Morbius
Título original
- Morbius
- Año
- 2022
- Duración
- 109 min.
- País
- Estados Unidos
- Dirección
- Guion
-
Matt Sazama, Burk Sharpless. Cómic: Gil Kane, Roy Thomas
- Música
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Jon Ekstrand
- Fotografía
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Oliver Wood
- Reparto
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Jared Leto, Matt Smith, Joseph Esson, Adria Arjona, Jared Harris, Tyrese Gibson, Corey Johnson, Michael Keaton, Bentley Kalu, Charlie Shotwell, Archie Renaux, Tom Forbes, Clara Rosager, ver 6 más
- Productora
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Marvel Entertainment, Sony Pictures Entertainment (SPE)
- Género
- Terror. Fantástico | Vampiros. Cómic. Marvel Comics
- Grupos
- Spider-Man
- Sinopsis
- El Doctor Michael Morbius (Jared Leto) es un bioquímico que sufre una extraña enfermedad en la sangre. Al intentar curarse y dar una respuesta a su trastorno se infecta sin darse cuenta con una forma de vampirismo. Tras la cura, Michael se siente más vivo que nunca y adquiere varios dones como fuerza y velocidad, además de una necesidad irresistible de consumir sangre. Trágicamente convertido en un imperfecto antihéroe, el Doctor Morbius tendrá una última oportunidad, pero sin saber a qué precio.
- CRÍTICA
Hace 22 años, un M. Night Shyamalan en plena forma filmó una sorprendente película de superhéroes humanista que introducía como pocas veces se ha visto la cuestión moral del héroe y el villano, una dualidad que se retroalimenta y de imposible existencia en ausencia de una de las dos figuras. El protegido elevaba un género considerado de mero entretenimiento al exponer toda la filosofía que entraña este tipo de personajes e historias, pero sin renunciar al esparcimiento ni a lo trepidante. Ahora mismo, habiendo asistido a otras lecturas adultas como los Batman de Nolan, Matt Reeves o incluso ese crepúsculo de Lobezno en Logan (James Mangold, 2017), y curtidos en todas las batallas de MCU o DC, llega este Morbius que, en su oscuridad, también tiene en su núcleo estos temas que formaron parte de la cinta de Shyamalan.
Obviando la metanarrativa de El protegido, Morbius igualmente expone personas atípicas que devienen héroes. O héroes que se transforman en villanos. Tomando como protagonista a un enfermo como el dr. Morbius, quien aspira a burlar la mortalidad, se vuelve a poner en valor que, ante un gran poder, la decisión de ser un héroe o un villano es responsabilidad de uno mismo, más allá de lo que la sociedad pueda corromper. Este tipo de dilemas subyacen en la historia de Morbius, pero el film de Daniel Espinosa no se atreve a explorarlas de ninguna forma, echando a perder todo el potencial de revivir estos debates éticos que gente como Shyamalan tan bien puso sobre la mesa.
Y no se puede decir que Morbius no tuviera un resquicio para apostar por ese camino, ya que empieza dignamente en su presentación, tópica, pero con algún atisbo de humanidad en la que se espera ahondar. Sin embargo, rápidamente desestima profundizar en la complejidad de unos personajes a priori jugosos para entregarse a la acción y a la trama sin unos mínimos de autenticidad. La incapacidad para caracterizar bien a sus criaturas las aboca a la planicie más inane, impidiendo cualquier tipo de conexión con el espectador. Por esto, Morbius se siente más ajena al público que sus personajes a lo ordinario, desaprovechando una trama científica para adelgazar al cúmulo de batallas y persecuciones de siempre. Una acción que, por si fuera poco, está mal planteada y rodada feamente.
Por un lado, se agradece que Marvel, por una vez, olvide el tono cómico con el que adorna siempre sus productos para intentar ofrecer algo más maduro, pero desgraciadamente Morbius no está a la altura a nivel dramático por una construcción de personajes bajísima de sangre, que contamina en vacuidad todo el contenido de la película. E incluso en algún pasaje se va fuera de tono, como en una secuencia con Matt Smith al mando que recuerda al bochornoso paseíto del Tobey Maguire en Spider-man 3 (Sam Raimi, 2007), historia de la cultura pop. Tampoco funciona en el espectro terrorífico, ya que la trama vampírica está desnutrida y Espinosa no sabe qué atmosfera crear, descartando cualquier entorno malsano y quedándose en una perezosa estética de acción convencional con emulaciones a Christopher Nolan –hay instantes de la banda sonora que parecen descartes de Hans Zimmer para El caballero oscuro (2008)-.
De hecho, involuntariamente en todo momento Morbius recuerda a ese cine de fantástico-acción del cambio de siglo, de aire trash y simpleza máxima, como El hombre sin sombra (Paul Verhoeven, 2000). Pero, dada esa seriedad (fallida) que adopta, la película queda desposeída del espíritu camp que la haría más disfrutable en su fracaso. Jared Leto hace lo que puede con un material incompleto que parece solo un trámite para dar luz verde a más reuniones en los universos de la Marvel, al precio que sean. Da igual si eso conlleva desperdiciar historias, por muchos salvavidas que tengas en la recámara. Si con una duración similar El protegido es capaz de ser la gran película que es se debe a un factor del que Morbius carece rotundamente: alma. Más muerta que viva, por suerte la mordida no es eterna.