No Matarás

Cartelera España 16 de octubre

Solo basta una noche para que nada vuelva a ser como antes. La transformación personal en este comprendido espacio de tiempo estimulada por situaciones límite ha sido abordada en múltiples ocasiones por cineastas de todo el globo gracias a la efectividad de un formato propicio para inducir tensión en el espectador mientras se ponen sobre la mesa dilemas morales fruto de la parte más sórdida del alma humana. Alguien que ha forzado a sus personajes a tomar elecciones éticamente polémicas en El pacto (2018) o el cortometraje La culpa (2010) debía, tarde o temprano, acabar en un viaje urbano de estas características.

En su segundo largo, David Victori narra la peripecia nocturna barcelonesa de Dani con oficio y garra a la hora de tejer una atmosfera en la que todo se puede derrumbar en cualquier momento. Un clima de luces saturadas en la metrópolis y música electrónica agobiante que bien remite al cine de Nicolas Winding Refn y Gaspar Noé, capturado desde una progresivamente nerviosa cámara en mano (otra vez Noé) todos los movimientos de ese protagonista de buen corazón que llega al alba corrompido.

En el ejercicio de No matarás, Victori se confirma como un eficaz gestor del tempo, lanzando en el momento adecuado los recursos óptimos para agarrar a ese tercer testimonio del encuentro fatídico entre chico y chica desde el otro lado de la pantalla. Pero, por desgracia, todos los aciertos en la dirección quedan deslucidos por un guión con demasiadas decisiones que cuestionan la factibilidad de determinadas situaciones y, sobre todo, la verosimilitud de sus personajes. En algún pasaje es difícil dar crédito a la actuación del personaje principal, dando lugar a un desarrollo de trama más inorgánico que natural y a una conversión personal un tanto dudosa por la naturaleza de Dani; mientras que por otro lado el rol femenino es en exceso una fantasía de hombre blanco cis hetero.

Para defenderlos, tenemos a una pequeña revelación llamada Milena Smit y a un Mario Casas que, como Robert Pattinson, lleva ya unos años despojándose de su encasillamiento como ídolo adolescente para, a base de riesgos interpretativos, empezar a destapar ese actor en potencia que ha ido creciendo con trabajo e inconformismo. Sin duda, el gallego es uno de los baluartes que rema a favor de la película.

No matarás vendría a ser la versión catalana de la notable Victoria de Sebastian Schipper que sorprendió al mundo en 2015. Más acomodada que la cinta alemana –aquí no hay plano secuencia de 2 horas y cuarto-, en el film de Victori también podemos apreciar trazos propios de referentes más cercanos como Rodrigo Sorogoyen, lo único que al manresano le falta la consistencia en el libreto que sí tienen las criaturas del madrileño junto a Isabel Peña. Un claro ejemplo de buen estilo por encima de sustancia.