizador. Delimitado a la corriente humanista del país de origen, su puesta en cámara se define por una impronta ordenadamente lineal, que marca un sentido orgánico entre la ficción en pantalla con un profunda realidad ante los ojos de los protagonistas.
Su premisa tan dificultosa de representar visualmente con sinceridad es adoptaba con una sutil sensibilidad, no tomando un camino pantanoso condicionado a la sensiblería que caracterizaría un film en consecuencia a una fuente de lágrimas melodramáticamente injustificado. Su dirección podría no estar encasillada en las miras de un autor de vanguardia, pero su finura a la hora de plasmar la contraparte de la madurez con la inocencia infantil en las trasposición de planos resulta de una solvencia llena de inteligencia, demostrando el entendimiento del completo lenguaje cinematográfico.
En sus casi dos horas de metraje, "Mi vida con Amanda" denota de una capacidad sorprendente: la dificultad de lograr un acomodamiento emocional del público a los sucesos de una pavorosa veracidad (el terrorismo en una de las capitales de Europa) a través de la empática vía de una ligera y puntual comedia, tan perspicaz como el drama humano interno que desgarra con invisible tenuidad y caracteriza el resto equilibrado del metraje.
Su efectiva carcajada, además de suponer un alivio para el espectador, le permite constituir un rasgo adyacente y distintivo a la cartelera (en estos días virtual). Porque detrás de la sonrisa tímida de Amanda se esconde una sencilla y reveladora película que da cabida a la abstracción de conceptos universalemente tangibles como la familia, y sus lazos inquebrantables que incluso en los momentos más inoportunos perpetuan. El elemento deportivo jugará un papel metafórico a toda la temática que en su final provocará la emoción más primaria del espectador.