Un pequeño mundo
Cartelera España 25 de febrero
Título original
- Un monde aka
- Año
- 2021
- Duración
- 72 min.
- País
- Bélgica
- Dirección
- Guion
-
Laura Wandel
- Fotografía
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Frédéric Noirhomme
- Reparto
-
Maya Vanderbeque, Günter Duret, Karim Leklou, Laura Verlinden, Léna Girard Voss, Thao Maerten, Laurent Capelluto
- Productora
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Dragon Films, Lunanime
- Género
- Drama | Acoso escolar / Bullying. Colegios & Universidad. Infancia. Familia
- Sinopsis
- Nora entra en primaria y poco después descubre el acoso que sufre su hermano mayor, Abel. Nora se debate entre la necesidad de integrarse y su hermano, que le pide que guarde silencio.
- CRÍTICA
Sin apenas aterrizar en el séptimo arte, Laura Wandel cogió las maletas y viajó nada más y nada menos que a Cannes. Fue aterrizar y lograr que la crítica cinematográfica se pusiese en pie ante su ópera prima, alzándose con el premio FIPRESCI de la sección Un Certain Regard. Y no es para menos, pues la cineasta belga se viste de relojera y marca con precisión y pulso taquicárdico un soberbio ejercicio fílmico protagonizado por una actriz convertida en milagro, pues este servidor no recuerda una actuación infantil tan veraz y demoledora como la que nos regala Maya Vanderbeque en Un Monde. También avisar que desde La Caza de Vinterberg una película no había provocado tanta impotencia y rabia en el espectador.
El patio del colegio siempre ha sido esa vía de escape en la que juguetear y evadirse de las excesivas tareas que el sistema educativo implantaba –y sigue implantando–. La campana era nuestro propio grito de auxilio, una llamada casi angelical que se celebraba como un gol en el último minuto. Corríamos hacia él como si no hubiese un mañana para encontrar una mera distracción, ya sea con una pelota de gomaespuma, una comba casi rota, un alocado escondite inglés… Daba igual cuál fuese el pasatiempo, esos 30 minutos era lo más cercano que un niño podía estar del paraíso.
Aunque, por desgracia, lo que para algunos resulta un maravilloso y lúcido edén, para otros –y no precisamente pocos– infantes es el más tormentoso y lúgubre de los infiernos. Pues Wandel convierte el propio patio del colegio en una trinchera, recrea el horror vacuo de la guerra infantil, de esa cruda realidad llamada bullying. Y lo hace con una dureza y una veracidad que estremecen y duelen a partes iguales. Te apedrea hasta decir basta.
Los más clásicos y puristas, amantes del trípode y de ese manido perfeccionismo, no suelen ver con buenos ojos esa tendencia venida a más dentro de la industria cinematográfica: el uso de cámara en mano. Aquí, la paisana de los hermanos Dardenne emplea loablemente ese recurso para proyectar dinamismo, empaque y una atmósfera y sensación sofocantes, no dejando nunca de lado lo acaecido tanto dentro como fuera de campo.
Nos sumerge en una experiencia inmersiva, como ya lo hiciese, aunque de otra manera, Gus Van Sant con su Elephant. La cámara sigue y se pega a Nora para contemplar lo que sus ojos perciben: la barbarie y la injusticia que sufre su hermano Abel, quién será el reflejo de todas las víctimas que sufren maltrato físico y psicológico por parte de unos niños salvajes, por parte de esos diablos que cohabitan en el infierno y hacen imposible que los infantes puedan disfrutar de lo que para todos debería ser el paraíso.
Estamos ante una historia cambiante, que alterna la frustración y el punto de vista del afectado –hermana-hermano, hermano-hermana–. Un estudio psicológico que pone el velo a quienes hacen oídos sordos –personal docente– y donde la exposición de la realidad convierte a la heroína en villana. Y es que es frustrante que la víctima no se libere de la carga por temor a que le cataloguen de chivato. La mayor barrera que un niño puede tener es la presión social, lo que puedan llegar a pensar de él. Antes ser víctima de la presión y la opresión que exponer la verdad y te encasillen.
Es triste que muchos alumnos tengan que pasar por esto. Desgraciadamente, el bullying está muy presente, pero muchos, entre ellos los docentes o nuestro equívoco pensamiento, hacen que en muchas ocasiones sea invisible a los demás. Y todas las consecuencias del acoso escolar se exponen en setenta minutos de ficción que se extrapolan a un tiempo prolongado de la realidad.
En definitiva, para el que escribe estas líneas, Un Pequeño Mundo –Un Monde, 2021– es un hiperfrustrante retrato del bullying escolar que pone en jaque a la inatención docente y la atrocidad infantil, donde el patio del colegio es un protagonista más de este relato, un escenario que para un inocente soldado se convierte en un campo de minas. Apuntad los nombres de Laura Wendel y Maya Vanderbeque, quienes están llamadas a dejar huella en el panorama cinematográfico, casi tanta como la que dejará esta cinta en el respetable. Y si en esa gran pequeña joya llamada Petite Maman el abrazo era un símbolo de unión, también lo será en la que es otra pequeña e intensa perla europea que va directa a nuestra psique. Nunca setenta minutos habían dado tanto de sí como en 2021.