The Batman
Título original
- The Batman
- Año
- 2022
- Duración
- 175 min.
- País
- Estados Unidos
- Dirección
- Guion
-
Matt Reeves, Peter Craig. Personajes: Bob Kane, Bill Finger
- Música
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Michael Giacchino
- Fotografía
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Greig Fraser
- Reparto
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Robert Pattinson, Zöe Kravitz, Paul Dano, Andy Serkis, Colin Farrell, Jeffrey Wright, Peter Sarsgaard, John Turturro, Jayme Lawson, Con O'Neill, Barry Keoghan, Gil Perez-Abraham, Peter McDonald, ver 4 más
- Productora
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Warner Bros., DC Entertainment, 6th & Idaho Productions. Distribuidora: Warner Bros.
- Género
- Thriller. Acción. Intriga. Drama | Neo-noir. Crimen. Asesinos en serie. Policíaco. Superhéroes. Cómic. DC Comics
- Grupos
- Batman | DC Extended Universe (DCEU)
- Sinopsis
- Después de dos años acechando por las calles de la ciudad como Batman (Robert Pattinson) e infundiendo miedo en las mentes perversas de los criminales, Bruce Wayne está sumido en las profundidades de las sombras de Gotham City. Este vigilante solitario cuenta con pocos aliados de confianza y eso le ha llevado a convertirse en la única encarnación de la venganza entre sus conciudadanos. Cuando un asesino apunta a la élite de Gotham con una serie de maquinaciones sádicas, un rastro de pistas crípticas lleva al Mejor Detective del Mundo a realizar una investigación en el inframundo.
- CRÍTICA
Batman regresa, otra vez. Solo con ver que el prefijo The acompaña al hombre murciélago para no meterse en líos con derechos de autor, confirmamos que en treinta años hemos tenido 6 actores que se han enfundado el traje del personaje emblemático del comic.
Con un tono que se promociona como diferente, algo nunca antes visto, y fielmente cuidadoso con el historial primigenio de los tebeos, "The batman" se planta de lleno en nuestras carteleras, alzando la bandera de éxito (después de mucho tiempo y parece que esa senda se estabiliza) en las arcas DC.
No contento con asegurar una irrepetible y extrañamente unánime concordancia de opiniones entre público y críticos, la opinión general se mueve en derroteros empañado de conclusiones categóricas, comparativas desagradables que solo sirven para menguar el disfrute del producto, y la calificación de la que se intenta alabar.
"La mejor de su género", "es mejor que Dark Knight". Partiendo de la base que es mentira, y aún con las opiniones respetables de cada uno, una obra maestra se fundamenta en el paso del tiempo para ser catalogada como tal. El intercambio generacional, la influencia de la obra en el imaginario social marcan los pasos que ha cumplido la trilogía de Nolan para recoger las acreditaciones como película de culto. Mientras tanto, la efervescencia ciega de algunos pretende saltarse la cola y darle el honor en menos de tres días a la visión de Matt Reeves.
En análisis, llena de virtudes técnicas que incluso superan a la eterna comparada estrenada en 2008, esta adaptación es una añadida
suma de aspectos decepcionantes, que tienen que ver con lo que incluso se ha vendido: un ejercicio detectivesco de un gato que persigue
al ratón. De una rata con alas.
La oscuridad imperante de una ciudad maldita, aún más maligna en los ojos de un tormentado Bruce Wayne. En realidad, ¿cúanto vemos de esto a lo largo de tres horas?
FALTA BRUCE WAYNE Y SU DUALIDAD PSICOLÓGICA
La personalidad del huérfano de Gotham se hunde de lleno en la oscuridad sin la cobertura de su máscara. Porque detrás de un refinado "snobism"o se distingue una persona atormentada por un pasado, que da forma a su traje y capa. A largo de estas adaptaciones, Bruce Wayne ha sido la cara visible de la empresa de su padre, el adorado foco mediático de la ciudad, con el objetivo de enmascarar su verdadera identidad: su faceta de justiciero. Mientras la versión de Christian Bale seguía una marcada evolución desde la inmadurez irresponsable hasta su crepúsculo como héroe en la duración de una trilogía, Robert Pattinson tiene la díficil tarea de vencer a multitud de enemigos, y sobre todo, convencer a un público todavía añorando al no tan lejano "Bat-fleck".
Acompañado igualmente en un diseño tecnológico, se distancia de los demás en un estilo parcialmente "vintaje" de su Bat-movil, y en un modus operandi muy detectivesco, que situa la colateralidad de sus formas violentas como un punto de interés. En la línea fina entre crudeza y la muerte, este Batman se erige como una advertencia en las sombras, que cuando a la luz de los focos en la noche, parece no tener reparos como los anteriores. Pero en el momento en el que se retira a la Batcueva, observamos las consecuencias faciales de su cruzada contra el crimen, y no las psicológicas como el director prometía. Mas allá de iniciar con una sofocante voz-en-off en la lectura de un diario a lo Walter Kovacs en "Watchmen", este recurso no vuelve pasado al epílogo, y en la puntualidad de algunos diálogos. Si añadimos un vacío de contexto, en el que nos situamos aproximadamente en el año 2 de su lucha como hombre murciélago sin babaje previo, solo nos conformamos con empatizar en escenas de pelea. Cuando tornamos a Bruce Wayne, con un metraje muy limitado, solo vemos desconocimiento sin explicación, en unos ojos desgastados en un desmaquillaje negro
EL DESPERDICIO DE UN ETERNO SECUNDARIO
Alfred, el mayordomo y legendario secundario acompañante de las peripecias vitales de Bruce, no es más que un secretario provisto de papeleos en los comedores de un fúnebre y gótica mansión. Aparte de hacer un amage cobarde al buscar la relación paternofilial con una casi muerte, lo cierto es que poco vemos en su carácter y en la forma de dirigirse a su ahijado. Llegados a esa escena del hospital, que debería funcionar como un punto de inflexión emocional, carece de ella.
En contadas escenas, que esperamos hincharnos de ellas en las secuelas, vemos a la versión de Andy Serkis que entre poco y nada hace, a expensas de recibir sobres anónimos a prueba de bombas. Lejos le queda del eterno Michael Caine; que no siendo el Alfred más certero y puritano del comic; que si era Michael Gough en las de Burton, se ganó el corazón de los fans y la construcción de una relación que fue lo más cercana a ser padre e hijo.
LA SOBREVALORACIÓN DE LA VIOLENCIA
Culpa de las expectativas, nos topamos con una realidad diferente. No achaco la calificación PG-13, porque la oscuridad y el tono no lo marca un número, pero sí el estilo que se le ha dado al personaje. El trailer dio a entender en las escenas de combate una violencia que al final quedó en mitad. También arrastre de esa dualidad psicológica que no acabamos viendo, lo que hace a una persona inestable en situaciones de conflicto son las medidas desesperadas que adopta. Sobre el papel, se quiere construir al Batman más oscuro y tétrico hasta la fecha, pero sus acciones son livianas, llenos de una moralidad extrañamente certera.
Es un antihéroe contemplativo, sobrado de temple frente a sus adversarios, que hasta que el enemigo no golpea el gatillo no responde corporalmente. Matt Reeves se recrea en el apartado visual con envolver la escena en un suspense insoportable para el criminal: esquinas invisibles en negrinas, una lluvia incesante que funciona como su particular puerta de entrada, para que esas gotas incoloras descifren su rostro. Al final las imágenes vencen al contenido, ya que ese esfuerzo por identificar cromáticamente a Batman, también en constantes desenfoques de cámara en juego de plasmar esa dualidad mencionada, es contradictorio y en vano.
DENTRO DE LA ACCIÓN, NO HAY EMOCIÓN
Que no quiere decir épica, espectacularidad, ganas de vitorear, saltar, que gracias a la dirección el resultado es más que notable.
Hablamos de la construcción emocional del personaje, su pasado y la lucha interna por vencerlo. Lo conocemos todos: una noche que parecía ser tranquila, saliendo por
la puerta trasera de la ópera, entre el barullo peligroso de las callejuelas de Gotham, los padres de Bruce Wayne son asesinados a quemarropa.
Christopher Nolan en "Batman Begins" lo enfocó en un doloro e instantáneo realismo. Por otro lado, estilizando la propia muerte, Zack Snyder en el prólogo de "Batman v Superman" llenó la pantalla de la literalidad del mismo cómic bajo una cámara lenta protagonista.
Esta vez, ya nos hemos hartado de recordarlo, se apuesta por darlo a intuir. En otro prisma, la trama quiere conectar con Martha y Thomas Wayne, sin escrúpulos y subsacando sus crímenes, aunque esta vez sean igualmente parte de una indefinida planta noble corrupta en Gotham. Demonizar unas figuras que eran idealizadas por su hijo y por una ciudad, sacando sus trapos sucios e imperfectamente humanos, era una apuesta muy interesante. Eran en los acordes magistrales de Michael Giachinno para tema principal de la película donde en los recuerdos trágicos afloraba también la otra parte nostálgica. En la que todo conecta y encaja, donde Bruce Wayne recoge el testigo de su familia y en un alarde de valentía se sumía en el lado de la heroicidad, como en "La máscara del fantasma".
Un lado que es realidad oscuro y desesperanzador, en la que él deja de ser Bruce y abraza a Batman, su verdadero ser. A pesar de consumirse, lo acepta. Un gran poder, dicen, conlleva una gran responsabilidad. En el acto de amor de sus padres está su decisión, y aquí no lo vemos. Esa carencia, también explicativa, quedan por debajo de ese tema compuesto, el del Batman definitivo. Una música que me emocionó la primera vez que lo escuché, que requería, no de imágenes épicas, sino de emoción.
Habrá que tomarse "The Batman" como un preludio que necesitaba, más que naturalmente, forzosamente una continuación. Unos cabos sueltos que hacen mella en sus tres horas, dañadas por unas expectativas individuales, que la separan de su buen hacer objetivo.