Drama | 120 min. | Francia-Bélgica-Canadá 2016
Título: El sueño de Gabrielle.
Título original: Mal de pierres
Director: Nicole Garcia.
Guión: Jacques Fieschi, Nicole Garcia (Novela: Milena Agus).
Intérpretes: Marion Cotillard, Louis Garrel, Àlex Brendemühl, Brigitte Roüan.
Estreno en España: 09/06/2017
Productora: Les Productions du Trésor / StudioCanal / France 3 Cinéma
Distribuidora: Festival Films
Sinopsis
Gabrielle (Marion Cotillard) vive en un pequeño pueblo en la Provenza francesa y sueña con encontrar el amor verdadero. Sus padres la obligan a casarse con el humilde granjero José Rabascal (Àlex Brendemühl). Durante su estancia en un balneario en los Alpes, Gabrielle conoce a André (Louis Garrel), un veterano de guerra, que hará renacer en ella el deseo de amar y ser amada.
Crítica
Gabrielle y su marido llevan a su hijo a un concurso de música regional. El aire que se respira en el coche es peculiar, dónde padre e hijo están claramente más unidos. En las calles de Lyon, Gabrielle al ver el nombre de una de ellas, se abalanza hacia una dirección que la llevará a la verdad de alguien muy importante de su pasado
Construido en forma de un enorme flashback, el film nos transporta a la Provenza de los años 50.
Construido en forma de un enorme flashback, el film nos transporta a la Provenza de los años 50. El encantador pueblo de la Provenza se queda pequeño para los sentimientos de Gabrielle, quien focaliza sus frustraciones en la idealización del amor. Se encuentra ansiosa por lo que llama, (incluso llega a rezar por ello) “la chose principale” (la cosa principal), esa mezcla del gran amor, pasión y sexo, que le de alas para escapar, de la bella granja de lavanda y de ella misma. Además, la protagonista sufre unos dolores paralizantes que pueden ser o no reales. En el film es implícito que parte su dolor es su frustración sexual. Es interesante como en el relato se muestra de manera delicada y a la vez directa, la sexualidad femenina.
Después de obsesionarse con un amor platónico no correspondido y huir campo a través, no es sorprendente que la exaltada Gabrielle no encaje en el lugar, mientras parece que su inmadurez la puede llegar a llevar hacía la locura. Como dice su madre (una breve pero eficaz Brigitte Roüan) “no está loca, solo necesita un hombre”. La solución será un “mariage de raison” (literalmente, matrimonio de razón en francés), un matrimonio de conveniencia. El elegido será el personaje interpretado por el talentoso Alex Brendemühl, un recolector republicano huido de la guerra civil española con quién acordarán más de lo que parece.
Intentar construir sobre algo que no existe es complicado. Gabrielle seguirá desconsolada, hasta que vaya a un balneario suizo con el propósito de curar sus piedras en el riñón, enfermedad a la que hace referencia el título original de la película, Mal de pierres. Allí, al fin conocerá a alguien que le pueda ayudar a fantasear, a escapar de sí misma. El ritmo lento del film se regodea en las interpretaciones de sus actores, sobretodo en la de la siempre destacable Marion Cotillard, cuya habilidad de emoción es utilizada en este relato hasta el punto de la explotación.
Junto a ella, el exhausto y lánguido personaje de Louis Garrel deja una sensación fría, pero forma parte del misterioso personaje. Destacar un sobresaliente Brendenmühl, quién nunca falla en darle profundidad y dar matices a su callado personaje.
Estas mencionadas interpretaciones, acompañadas por una pintoresca fotografía, son el mayor interés de la película, la cual peca de llana y simple. El resto de la película, historia de amor, engaño y soledad, con Cotillard corriendo desesperada por el bosque, es menos interesante, hasta el punto que llega a ser aburrida. Basado en una novela de Milena Agus, Nicole García convierte en una historia romántica un matrimonio de conveniencia, tratando de forma superficial los temas importantes que sufren sus personajes, como las condiciones de las mujeres de la época que debían casarse necesariamente y la situación de los supervivientes de la Guerra Civil española.
Aspirando a la Palma de Oro el año pasado en Cannes, se quedó pequeña al lado de sus competidoras, siendo una imposible rival ante la gran Julieta de Almodóvar. El creciente interés del festival de Cannes por las historias de las mujeres y de la complejidad de su sexualidad puede haber sido, junto con su nacionalidad y la presencia de Marion Cotillard, la motivación de la participación de esta película en el prestigioso festival.