Drama | 130 min. |Francia-Bélgica| 2017
Título: Promesa al Amanecer.
Título original: La promesse de l'aube.
Director: Eric Barbier.
Guión: Eric Barbier, Marie Eynard (Novela: Romain Gary).
Intérpretes: Charlotte Gainsbourg, Pierre Niney, Didier Bourdon, Jean-Pierre Darroussin.
Estreno en España: 24/08/2018
Productora: Jerico / Nexus Factory / Pathé / Canal+ / Umedia / TF1 Films Production / Lorette Cinéma.
Distribuidora: Alfa Pictures.
Sinopsis
Adaptación de la novela homónima autobiográfica del escritor francés Romain Gary. La película hace un recorrido histórico a lo largo de la vida de Gary y la relación inquebrantable con su madre Nina. Desde su dura infancia en Polonia, hasta su militancia como aviador en la Segunda Guerra Mundial, pasando por el éxodo al sur de Francia durante su adolescencia, esta cinta muestra las increíbles experiencias que vivió el escritor durante las idas y venidas a lo largo de su vida, sus pasiones, misterios e intrigas. Pero, sobre todo, la cinta retrata la determinación de la excéntrica madre por convertirle en uno de los escritores más reconocidos en Francia. Una pasión incondicional que puede ser una bendición, aunque también una perdición.
Crítica
Si hay algo que se le da de maravilla a Francia es la preservación de su cultura. Es una nación que ha sabido crear a lo largo de los siglos una marca ineludible y referencial, gracias a su especial mimo por todo lo que se crea dentro de sus fronteras, situándolo siempre un escalón por encima del resto. Desde varias disciplinas, los franceses respetan a sus creadores. Por esta razón, cada año producen una suma destacable de biopics de ilustres figuras de su historia y cultura, con mejores o peores resultados, pero casi siempre desde un rigor académico que cumple con unos mínimos.
Únicamente son Pierre Niney y Charlotte Gainsbourg –esta en algún momento algo cargante- los que le insuflan algo de carisma a una cinta sumamente respetuosa con la figura de Gary.
Después de que el año pasado nos llegarán las lecturas vitales de Jean-Luc Godard en Mal genio (Michel Hazanavicius) o la cantante Barbara en el film homónimo de Mathieu Amalric, ambas con una mirada más personal en su protagonista y de vocación más plástica, llega Promesa al amanecer, centrada en la infancia, juventud y periodo militar de Romain Gary, su autor. Algo más desconocido que las celebridades citadas, Gary fue un hombre polifacético ya desde sus orígenes judeo-rusos que, tras una infancia en Lituania y Polonia, llegó a Francia, su trampolín cultural. Escritor desde un exhaustivo trabajo, no desde lo innato, hizo incursiones en el mundo del cine, sirvió a las Fuerzas Armadas y trabajó como diplomático.
Promesa al amanecer focaliza en los 30 primeros años de vida de Gary y hace especial hincapié en su relación con su madre, una mujer que impulsó, a veces rozando los límites del exceso y del control, la creatividad y el potencial de su hijo. El encargado de dar forma a las palabras de Gary es Eric Barbier, quien abandona por completo el género de la acción y el thriller para sumergirse en los cánones más académicos del biopic y del melodrama con apunte histórico. Si bien la historia de Gary despierta interés por la singularidad de su personaje y el repunte épico que tiene siempre toda historia con trasfondo épico o con momentos de crecimiento personal, vistos esta vez a través del ejercicio de su escritura.
Pero, aún así, Barbier no consigue mantener la tensión y le queda una película que peca de longitud –para lo que cuenta, de la vida de Gary se podría mostrar horas y horas-, y también de un ritmo irregular, lastrado por una aburrida linealidad temporal que la convierte en rutinaria a más no poder. Su mayor defecto es, precisamente, hacer de una vida extraordinaria y bohemia una película normal y corriente, anclada en una pulcritud académica que no molesta, pero tampoco destaca.
Únicamente son Pierre Niney y Charlotte Gainsbourg –esta en algún momento algo cargante- los que le insuflan algo de carisma a una cinta sumamente respetuosa con la figura de Gary. Una oda a una figura ilustre con la habitual corrección del buen savoir-faire francés. Lástima, pero, que la oda sea a su vida, y no a su obra, la cual resulta tan invisibilizada en el film como el nombre de Gary cuando ganó su segundo Premio Goncourt –hecho insólito- bajo el pseudónimo de Émile Ajar.