Drama| 100 min. | USA | 2019
Título: Toy Story 4.
Título original: Toy Story 4.
Dirección: Josh Cooley.
Guión: Rashida Jones, Will McCormack (Personajes: John Lasseter).
Voces: Tom Hanks, Annie Potts, Tim Allen, Tony Halen.
Estreno: 21/06/2019
Productora: Pixar Animation Studios / Walt Disney Pictures.
Distribuidora: Walt Disney Spain.
Sinopsis
El sheriff Woody y el miembro del Comando Estelar Buzz Lightyear, junto al resto de la pandilla de juguetes, están a punto de hacer un viaje familiar por carretera con Bonnie, su querida dueña. Pero cuando aparece Forky, una manualidad hecha por Bonnie convertida en juguete, empiezan los problemas. Forky, que es un tenedor-cuchara, no se siente como un juguete, y por eso Woody quiere ayudarle a descubrir la importancia de ser el juguete de una niña. Claro que todo se complica cuando este tenedor-cuchara salta de la autocaravana en la que viajan, y Woody sale en su busca. En esta aventura por carretera descubrirán lo grande que puede ser el mundo para un juguete.
Crítica
Tras una tercera entrega sublime en la que el círculo vital de los juguetes se cerraba, la existencia de esta cuarta Toy Story se antojaba más como una operación puramente comercial que un film con razón de ser, y más en esta época de secuelas innecesarias e indeseables live-action remakes que constituyen más de la mitad del catálogo actual de Disney. Sin embargo, y pese a alguna continuación floja como Cars 3 (Brian Fee, 2017), aún se puede mantener la fe en Pixar y sus estándares de calidad, porque Toy Story 4 no se estanca y sigue sumando en el universo concebido hace un cuarto de siglo.
El estudio americano se las ingenia para dar cuerda orgánicamente a su línea de películas e integrar una trama aún más crepuscular que la de Toy Story 3 (Lee Unkrich, 2010).
El estudio americano se las ingenia para dar cuerda orgánicamente a su línea de películas e integrar una trama aún más crepuscular que la de Toy Story 3 (Lee Unkrich, 2010). Si bien en aquella era Andy quien llegaba a la madurez, aquí son los juguetes, en particular Woody, quienes reconocen su trayectoria y analizan su lugar en el mundo, para llegar a encontrar una forma de proseguir, trazando nuevos matices en los caracteres de sus personajes. Aunque su trama se sustenta en recursos habituales de la tetralogía como es el rescate o la consecución de proezas en un ambiente mundano –con el eco de clásicos como La gran evasión (John Sturges, 1963)-, en ella se despliegan con la naturalidad y fluidez propias de Pixar temas como la renuncia, el sacrificio, la pertenencia, el legado, la toma de conciencia o la construcción de la identidad.
En medio de una enérgica diversión deudora de la comedia clásica estadounidense, afloran estos dilemas que tocan a los niños, pero que se clavan aún más en la mente de los adultos, guiando a todos hasta un final donde, otra vez, se estimula el funcionamiento de las glándulas lagrimales de forma irremediable. Situaciones emocionales más terrenales que su hiperrealista y vivaz animación, donde hay sitio también para la agenda pública y la reivindicación feminista, a través del regalo que supone la resurrección de una reinventada Bo Beep.
Sin estar a la altura de sus tres predecesoras y con un cierto descuido hacia algunos personajes icónicos, en detrimento de nuevas refrescantes incorporaciones, Toy Story 4 sigue siendo una muy notable obra que tiene algo que contar a todos los públicos y pone el broche de oro –esta vez esperemos que definitivamente, por coherencia y evitar desperfectos-, a una de las sagas con más nivel de la historia del cine, indiscutiblemente.