SEFF – DIA 8
La jornada comienza de manera fascinante con la rueda de prensa a Oliver Assayas que ayer nos presentó (y nos fascino) su Personal Shopper y en la que es un gustazo poder hablar con el director ya que gracias a su faceta de crítico de cine, aunque ya más alejado de ese mundo, sus respuestas son una auténtica masterclass sobre cine.
Y la pregunta sobre la influencia de Brian de Palma en su obra (en esta más que en ninguna otra) era inevitable, afirmando este que por su puesto había una influencia de De Palma en su obra, aunque no tanto de su última película como de otras dos películas para él muy interesantes, Blow Out y Body Double. Además opinó que la figura de este director fue mal entendida por los críticos que solo vieron en él un buen plagiador del cine de Hitchcock cuando lo interesante de Brian de Palma es que su cine no es narrativo, aislando a sus personajes y dándole un papel más activo en la historia a los dispositivos que a los sucesos que acontecen en los filmes.
Negó absolutamente que Personal Shopper fuera una película sobre las redes sociales y su influencia. De hecho, en la película no hay momentos donde aparezcan estas, ya que lo que más se ve son conversaciones de una aplicación similar a whatsapp.
Otra pregunta inevitable fue la presencia de Kristen Stewart en esta película tras la participación de ella en Sils Maria y en esta cuestión se mostró algo más esquivo admitiendo que se creaba una relación casi simbiótica entre ellos dos. Él, por una parte, le entrega a ella un nuevo mundo en donde alejarse de todo lo que ha filmado antes y le regala prácticamente esta película donde ella es la auténtica estrella y ella, como actriz conocida, le aporta que su película vaya a ser más vista que si la hubiese interpretado una actriz más desconocida. La respuesta nos valió a muchos pero nos hubiese gustado algo más de valentía y de autocrítica por su parte.
El pase del mediodía fue el de Daydreams de Caroline Deruas-Garrel, en una película que además ha sido la elegida por la actividad Jóvenes Programadores que se encuentra dentro del proyecto Moving Cinema por el cual se elige a un grupo de estudiantes de diferentes institutos para que visionen una serie de películas del festival y elijan su ganadora para exhibirla y mantener luego una entrevista con su directora. Es una forma de acercar el cine a las aulas y mejorar la cultura cinematográfica en este país donde aún se concibe el cine como mero divertimento y propuesta de ocio y se le niega su faceta cultural y artítistica.
La película, atrapa desde sus primeros minutos y consigue llevarte a un estado casi hipnótico con su historia de fantasmas dentro de una escuela de Bellas Artes y del proceso de la inspiración y creación artística.
Lamentablemente, poco antes de la mitad de la película, la sensación es que todo se va repitiendo una y otra vez y el filme no arriesga ni avanza, volviéndose más monótono a pesar de su acertada y poética puesta en escena que nosotros comenzamos a ver como más impostada y de querer dar a la cinta mucha más ambición de la que realmente tiene llegando casi a la pedantería en muchos casos.
En su final vuelve a retomar un poco todo, pero ya es demasiado tarde y la sensación que produce es que en formato corto podría haber sido una obra mucho más estimable.
Tras la película tenemos un aperitivo para la prensa con la presencia de algunos directores españoles que se encuentran en la sección Resistencias y Nuevas Olas Ficción/No Ficción: Pablo Llorca (Días de Color Naranja), Ramón Lluís Bande (Vida Vaquera, Gabriel Velázquez y Blanca Torres (Análisis de Sangre Azul) y Carlos Claussel acompañado del actor principal de su película, Hugo Hermo (Bictor Hugo)
Fueron muy interesantes la intervenciones de todos ellos hablando sobre sus proyectos, las intenciones que estos tenían y el proceso por el cual se llevaron a cabo, mientras un juguetón Hermo, entendemos que como una forma de promoción de la película, interrumpía jocosamente en determinados momentos para hablar de su película.
Además se habló de las grandes diferencias entre el sistema cultural que tiene un país como Francia, donde se fomenta este tipo de cine independiente y hay ayudas para que los directores puedan crear sus obras, con respecto a España donde se necesita una reforma que cambie esto drásticamente y desde la raíz.
Por la tarde se nos proyectó la última película a competición de la sección oficial Godless de Ralitza Petrova, en una historia sobre una cuidadora geriátrica que sobrevive gracias a tráfico de carnets de identidad de sus pacientes con demencia senil y que poco a poco irá cayendo en una espiral de locura y muerte.
La película nos dejó muy fríos ya que nunca fuimos capaces de entrar en la propuesta de la directora en la que veíamos que sucedían cosas pero no encontrábamos un sentido a estas. Los comportamientos algo pertubados de la protagonista tampoco ayudaban mucho ya que los veíamos como un intento de hacer algo provocativo pero sin la valentía que han tenido otros directores de esta misma edición del festival de llevar esa provocación a sus últimas consecuencias.
A continuación, fuimos a ver el documental Cinema Futures de Michael Palm, que podría entenderse como una continuación/ampliación más actual de aquel Side by Side de Christopher Kennealy dónde se planteban las mismas cuestiones que en esta obra: ¿Cuál es el futuro del cine? ¿El código binario sustituirá por completo al celuloide? Y de ser así ¿Qué ocurrirá cuando los nuevos soportes digitales: dvds, blu-rays, discos duros, empiecen a fallar o quedar obsoletos? ¿Es el digital la mejor forma de preservar la cultura cinematográfica?
Todas estas, y muchas más intentarán responderse de la mano de otros directores como Martin Scorsese, Christopher Nolan o Apichatpong Weerasethakul, entre otros y además de la opinión de restaudores, historiadores, etc
Como el tema que trata, el documental nos pareció interesante pero que tampoco contaba nada nuevo (más allá de ser más actual) que el narrado por Keeanu Reeves en su momento.
Nuestra última película del día es Fiore de Claudio Giovanessi que nos relata la vida de Daphne (empática y muy atrapante Daphne Scoccia) que se dedica a robar móviles en las estaciones de metro para ganar dinero. Un día será detenida por la policía y llevada a un correccional de menores, donde conocerá y mantendrá una relación en la distancia y con rejas entre ellos, a Josh, otro chico que vive allí y que cumple dieciocho años la semana en la que ella llega.
Como unos modernos Píramo y Tisbe, y a ello ayuda a que el comienzo de su relación siempre sea entre las rejas, sin poder tocarse, los jóvenes comenzarán a enamorarse y planear una huida hacia adelante y para un futuro mejor juntos.
El film acierta de pleno en ese enfoque realista y hasta cierto punto pesimista de la vida de estos chicos y nunca cruza la línea que podría convertirlo en una película ñoña, edulcorada y romanticona como si de un libro de Federico Moccia se tratase.
Su final, más esperanzador y a la carrera, nos retrotrae a esas persecuciones y huidas del cine de la Nouvelle Vague