La peor persona del mundo

Cartelera España 11 de marzo  

Título original

Verdens verste menneskeaka 

Año

2021

Duración

121 min.

País

 Noruega

Dirección

Joachim Trier

Guion

Joachim Trier, Eskil Vogt

Música

Ola Fløttum

Fotografía

Kasper Tuxen

Reparto

Renate Reinsve, Anders Danielsen Lie, Herbert Nordrum, Silje Storstein, Maria Grazia Di Meo, Hans Olav Brenner, Marianne Krogh, Vidar Sandem, Sofia Schandy Bloch, Anna Dworak, Eia Skjønsberg, Thea Stabell, Mina Elise Friesl-Stavdal, ver 8 más

Productora

Coproducción Noruega-Francia-Dinamarca; 

Oslo Pictures, Snowglobe Films, arte France Cinéma

Género

Comedia. Drama. Romance

Sinopsis

Julie va a cumplir los treinta y su vida es un desastre existencial. Ya ha desperdiciado parte de su talento y su novio Aksel, un exitoso novelista gráfico mayor que ella, la presiona para que contenga su energía creativa y siente la cabeza. Una noche se cuela en una fiesta y conoce al joven y encantador Eivind. Tardará poco en romper con Aksel y embarcarse en una nueva relación con la esperanza de que su vida adquiera una nueva perspectiva. Sin embargo, tendrá que darse cuenta de que ya es demasiado tarde para ciertas opciones vitales.

 

CRÍTICA

No nos extraña que la película que nos ocupa haya recibido el beneplácito de la Academia con dos nominaciones a mejor película extranjera y mejor guion original en la próxima edición de los Oscars. Por supuesto falta la de mejor actriz protagonista, en detrimento de actuaciones mucho menos memorables como la de Penélope Cruz en Madres Paralelas o Nicole Kidman por Being the Ricardos, pero ellos sabrán. En cuanto a lo del libreto original, tan solo diré que en mi caso va a ser necesario un segundo visionado del film, ya que mi atención se abstuvo de fijarse en formalismos y se centró de lleno en los luminosos diálogos que pueblan las dos horas de metraje.

La partitura orquestada contiene temas elevados sobre la vida, momentos conmovedores de reflexión existencial a lo largo de su tiempo de ejecución, situaciones de hilaridad inteligente y una estructura literaria (prólogo, capítulos y epílogo),a pesar de no estar realmente basada en un libro. Es el tipo de película en la que disfrutas del dominio de la realización cinematográfica, asientes con la cabeza a los retratos perspicaces de la fragilidad y la indecisión humanas y, en ocasiones, te quedas atónito por su estimulante capacidad para capturar las emociones inexplicables de la vida. En el cine contemporáneo, es raro ver el simple acto de vivir retratado de manera tan hábil.

Julie (increíble Renate Reinsve) es un personaje definido por la indecisión. Con frecuencia cambia de opinión sobre todo, y si bien es talentosa e inteligente, también carece de timón que le permita acometer con seguridad sus devaneos amorosos. Este aspecto de su personalidad define sus experiencias románticas a lo largo de la docena de capítulos que jalonan sus peripecias sentimentales. Además, la película se centra en dos figuras románticas clave en la vida de Julie: Aksel (Anders Danielsen Lie), un dibujante tres lustros mayor que ella con el que crea una vida doméstica relativamente estable, y Eivind (Herbert Nordrum), un camarero a quien conoce en una fiesta (memorable el juego sensual que se traen entre manos a modo de cortometraje perfecto sobre la euforia de negociar y transgredir límites) y que a la larga se convertirá en el objeto de su fantasía romántica.

La película oscila entre interrogar los impulsos románticos de Julie y lo que dicen sobre ella como persona, y sus ansiedades existenciales sobre la vida en general. La línea emocional es el sentimiento de Julie de que ella es “un personaje secundario en su propia vida”, como le dice a Aksel durante una amarga confrontación. Ese sentimiento la lleva a tomar decisiones drásticas para darle una cierta sensación de control sobre su propia vida. La ironía es que este impulso la lleva a desestabilizar constantemente las relaciones fijas y tener que reintroducirse en nuevos entornos sociales, y esto da como resultado que a menudo se mantenga alejada de los demás y, por extensión, se mantenga como una figura menor en la vida. de las personas que conoce.

Dos secuencias capturan la emocionante experiencia de ver esta película, y no estamos haciendo spoilers porque solo hay que echarle un vistazo al tráiler para darse cuenta de que ellos ya se han encargado dedesenterrar cualquier atisbo de sorpresa. La primera es una escena de fantasía en la que, en medio de una frase, Julie congela el mundo que la rodea y sale corriendo por las transitadas calles de Oslo. Todos los que encuentra a su paso están congelados y se le permite la libertad de perseguir a quién quiere. Pasa el día en un éxtasis romántico sin miedo a las repercusiones, solo para volver al momento exacto en que congeló todo una vez que termina el día.

Es el tipo de secuencia que traduce su proceso mental en una secuencia para que la veamos, sin explicar nunca lo que estamos viendo, pero explorando sus deseos y sentimientos de una manera que nunca resulta misteriosa para el espectador. La segunda se trata de una fuga volcánica producida por la ingesta de unos hongos alucinógenos: cuando estos hacen efecto asistimos a una suerte de experiencia popsurrealista en nuestra heroína que haría las delicias del Buñuel más desatado. No explicaremos más para no desvelar el desenfreno que conlleva, pero no nos resistimos a resaltar el sanguinario lanzamiento final de objeto sí identificado a la cabeza de un familiar. Sublime y bizarro a la vez.

Cada segmento tiene su propia culminación y recompensa, al mismo tiempo que contribuye a la construcción dramática general. Podría decirse que el único paso en falso de la película podría tener lugar cerca del final, cuando ocurre un giro trágico de los acontecimientos, y la jovialidad y ligereza del primer tramo desemboca en la fatalidad. Se siente un tanto programado, forzando una declaración final sobre un elemento de la vida de Julie. Pero incluso en ese momento la recompensa emocional es inmensa, ya que nos permite asistir a una actuación espectacularmente conmovedora de Anders Danielsen Lie (a quien por cierto veremos pronto en La Isla de Bergman). Uno lo acepta, como tal es la naturaleza de una película deliberadamente estructurada para producir un efecto literario.

Incluso pudiéndose llegar a discutir la originalidad de la trama, La peor persona del mundo sigue siendo una película que expresa lo inefable en formas que rara vez se logran transmitir en pantalla. Se las arregla para pintar un retrato tan claro de un individuo específico en su carismática protagonista, pero al hacerlo, captura el sentimiento universal de estar vivo y atrapado por las enormes implicaciones de las decisiones que debes tomar. Es una película especial, que debería trascender este momento y seguir siendo un sello distintivo del cine de arte europeo del siglo XXI.