Miles ahead: Tirad sobre el trompetista
Desde su puesta de largo clausurando el Festival de Cine de Nueva York del año pasado Miles Ahead desde luego no ha pasado desapercibida. Los que la admiran la han situado en un pedestal, mientras que los detractores han afinado sus plumas y la han dejado a la altura del betún.
Título: Miles Ahead.
Título original: Miles Ahead.
Director: Don Cheadle.
Guión: Steven Baigelman, Don Cheadle.
Actores: Don Cheadle, Ewan McGregor, Austin Lyon, Morgan Wolk.
Estreno en España: 29/07/2016
Productora: Bifrost Pictures / Crescendo Productions
Distribuidora: Sony Pictures Spain
Sinopsis
Biopic basado en la vida del compositor y trompetista Miles Davis, quien con más de cincuenta años de carrera a su espalda se consolido como un gran representante de la música jazz del siglo XX. Caracterizado por ser una persona siempre en busca de nuevas formas de expresión y en constante evolución, participó con fuerza en los distintos movimientos, desde el bebop, pasando por el cool y las vanguardias, hasta llegar a una fusión única con el rock. Con su característica trompeta, y dejándose llevar por los teclados, Davis conquistó y explotó un género musical para el cual estaba destinado gracias a su talento innato. Una historia que retrata un viaje a través de la música sobre el descubrimiento personal y el límite sin fronteras de la imaginación.
Crítica
Desde su puesta de largo clausurando el Festival de Cine de Nueva York del año pasado Miles Ahead desde luego no ha pasado desapercibida. Los que la admiran la han situado en un pedestal, mientras que los detractores han afinado sus plumas y la han dejado a la altura del betún. Las premisas que rodearon al proyecto también estuvieron jalonadas de ambigüedades: Don Cheadle, quien aquí ejerce múltiples tareas de dirección, actuación, escritura de guion y producción (lo que se podría llamar un proyecto personal, vamos, o como dicen en nuestra tierra, un Juan Palomo…) nunca se interesó por la vida del controvertido músico de jazz Miles Davis.
Resulta que mientras pujaba por hacerse con el protagónico del biopic pugilístico Alí, que al final fue a parar a Will Smith, la gente empezó a resaltar su parecido físico con el artista, recibiendo una oferta por parte de la familia del difunto músico en la que resaltaban que tan sólo él podría llevarlo a la gran pantalla. Al final el actor que nos asombrara con actuaciones tan aplaudibles como las que realizó en Hotel Rwanda o Crash se lió la manta a la cabeza y durante una década estuvo preparando el que, en teoría, debía de ser el papel más importante de su carrera.
Don Cheadle estuvo preparando el que, en teoría, debía de ser el papel más importante de su carrera durante una década.
Y una vez vista Miles Ahead lo cierto es que las contradicciones siguen estando ahí, como si todos los artífices de la obra no hubieran tenido claro en ningún momento el rumbo adecuado para conseguir que este extraño biopic alcanzara cotas tan remarcables como las conseguidas en otras películas con el mundo del jazz como protagonista tipo Bird o Alrededor de la medianoche. Lo que sí se puede afirmar sin temor a equivocarnos es que Cheadle rehúye en todo momento del vademécum que suele rodear a las películas biográficas al uso. En la película no vamos a encontrar un relato hagiográfico donde se nos canten las excelencias de la vida y obra de Miles Davis. Muy al contrario, arranca en un momento en el que el autor se halla en un estado de desahucio bastante considerable: las drogas, el alcohol y sobre todo la falta de inspiración han hecho de él un hombre huraño y bastante acabado para la vida moderna.
El film gana enteros en sus diversos flashbacks en progresión.
Vive del recuerdo hacinado en su piso y aunque se supone que ha compuesto una obra magna que le hará reverdecer viejos laureles y que guarda como oro en paño en un cajón no será hasta que aparezca por su morada un intrépido reportero que busca el notición del regreso de la estrella que no empiece a interesarse por salir del agujero donde languidece. Un Ewan Mc Gregor de peinado setentero imposible, se pone en la piel del periodista (Don Cheadle ha afirmado en algunas entrevistas que la única razón por la que contrató al afamado intérprete escocés fue por su buena prensa de la que goza fuera de EEUU) que acompañará al músico en una especie de buddy movie nocturna donde se cruzarán con gangsters, codiciosos productores musicales y hasta con un diamante en bruto que toca la trompeta como los ángeles. Esta parte es la más floja de un film que gana enteros en sus diversos flashbacks en progresión, aquellos que nos explican las razones que llevaron al maestro a comenzar su particular descenso a los infiernos.
Tampoco es cuestión de pedirle peras al olmo a un realizador que recién debuta en el terreno de la dirección de largometrajes (antes tan sólo se había atrevido a ponerse tras las cámaras en un cortometraje y en cuatro capítulos de la exitosa serie de televisión House of Cards). Quizás la empresa le haya resultado un tanto grande y debería haber comenzado por algún trabajo que no despertara tanta expectación, pero desde luego no vamos a desdeñar una producción que, pese a sus altibajos, mantiene todo su interés formal (el guion ya es otro cantar, y eso que están acreditados hasta cuatro guionistas distintos) durante casi todo el desarrollo argumental (salvo cuando quieren emular a aquellos capítulos catódicos de series setenteras como Starsky y Hutch, Los Ángeles de Charlie o el mismísimo Kojack.
Por último, destacar la labor de dirección de fotografía del experimentado Roberto Schaefer, un artesano en la materia con títulos a sus espaldas tan reseñables como El chico del periódico y Más extraño que la ficción y por supuesto la magnífica banda sonora, trufada de melodías compuestas e interpretadas por Miles Davis a lo largo de su impresionante carrera artística. ¡Ah!, y no hay que perderse la soberbia actuación que acompaña a los títulos de créditos finales.