Querido Evan Hansen

Próximos estrenos España 10 de diciembre  

Título original

Dear Evan Hansen

Año

2021

Duración

137 min.

País

 Estados Unidos

Dirección

Stephen Chbosky

Guion

Steven Levenson. Musical: Justin Paul, Dan Romer

Música

Justin Paul, Dan Romer

Fotografía

Brandon Trost

Reparto

Ben Platt, Julianne Moore, Kaitlyn Dever, Amy Adams, Colton Ryan, Nik Dodani, Danny Pino, Amandla Stenberg, Isaac Powell, Avery Bederman, Gerald Caesar, DeMarius Copes, Liz Kate, Tommy Kane, Marvin Leon

Productora

Marc Platt Productions, Perfect World Pictures, Universal Pictures. Distribuidora: Universal Pictures

Género

Musical. Drama | Colegios & Universidad. Adolescencia. Enfermedad

Sinopsis

Adaptación cinematográfica del musical ganador de premios Tony y Grammy sobre Evan Hansen, un estudiante de último año de secundaria con trastorno de ansiedad social y su viaje de autodescubrimiento y aceptación tras el suicidio de un compañero de clase.

 

CRÍTICA

Será que la música es una fuente de alegría, pero resulta curioso como este 2021 ha supuesto un año cinematográficamente cargado de musicales en comparación a la media, tras un 2020 deprimente. Y, dejando a un lado el West SideStoryde Spielberg, el género ha vivido un rejuvenecimiento gracias a las adaptaciones de espectáculos contemporáneos fenómenos de masas en Broadway.

Indudablemente Lin-Manuel Miranda ha brillado, no solamente por ser el autor de En un barrio de Nueva York (John M. Chu), sino también por encargarse de las canciones de Encanto (Jared Bush, Byron Howard y Charise Castro Smith) y, sobre todo, debutar en la dirección fílmica con una pieza del totémico Jonathan Larson, tick, tick... Boom!. Sin embargo, el guionista encargado del debut de Miranda, Steven Levenson, también ha sido prolífico al firmar el libreto de su propia obra Querido Evan Hansen, la cual ha terminado por resultar la propuesta más problemática de la cosecha anual.

Con la voluntad de poner foco en la salud mental y acercar la cuestión especialmente a un público juvenil, el mayor escollo de Querido Evan Hansen es la cierta frivolidad con la que se aborda la temática al proponer un desarrollo inverosímil del protagonista frente al trastorno antisocial del que parte. Es inevitable preguntarse si alguien como Evan actuaría de esta manera ante el curso de los eventos, ya que lo que empieza siendo un desorden mental acaba quedando en segundo plano para dar protagonismo al mero encubrimiento de una mentira.

Tras dos largas horas y cuarto, la evolución psicológica de Evan casi podría tratarse de un deus ex machina, ya que esta es forzada con el fin de propulsar la trama en lo que debería haber sido un estudio de personaje más profundo para evitar banalizar una temática tan sensible hoy en día.

Por no mencionar el peligroso terreno en el que se mueve al introducir como prueba de “aceptación” de la comunidad la viralidad y la repercusión en redes sociales, cuando estas no dejan de ser un espejismo que, precisamente, en sus proyecciones idealizadas son una fuente de ansiedad para adolescentes hoy en día. La película, pues, cae puntualmente en sus propias contradicciones y brinda una inconsistente tesis al servicio de un melodrama sensiblero que, pasado el shock inicial, es sumamente predecible.

Stephen Chbosky, quien ya tiene por la mano los relatos teende inadaptados con la eficaz Wonder o la destacable Las ventajas de ser un marginado (2012), es incapaz de realzar visualmente una partitura musical reiterativa y poco memorable –un paso atrás viniendo de BenjPasek y Justin Paul, letristas de La LaLand(Damien Chazelle, 2016)-, quedándose en una funcionalidad plana que solamente se levanta en el número de Connor y Evan en forma de reescritura de cartas.

Es su reparto que se toma en serio su cometido el que consigue que no todo esté perdido, en el que deslumbra, en un rol fácil para ella que adolece de poca escritura, una Julianne Moore a la que se echa en falta cada vez que no está en escena.

Duele ver como un proyecto que podría haberse convertido en un referente quede sepultado por la traición de su guion y una falta de distinción a nivel artístico. Pero, lamentablemente, el buen día que se auguraba a Evan Hansen se reduce a una fallida y extenuante película, que irritará más que convencerá. Si solamente hubiera sido fiel y coherente a sí mismo, otro gallo cantaría.