Un segundo
Próximos estrenos España 15 de octubre
Título original
- Yi miao zhong aka
- Año
- 2020
- Duración
- 104 min.
- País
- China
- Dirección
- Guion
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Zhang Yimou, Jingzhi Zou. Novela: Yan Geling
- Música
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Lao Zai
- Fotografía
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Zhao Xiaoding
- Reparto
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Yi Zhang, Fan Wei, Li Xiaochuan, Yu Ailei, Yan Li, Liu Yunlong
- Productora
- Coproducción China-Hong Kong;
Huanxi Media Group
- Género
- Drama | Revolución cultural china. Histórico
- Sinopsis
- Un convicto es enviado a un campo de trabajo en el desolado noroeste de China durante la Revolución Cultural del país. Utilizando su ingenio, y con el único fin de ver a su hija, quien ha sido filmada en una película, logra escapar y huye en dirección al cine de un pueblo cercano. Allí espera encontrar esa cinta de película y hacerse con ella. Sin embargo, en dicho lugar se cruza con una vagabunda desesperada por conseguir el mismo carrete de película y que logra robarlo. Curiosamente, este enigmático objeto, que ambos anhelan por motivos muy distintos, se convertirá en la raíz de una inesperada amistad.
- CRÍTICA
Zhang Yimou es un director con el que hay que encontrarse de vez en cuando en una sala, ya sea por su sensibilidad o por su inspiración a la hora de trasladar sus ideas a la pantalla, una manera de acercarse al intimismo del ser –Amor bajo el espino Blanco– y a la plasticidad y belleza escenográfica –Sombra– ; y aunque sí es cierto que en su último trabajo no hallamos un llamativo naturalismo, también es verdad que no perdemos de vista un atrayente clasicismo. Así las cosas, después de inaugurar el Festival de San Sebastián, llega a nuestras pantallas Un Segundo, la oda al cine que ha creado honestamente el autor chino.
El cine es –o mejor dicho era– una experiencia, un momento casi ceremonial en el que el público disfrutaba y conectaba con las historias rodadas, una gran fascinación que perduraba en el tiempo, no solo durante la proyección, si no después del visionado con las charlas y debates establecidos entre los grupos de personas que se reunían tras contemplar las obras cinematográficas. A día de hoy, el cine ha pasado de ser una experiencia única a una limosna que nadie desea, o en el mejor de los casos, a un reiterado y excesivo consumo que digerimos sin saborearlo. Pero no solo ha dejado de ser una multitudinaria experiencia, sino que vivimos en una sociedad donde dos cubatas por diez euros es una oferta irrechazable mientras que una entrada de cine por nueve es un auténtico robo a mano armada. Hemos retrocedido culturalmente.
Ahora el ansiado evento semanal no es el cine, el teatro o la ópera; es perrear ebrio hasta las seis de la mañana. Las bandas sonoras de nuestras vidas ya no las componen Morricone, Steiner o Rota; las componen unos marrulleros llamados Ozuna, Maluma y Bad Bunny. Hemos pasado de sentarnos en la butaca para contemplar una obra de arte a sentarnos en la barra para observar a un desconocido barman mientras zarandeamos una copa vacía, tan vacías como nuestras mentes. Con Un Segundo, Yimou te da ganas de viajar y asentarte en el pasado, donde la cultura era vida; no como ahora, que la estamos matando.
Lo que más llama la atención de la última cinta de Yimou es su pulcra puesta en escena y la ingenuidad que proyectan sus personajes. La escenografía lúcida hará trasladarnos a un añorado cine clásico, mientras que la pendencia surgida entre las dos figuras protagonistas a lo largo del metraje es la chispa que logra avivar el conjunto. El cineasta asiático también nos regala aguda ironía –recordar el momento “padre-hija” en la camioneta– con la que consigue que el vaivén notorio durante el viaje entre el convicto y la vagabunda protagonistas resulte más especial.
Estamos ante un filme humilde donde el dramatismo se halla en la necesidad de observar, y consigo, en el menester de obtener, de poseer; no obstante, no se puede encontrar un segundo en la inmensidad del desierto, un espacio más dilatado que el propio tiempo. Aun así, la desesperación y –sobre todo– la esperanza pueden con todo, pese a que ello pueda embarrar una decisión final algo cuestionable.
En definitiva, para el que escribe estas líneas, Un Segundo es un mensaje de amor al séptimo arte, un retrato intimista –que no naturalista– que nos regala Zhang Yimou, donde en el afecto y desafecto y en la necesidad de sus protagonistas encuentra la luz de su lámpara. El autor que nos regaló –entre otras bellas películas– la hermosa El camino a casa nos traslada a la revolución cultural china con un título necesario para la generación del consumo rápido y del reggaeton. Párate un segundo a pensar lo que ha significado y significa para ti el cine. Puede que tardes más de una vida en responder.