Drama| 103 min. | Francia 2016
Título: Reparar a los vivos.
Título original: Réparer les vivants.
Director: Katell Quillévéré.
Guión: Katell Quillévéré, Gilles Taurand (Novela: Maylis De Kerangal).
Actores: Emmanuelle Seigner, Tahar Rahim, Anne Dorval, Alice Taglioni.
Estreno en España: 04/08/2017
Productora: Les Films Pelléas / Frakas Productions / France 2 Cinéma / Les Films du Bélier.
Distribuidora: Caramel Films.
Sinopsis
Simon Limbres (Gabin Verdet) regresa con sus amigos de una excitante sesión de surf. La camioneta en la que viaja sufre un accidente. El joven muere, pero su corazón sigue latiendo. Un especialista en trasplantes, debe convencer a sus padres, en estado de shock, de que ese corazón podría seguir viviendo en otro cuerpo y dar la oportunidad de una nueva vida para Claire (Anne Dorval).
Crítica
Justo cuando Simon pensaba que su vida empezaba, acabó. Hipnotizante desde el principio, como en la novela de Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada, el espectador padece en todo momento hasta que llega el terrible destino del protagonista. La tragedia de la muerte del personaje central abre un mundo de reflexiones. La escena de surf en la playa, en la que parece que puedas sentir la brisa salada, junto con la impactante fusión del mar y la carretera en el camino de regreso a casa, hacen que la introducción del film sea muy poderosa.
La película transmite el trasplante clínico haciéndonos pasar por el universo del joven Simon.
La película transmite el trasplante clínico haciéndonos pasar por el universo del joven Simon; descubrimos su entorno, particularmente a sus padres, separados, que se reencuentran al lado del cuerpo de su hijo. También conoceremos a sus amigos y compañeros de surf. Y la otra cara de la moneda, Claire, a la espera de recibir un corazón que la permita seguir viviendo. Veremos a sus hijos, a sus amigos… Entre los dos, durante 24 horas, el equipo médico que se encargará del trasplante. Viviremos esas horas de la vida de un corazón después de un accidente, la muerte cerebral y la urgencia para obtener un acuerdo entre ambas partes para realizar el trasplante.
Lo que parece un detalle con tacto, con la elipsis del accidente automovilístico, es solo una manera de relajar al público, para que esté listo para la crudeza que está por llegar. Algo tan triste como una muerte prematura, la de un joven, puede suponer una nueva vida para quien reciba sus órganos. Contando el proceso completo del trasplante, con la motivación de ver todas las perspectivas, se incluyen detalles de la vida personal del personal médico detrás de estos milagros, dándole al film un aire de drama médico, demasiado melancólico que incluso puede resultar, en cierto modo frívolo, dada la dura situación. Afortunadamente, la dirección de Quillévéré equilibra para que estos elementos no queden excesivos.
Todo está bien resuelto desde el punto de vista médico, pero ello resta la épica, la poesía y la filosofía de las cuestiones existenciales que se plantea la novela en la que está basada. En la película esa reflexión se diluye en el quirófano. Por eso, sobretodo en esta ocasión, es tan importante que los lectores separen entre el libro y la película. La aportación de la película quizás puede retratar la realidad del trasplante en algunos países como Francia o Bélgica, donde en principio el donante lo es de entrada, a no ser que se manifieste voluntad en contra.
Desde un cierto punto de vista, podemos ver en la película una motivación humana y sentimental ante la situación del accidente y muerte de alguien joven y la necesidad de un órgano vital para una madre de familia. En sentido contrario, esto reduciría la película a un quasi-documental para la promoción de la donación de órganos. Aun así, después de una primera parte brillante, con la vida de Simon y el luto de su familia, el ritmo del film cae al mostrar la vida de la futura receptora, una mujer que espera poder seguir viviendo si llega la suerte de recibir un corazón nuevo.
Cabe resaltar que la película va lejos al mostrar en todo su realismo el proceso de un trasplante, viviéndolo incluso dentro del quirófano. Es un riesgo que debe valorarse, meternos de lleno en el interior del cuerpo humano de forma tan clínica y precisa. Pero, por otro lado, nos plantea una historia excesivamente edulcorada, con falta de entusiasmo. Aunque si lo vemos como una posibilidad de mentalizar a alguien de la importancia de sentir la solidaridad que implica el acto de ser donante, vale la pena reflexionar sobre el tema tratado en la película y valorar su aspecto humano.