Artículo firmado por Laura Ayet y Aleix Sales
MEJOR PELICULA
Nomadland capta el Zeitgeist de este año tan raro y tan solitario. No es la primera película que mira a los ojos a la pobreza americana actual, incluso entre las películas nominadas este año, pero quizás sí que lo es en conseguir llegar a la fibra de los espectadores. A diferencia de su antecesora Parásitos (Bong Jong Hoo, 2019) no ha conseguido el SAG a mejor reparto (no estaba nominada) –cosa que impide que haya hecho la carrera perfecta, pero desde que se hizo con el León de Oro en el Festival de Venecia ha arrasado por todos los festivales donde han pasado sus ruedas: Toronto, los Globos de Oro, BAFTAs, los Critics Choice y la mayoría de las asociaciones de críticos. Sin duda estamos ante una road movie que ha sabido conectar fantásticamente tanto con los valores artísticos que busca la crítica como la sensibilidad que apela a la audiencia. Salvo shock máximo -que a los Oscar les encanta hacer de vez en cuando-, Nomadland entrará en el Olimpo de los Premios de la Academia, ya que su palmarés es inmaculado y los sorpasos acostuman a darse en años más repartidos.
La verdad es que es más complicado predecir quien podría ser la alternativa a la victoria, ya que la mayoría de las contrincantes de Nomadland reúnen suficientes cualidades –y equilibrados triunfos en otras categorías- para poder ocupar el segundo puesto en el voto preferencial. Una de las más fuertes en este caso es la ya tradicional joya de la corona del Festival de Sundance, que este año ha sido Minari. Un film que consigue crear un equilibrio perfecto entre forma indie sin cerrarse al gran público, de gran calado emocional sin caer en la ñoñería, con el pretexto del sueño americano para hacer un canto a las raíces foráneas. Tras el triunfo coreano en la edición anterior, no sería descabellado pensar una situación preferente para la película de Lee Isaac Chung, en unos tiempos donde la Academia vira hacia una posición más internacional, debido al aumento notable de miembros nacidos fuera de las fronteras americanas.
El ansiado retorno de David Fincher al celuloide tras 6 años de ausencia ha conseguido amañar la mayor cantidad de menciones este año. Una reivindicación de la figura del guionista por partida doble: Herman J. Mankiewicz, autor del libreto de Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941) -acreditado junto al cineasta prodigio, pero asumiendo él la mayoría del trabajo de escritura-; y al mismo guionista de Mank, su padre Jack Fincher. Mank, no obstante, ha despertado emociones dispares en todos los lugares -incluída esta redacción-. La película es como el mito de Xanadú, aunque evoque la época exuberante del Hollywood clásico, intenta ser muy filosófico y épico, pero solo se queda en un precioso espejismo. Es un retrato cínico y a la vez crepuscular a la industria de esos años, pero la película es (obviamente) incomprensible y, por lo tanto, inaccesible si no se ha visto Ciudadano Kane, y si has visto la película original, en realidad Mank, ¿qué aporta de nuevo? ¿Una película fría y tediosa? ¿Exquisita exaltación de la labor del guionista? ¿Un Fincher demasiado contenido? ¿Canto nostálgico ejemplar? Lo cierto es que todo el mundo ha sabido admirar su precisión y pulcritud técnica, pero emocionalmente es la obra más distante de la terna. Aunque en la industria hollywoodiense, prácticamente, cabe esperar más que te claven un picahielos por la espalda que un abrazo sincero, hecho que Fincher plasma en su obra, aunque tal vez no de la mejor manera. La polarización del film, junto a un recibimiento popular poco caluroso –es una obra que exige su paciencia-, le hacen perder puntos para la victoria. Si el de Denver no se llevó el gato al agua por obras mucho más queridas globalmente como La red social (2010) o El curioso caso de Benjamin Button (2008), poco esperamos de esta nueva aventura, a pesar de tocar el ombliguismo que tanto adora la Academia.
Pero hay una película más en el nombre del padre. El padre basa su perspectiva en una enfermedad que se ha convertido tan tabú como el cáncer, tanto que ni siquiera es nombrada en la película. ¿Es Alzheimer? ¿Es DCL? ¿Es demencia? El espectador vive el metraje a través de una desconocida, aunque no por ello menos temida enfermedad. Esto lo consigue a través del punto de vista del paciente y por lo tanto el espectador sólo tiene la misma información que él, sufriendo sus mismas confusiones. Así, con su sofisticado y acertado montaje, la narrativa es sencillamente sublime, por lo que esperamos que el tiempo recuerde al film como una de las películas más inspiradas de la década. Florian Zeller debuta con buena mano en la puesta en escena y, en especial, en una dirección de actores de altos vuelos.
Si Mank falla, Netflix golpea dos veces con una cinta que ha recibido un mayor aplauso del público como es El juicio de los 7 de Chicago. La película de Aaron Sorkin muestra como una protesta pacífica en contra de la guerra de Vietnam fuera de la Convención Nacional Demócrata en el 1968 se transformó en un enfrentamiento mortal con la policía y las fuerzas de la Guardia Nacional. También sigue el juicio, mezcla de espectáculo y conspiración, que se convirtió todo aquello, aún visible en numerosos procesos judiciales mediáticos. Sorkin siempre se ha comprometido con los momentos sociales en los que vivimos y por ello quería sacar la película antes de las elecciones estadounidenses, y parece que consiguió mínimamente uno de sus objetivos. No obstante, la propia historia de Estados Unidos parece demasiado polémica para llevarse el premio de la Academia y, como la mayoría de los textos del guionista, la cantidad ingente de datos y sucesos –magistralmente expuestos, como siempre- pueden atragantarse a los votantes más perezosos. No parte como favorita, pero mientras el mundo observa el juicio por el asesinato de George Floyd, una Academia renovada y con un mayor espectro de miras sabe que seguir ignorando este tipo de películas forma parte del pasado y que, en medio del Black Lives Matters, una apología a favor de la justicía, los derechos y la libertad de protesta puede dar buena publicidad.
Esta no es la única nominada que muestra las vergüenzas raciales en USA. Judas y el Messías negro es el biopic del pantera negra Fred Hampton y es de las últimas llegadas a la carrera para los Premios. La película de Shaka King es un thriller negro que coquetea ligeramente con la exploitation –eso sí, pasada por un filtro academicista apto para todo el mundo- que recorre un turbio pasaje (como no) de los Estados Unidos. Un film tan efectivo y narrativamente solvente como poco arriesgado en sus formas, cuya mayor baza está en esas portentosas interpretaciones de la nueva cantera de actores afroamericanos como Lakeith Stanfield, Daniel Kaluuya o Dominique Fishback.
Ha podido levantar ampollas, pero no tantas como Una joven prometedora (Emmerald Fennell), que presenta a la nueva heroína feminista del #MeToo. Si el año pasado la Academia parecía desmadrarse al incluir El escándalo (Bombshell) (Jay Roach, 2019) entre sus nominadas, ahora el descaro es más evidente en todos los niveles –salvo en maquillaje-. El film protagonizado por Carey Mulligan es la película de la que todo el mundo habla en todo el mundo por su poderío y contundencia. Ha hecho una carrera muy sólida y el hecho que se haya colado en las categorías esenciales no hacen descartarnos que se trate de una fuerte alternativa de igual calado social a Nomadland.
La octava y última nominada es Sound of Metal, de Darius Marder, quien, como la película de Fennell, ha ido creciendo en la carrera hasta lograr la final. Amazon está detrás de la historia de la súbita pérdida de audición de un batería de una banda hard-rock. Lo que puede recordar a la ya icónica Whiplash (Damien Chazelle, 2014) sigue también el camino del drama médico o de la historia de superación sin sentimentalismos baratos ni efectismos. Una obra viva y sumamente sensorial que agarra al espectador, en buena parte gracias a la comunión de los diversos departamentos que conforman el film.
MEJOR DIRECTOR
Primero de todo comentar que es la primera vez en la historia de la Academia que en esta categoría se nomina a dos mujeres. Y todo apunta que el premio será para una de ellas. Chloé Zhao llega a perfeccionar con Nomadland su talento ya explorado en la delicada y a la vez magnifica The Rider (2017), que la puso en el ojo de mira como directora a seguir muy de cerca. Este galardón la convertiría en la segunda mujer en conseguirlo y la primera mujer no- blanca, cosa que casa de perlas con la narrativa de una Academía cada vez más multicultural y feminista. Si Bong Jong Hoo fue el año pasado -después de unos años de reinado mexicano en la categoría-, el siguiente estadio es Zhao.
La verdad que Zhao es uno de esos premios considerados “seguros” de la noche, así que difícilmente podemos predecir quien sería la alternativa. Tal vez por el momentum que está vivendo el film, nos decantamos por Emmerald Fennell y su Una joven prometedora, especialmente por su audacia en la temática, más que por su lenguaje audiovisual. Emerald Fennell consigue “hacer un Lady Bird” y conseguir ser nominada por su Opera Prima por reinventar el género del thriller de venganza, en esta exploración de la cultura de la seducción. Todo esto, acompañado de una paleta de colores pastel y una interesante elección de banda sonora, le dan al metraje un sello propio perfecto para ser reconocido entre las clasificadas.
No obstante, Minari es la opción de mayor consenso a nivel de dirección, debido a la naturalidad que imprime Lee Isaac Chung, conjugada a la par con la sensibilidad del film. No es especialmente vistosa, pero es un claro ejemplo de premiar el film, el cual debe a la dirección su estado final. No parece que sea el año del maestro Fincher pero, como ya hemos apuntado, Mank no tiene unanimidad. Para algunos, la dirección de Fincher ni siquiera intenta levantar el ritmo lento del film, no forma parte de sus intenciones, que es precisamente lo que con la perspectiva moderna hace que los clásicos del cine negro sean poco accesibles para los nuevos espectadores, acostumbrados a tipos de narrativas mucho más dinámicos. Mank no aporta algo nuevo para los que ya conocen estos filmes ni vale como introducción al género, lo cual hubiese sido difícil, pero muy interesante. Además, tiende a sobre explicarse, incluso de manera explícita dice que no se puede capturar la vida entera de un hombre en dos horas, sino esperar dejar su impresión. Para otros, la película es un inmaculado retrato de una época pretérita en la cual el cineasta se aleja de sus cánones habituales cosa que, con una trayectoria como la suya a sus espaldas, sigue agradeciéndose. Posiblemente no sería la obra por la cual merecería ser recordado, pero tiene delito que este hombre aún no obtenga el reconocimiento que se merece.
Finalmente, la sorpresa de la categoría cubre la cuota europea/world cinema que últimamente la Academia ha ido recuperando, en otro síntoma de su multiculturalidad. Thomas Vinterberg, uno de los jóvenes padres del movimiento Dogma95, ya es un veterano y, tras años de aciertos y desencuentros, logra una nominación por la película europea más aclamada del año, Otra ronda. Viendo la carrera, la nominación ya sabe más a premio que una Guiness, pero, salvo por Zhao, en realidad tiene unas probabilidades similares a los demás y, a nivel de trayectoria, iría detrás de Fincher. Pero Zhao… en fin, Zhao es mucha Zhao.
MEJOR ACTRIZ
Todos los expertos coinciden en que es la categoría más incierta y en la que literalmente cualquiera tiene posibilidades de ganar, y no es para menos. Salvo Vanesa Kirby, quien ganó el premio en el Festival de Venecia, cada una de las otras candidatas ha ganado uno de los cuatro premios considerados “precursores” principales de los Oscar. Carey Mulligan ha hecho, literalmente, temblar y disculpar a críticos de la respetada Variety por sus comentarios al respecto de su interpretación en Una joven prometedora, así que promete como una fuerte aspirante, siendo esta su segunda nominación tras An Education (2009). Mulligan es la fuerza en la pantalla y, realmente, una de las excusas más fundadas para evitar que la película de Fennell se vaya de vacío a casa. Además de hacerse con el Critics’ choice award en un año tan dividido, Mulligan ha sido la que ha predominado en las asociaciones de críticos, además de ser la que tiene más el “factor deuda” entre las nominadas, al competir junto a otras dos ganadoras recientes y a otras dos “revelaciones”. Lo que tiene en contra es, además de la división en los precursores, su propio personaje, ya que es el personaje del quinteto que más amor y animadversión a partes iguales puede despertar.
Frances McDormand lo tendría todo para llevarse la estatuilla en su papel como una trabajadora humilde que pierde su casa y sale a la carretera en una camioneta después de la recesión de 2008, ya que es el alma de Nomadland. ¿Su único problema? Que ya tiene dos Oscars, uno de tan solo hace 3 años. ¿Se atreverán a ponerla con el mismo número de galardones que Meryl Streep? ¿La convertirán en el Daniel Day-Lewis femenino con tres premios en interpretación principal? Aquí hay duda porque, si bien Day-Lewis tenía el Oscar desde que anunció el proyecto (Lincoln) con Spielberg al frente, el caso de Frances no es tan obvio. Junto a ello, el ya explicado reparto en los precursores. McDormand tiene el BAFTA, ¿obtendrá el tercer Oscar? Aquí somos un poquito escépticos aún.
A Viola Davis se la conoce como la Meryl Streep negra, pero ella es mucho más que eso (y desgraciadamente su salario es mucho menos que eso). La madre del blues tendría pocas posibilidades de llegar donde está si no fuera por ella, ya que Davis tiene más que ganado el respeto de Publico, Gremio e Industria. ¿Su único pero? Ya tiene un Oscar muy reciente, la película que defiende no es para echar cohetes, es la interpretación que se acerca más peligrosamente a la sobreactuación de las 5 y solo ha amasado el SAG… ¿es suficiente para descartarla? No olvidar que el año pasado los 4 actores ganadores cumplían el bingo WASP. En cambio, en esta ocasión, la Academia tiene la posibilidad de disimular su problema de diversidad.
La otra nota de soul de la categoría la pone Andra Day con United States vs. Billie Holiday, que, a diferencia de Davis, pone su voz en las canciones. Si ya pasó con Rami Malek vs Taron Egerton, interpretando respectivamente a los épicos Freddie Mercury y Elton John, aunque este detalle es muy importante en una interpretación, y en lo que un actor puede dar de ella, parece que no impresiona a la Academia y lo que importa es el resultado final, por lo que este detalle no la adelanta en la carrera al Premio. A pesar de su estatus de novata cuya nominación ya es suficiente, Day tiene a su favor el haber ganado, contra todo pronóstico, el Globo de Oro a Mejor Actriz de Drama y, por supuesto, el interpretar con devoción a una gran dama de la canción, más popular que Ma Rainey. Si el film de Lee Daniels es visible es, sin duda, por Day.
Última en las apuestas a la corona queda la ganadora de Venecia, Vanessa Kirby, lo mejor sin lugar a dudas de Pieces of a Woman (Kornél Mundruczó). Como pasa muchas veces con los vencedores de La Mostra, ha perdido fuelle a lo largo de los meses (y este año más aún), pero Kirby lo da todo y la desgarradora escena del parto y su monólogo en el juicio quedan como clase de interpretación para las futuras generaciones. Venimos de unos años en los que, en la interpretación, (curiosamente en más casos en las categorías femeninas) se premia el naturalismo, pasando de Clint Eastwood exigiendo que la actriz que llegara a ser la protagonista de El Intercambio (2008) fuera madre, hasta Roma (Alfonso Cuarón, 2018) eligiendo a Yalitza Aparicio que debutaba como actriz a lo grande. Lo comentamos ya que Kirby no tiene la misma experiencia personal que su personaje en Pieces of a Woman, pero desde luego no lo parece, recuperando la esencia de lo que es ser actriz. Perdiendo el BAFTA –en una categoría donde solo competía con McDormand-, se difuminan sus probabilidades, pero sería una digna ganadora.
MEJOR ACTOR
Hace menos de un año se fue Chadwick Boseman, pero con esta nominación cargada de simbolismo, su legado permanece. Además, el director de La madre del blues, George C. Wolfe, añadió en comparación de la obra de teatro una última escena precisamente para concluir con la importancia del legado del hombre negro. La mezcla de esta intención de la dirección junto con la interpretación de Chadwick Boseman, hace que salten chispas en el speech sobre la mala suerte, cosa que hacen de esa escena un clip de Oscar perfecto, resaltando el papelón que se marca Boseman. Sólo un actor de su categoría podría representar al complejo personaje del trompetista Levee y conseguir la empatía y comprensión del espectador, entregándose en su último trabajo. El Oscar sería la mejor manera de despedirse. ¡Larga vida al Rey de Wakanda! Boseman se convertiría en el segundo actor en ganar el premio a Mejor Actor de forma póstuma -tras Peter Finch por Network (Sidney Lumet, 1976), y solo 12 años más tarde de que lo hiciera Heath Ledger en Mejor Actor de Reparto.
Boseman parecía una opción bastante cerrada hasta que sir Anthony Hopkins le arrebató el BAFTA hace un par de semanas. Y no es para menos, ya que el inglés nos firma su mejor interpretación desde El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991), su único Oscar. A sus más de ochenta años, Hopkins sigue en plena forma capturando destacadamente un enfermo senil, que puede resultar tan arisco como rompernos el corazón llamando a su madre como un niño pequeño. De no ser por Boseman, Hopkins ya debería estar haciendo sitio para su premio –para un actor de su talla, un segundo Oscar sería indiscutible-, porque lo suyo en El padre es increíble.
Ante estos dos, el resto poco pinta, pero Riz Ahmed ha conseguido algunos reconocimientos de la crítica para su rol en Sound of Metal. Ganándose el respecto de la Industria con la serie The Knight of (2016), no es para menos su labor como batería en proceso de sordera. Ahmed se emplea a fondo en una interpretación titánica para la que practicó durante 6 meses con el instrumento y aprendió el lenguaje de los sordomudos. El resultado: una actuación que sería premiada de cabeza si no fuera por la gran competencia. Ahmed realiza una interpretación extremadamente física, pero que también cubre una gama de sentimientos amplia con un recorrido coherente. Si sigue así, otro año le veremos con la estatuilla, seguro.
Si Mank arañaba tantas nominaciones, era lógico que una de ellas fuera para su protagonista, Gary Oldman, esta vez sin tantas prótesis como en El instante más oscuro (Joe Wright, 2017). Oldman llega a la nominación, pero en realidad, poco más. Ni tiene la película a su favor, tampoco especialmente su personaje, su interpretación es más discreta –eso en Hollywood significa, con menos momentos para lucirse que sus compañeros-, y, además, posee un Oscar muy reciente. Mank sirve para que el intérprete sume cifras a esas nominaciones que le debían hasta 2011 y, aunque se trate de un acertado y solvente trabajo, poco más tiene que añadir.
Steven Yeun se convierte en el primer actor asiático en competir como Mejor Actor, y esto parece que será su premio. El protector pater familias de Minari, emprendador americano y orgulloso koreano, intenta equilibrar la balanza entre lo familiar y el negocio con el que prosperar. Sensible y carismático, puede darse por satisfecho.
MEJOR ACTRIZ DE REPARTO
La abuela de Minari, interpreta por Youn Yuh-jung, tierna y divertida, es una de las mejores bazas de la película y clara favorita a llevarse la estatuilla, sobre todo desde que se ha llevado el Premio del Sindicato de Actores y el BAFTA, dirigiendo una carrera que empezó muy dispersa entre la crítica y en algunos premios (los Globos de Oro premiando a una Jodie Foster que se ha quedado sin nominación). Sería una brillante manera de premiar lo que representa el film, además de convertirse en la segunda actriz asiática en conseguir el Oscar, tras Miyoshi Umeki con Sayonara (Joshua Logan, 1957). La manera de evitar un 0 de Minari es ella.
Amanda Seyfried se elevó como la favorita al principio de la carrera, pero ha ido perdiendo fuerza. Seyfried ha hecho su mejor trabajo en este tributo a las actrices del cine clásico, clavando sus matices al representar a Marion Davies con una precisión quirúrgica, destacando su entonación. Además, consigue humanizar a la amante de Hearts, que, hasta ahora, desgraciadamente había quedado reducida a el apodo que su amante el magnate le había dado a sus partes íntimas: Rosebud. Seyfried consigue quitarse la imagen de actriz juvenil y ligera con este papel en el que, pese a su poco tiempo en pantalla –comparando con sus competidoras-, se las apaña para iluminar la pantalla. Seguramente, las mejores secuencias de Mank son aquellas donde su melena aparece.
Maria Bakalova podría dar la sorpresa con la secuela de Borat, y merece mención aparte ya que su interpretación se basa en la improvisación. Es la única que ha estado presente en todos los premios previos y podría ser la gran tapada. Y la última vez que desde aquí hablamos de tapado fue con Olivia Colman y se lo llevó… No solamente sería reconocer una actuación fuera de los patrones habituales, sería también una forma de premiar la valentía de muchas mujeres ante el peor machismo y abuso sexual gracias a su comentadísima escena con Rudy Giuliani. Podría parecer que la nominación para una búlgara de 24 años es suficiente, pero ojito con Maria.
Glenn Close suma su octava nominación, esta vez por la abuela pobre de Hillbilly Elegy (Ron Howard, 2018), mostrando esa América profunda olvidada. Close es, claramente, la actriz que más merece tener un Oscar tras 7 derrotas y esta vez, donde tampoco hay una incontestable favorita, sería una buena ocasión para ello, sobre todo para corregir el chasco de hace dos años frente a Olivia Colman. Esta vez, pero, tememos que volverá a quedarse en la butaca porque juega con, posiblemente, la peor película nominada de toda la edición, un telefilm desastroso en el que Close es lo único remarcable, defendiendo su personaje a capa y espada, a pesar de todo. Si esto no es suficiente, por Hillbilly Elegy Close se ha convertido en el tercer intérprete en estar nominado al Oscar y al Razzie por la misma actuación, tras James Coco por Solo cuando me río (Glenn Jordan, 1981) y Amy Irving por Yentl (Barbra Streisand, 1983). El resultado, esas veces, acabó en ninguno de los dos premios, y Close tiene pinta de seguir con la tradición. Aun así, estos hechos se dieron en una época donde conseguir ser nominado al Oscar era más fácil que ahora y, si Close se ha colado entre las cinco mejores, en tiempos de mayor competencia, en su octava nominación... ¿Será al fin su hora?
Olivia Colman fue la que aguó la fiesta a Close y, en su segunda nominación, podría volver a hacerlo, aunque lo vemos poco probable. Tiene un Oscar muy reciente y no ha ganado ningún premio destacable, sin querer desmerecer su excelente interpretación. Como Oldman, es una nominación que le ayuda a sumar más en su casillero, con total legitimidad.
Nos habría encantado ver en la terna a la veteranísima Ellen Burstyn por sus aprovechadísimos minutos en Fragmentos de una mujer. El plano-secuencia de su confesión es para enmarcar.
MEJOR ACTOR DE REPARTO
No hay actor que haya perdido el Oscar a Mejor Actor de Reparto si ya tiene por esa interpretación el BAFTA, el Critics Choice, el Globo de oro y el SAG, como es el caso del Messías Negro Daniel Kaluuya. Desde que se reveló con Déjame salir (Jordan Peele, 2017) y en sus riesgos interpretativos posteriores, era cuestión de tiempo verlo con la estatuilla. Kaluuya inunda de carisma su Fred Hampton y nos regala un puñado de escenas potentísimas que se engrandecen gracias a él. Probablemente, estemos ante el Oscar interpretativo más claro de la noche.
Sacha Baron Cohen lleva tiempo detrás del respecto de la Industria, lo demuestra en su elección de papeles y puede se lo demuestren en su primera nominación como actor. Esta interpretación es de carácter muy diferente a sus principios cómicos, pero no por ello menos critica socialmente, con El juicio de los 7 de Chicago. Cohen domina sus escenas con su gracia habitual, pero siendo consciente del material con el que lidia. Aunque Kaluuya es muy seguro, Cohen tiene a favor el apoyo de sus compañeros; el hecho de haber vuelto como Borat este año -con el que se pueden contrastar su versatilidad-; y no tiene ningún compañero nominado de su extensísimo reparto (a diferencia de Kaluuya), lo que le da pista libre para correr en una de las películas más aclamadas. Es una de las posibilidades para premiar el film de Sorkin.
Tras llevar muchos años como actor, especialmente trabajando con sordomudos, Paul Raci consigue descubrirse ante el mundo por su papel en Sound of metal. Nadie mejor que él, puesto que domina a la perfección la lengua de signos, al tener padres sordomudos. Raci es un contrapunto excelente al visceral Ahmed, a quien consigue ayudar a adaptarse a su nueva realidad. Especialmente conmovedora es su conversación final con el protagonista, llegando a posar lágrimas en nuestros ojos. Kaluuya y Cohen tienen un mejor panorama, pero, justamente, Raci merecería ser el ganador.
Leslie Odom Jr. empezó la carrera como hipotético favorito ante las dudas de Raci, la incertidumbre sobre quién de los chicos de Sorkin sería(n) prolíficos en la carrera o un Daniel Kaluuya que aún no había hecho acto de presencia. Odom Jr. se ha desinflado por compelto, al igual que la película de Regina King, One Night in Miami, quien se quedó fuera de Mejor Película por sorpresa de todos. Odom consigue encarnar a Sam Cooke sin ser una imitación de Tu cara me suena, dando la talla en los momentos dramáticos y brillando aún más en lo musical. El hecho de haber estado en el fenómeno Hamilton le suma puntos, pero también le resta el haber participado en ese espanto de Sia llamado Music. Kaluuya va fuerte, y un Odom tan debilitado no le hará sombra.
Finalmente, el shock de las nominaciones. No porque no lo merezca, ya que Stanfield es un actor como la copa de un pino a sus 30 añitos, y en Judas y el Messías negro sigue el ritmo de Daniel Kaluuya sin problemas. De hecho, hasta consigue tocarnos más la fibra sensible por su personaje tan contradictorio. Pero su nominación fue un shock porque iba promocionado como Actor Principal. Sin presencia destacada en precedentes, la nominación parece suficiente y dudamos que moleste mucho a su compañero. Pero, atentos, que lo que puede hacer es dividir los votos de los pro-Judas y que una opción como Cohen acabe haciendo el “sorpaso”.
MEJOR GUIÓN ORIGINAL
La mejor manera de premiar el atrevimiento de la idea de Una joven prometedora es con este galardón. En esa mezcla de luto a las víctimas de abuso y venganza hacia los hombres que se aprovechan de la situación de una mujer que no puede dar su consentimiento, es un tema muy delicado, y la propia Emerald Fennell le da además un bonus con los descarados discursos de la protagonista. Poca gente hubiese dado el paso sólo por el miedo al debate y precisamente eso la alzará como ganadora, ya que ha ganado dos precedentes esenciales como el BAFTA o el sindicato de Guionistas.
Este es el hábitat natural de Aaron Sorkin, por lo que siempre tendrá posibilidades, y llega con el Globo de Oro en sus manos –aunque los Globos siempre se han pirrado por el guionista de El ala oeste de la casa blanca. Con El juicio de los 7 de Chicago se palpa la ambición americana en ganarlo todo, incluso más allá de la justicia, como lleva Sorkin indagando desde hace años. Su problema: ya es ganador, Fennell está pisando fuerte y su película se ha descolgado un poco estas últimas semanas.
Ante este duelo, poco esperamos de las otras 3 nominadas. Minari sería la tercera en discordia, ya que el hecho de estar buena parte en coreano ha impedido que mida sus fuerzas en algunos precursores. Tiene a favor la fluidez, la empatía con el público y esas chispas cómicas indies que sientan de maravilla a un relato.
Sound of metal juega con el equilibrio en su historia y la originalidad de su relato, además de unos cuantos diálogos inspirados sin ser un coach barato. Pero no es la candidata donde la palabra se luzca más, precisamente.
Es sorprendente que la vida y muerte de Fred Hampton no se hayan explorado en un film mediático hasta ahora como en Judas y el Mesías negro. Con un texto funcional y correcto, es la menos inspirada del conjunto, con lo cual predecimos que sus opciones de victoria son prácticamente nulas.
MEJOR GUIÓN ADAPTADO
Chloé Zhao podría ser la primera ganadora en solitario desde Emma Thompson en 1995 por adaptar Sentido y Sensibilidad (Ang Lee, 1995). Ha ganado algún precedente como el Critics’ choice y es impredecible observar su papel en el Sindicato de Guionistas, ya que era ineligible. Cuenta con estar en la potencial triunfadora de la noche y, seguramente, los votantes no quieran separar el film de la trilogía Película-Dirección-Guión.
Pero realmente El padre le podría arrebatar la estatuilla en este aspecto, ya el BAFTA fue para ella. Inspirada en la obra de teatro francesa homónima, El padre ha sido adaptada por Florian Zellor y el experto en translaciones a la gran pantalla Christopher Hampton, que se llevó el gato al agua por Las amistades peligrosas (Stephen Frears, 1988). El padre es, en gran parte, un elaborado trabajo de guion que, a falta de premio para Hopkins, puede encontrar un gran consuelo en este premio.
También basada en una obra de teatro es One night in Miami, en la que Jimmy Brown, Sam Cooke, Cassius Clay y Malcom X discuten la responsabilidad de ser iconos para la comunidad negra durante el movimiento de derechos civiles. Adaptada por Kemp Powers, sus opciones han menguado por la omisión de la película en otras categorías, debilitándola. No ha ganado ningún precedente decisivo e, incluso, se le escapó en el premio del Sindicato de Guionistas sin las presencias de Nomadland o El padre.
De hecho, la película de King perdió en el Sindicato de Guionistas frente a la secuela de Borat, hecho que no la hace descartar del todo. Pese a ser una nominación un tanto inesperada al tratarse de la secuela de una comedia tan descarada como la que es, lo cierto es que sigue el camino que marcó su antecesora hace 14 años, también nominada a mejor guión adaptado. No se lo llevó, y tampoco creemos que lo logre esta vez.
Cierra The White Tiger, de Ramin Bahrani, un film que solamente ha tenido un total de 6 nominaciones en toda su carrera, pero muchas de ellas cruciales, como en el BAFTA o en el Sindicato de Guionistas. Siendo esta la única nominación de la cinta, creemos que la nominación será suficiente reconocimiento para ella.
MEJOR PELÍCULA INTERNACIONAL
Como apuntábamos antes, Otra ronda se ha erigido como la película europea del año desde la obtención del sello Cannes 2020, su paso por San Sebastián -donde amasó el premio a Mejor Actor para sus intérpretes-, y hacer pleno en los últimos Premios del Cine Europeo. La película de una de las figuras esenciales del cine europeo contemporáneo ha seguido su estela en varios premios de la crítica y se alzó también con el BAFTA. Solamente ha perdido cuando Minari competía en la categoría, pero ahora, con todo en su sitio, parece ser que Vinterberg subirá a recoger el Oscar que ya se le escapó por Celebración (1998) o La caza (2013). El experimento alcohólico del danés ha conseguido el favor general de la crítica y llegar a llegar al público, lo que la convierten en una perfecta ganadora. Por si fuera poco, la presencia de un actor tan respetado dentro y fuera de sus fronteras como Mads Mikkelsen, le hacen sumar méritos.
Aunque sobre el papel todo apunta a Otra ronda (la nominación a Mejor Director es un poderoso añadido) y en la última década ha habido pocas sorpresas en los ganadores –solamente El viajante (2016) de Farhadi podría considerarse una victoria ligeramente inesperada al pasar por delante de Toni Erdmann (Maren Ade, 2016)-; pero no debemos olvidar que esta categoría de vez en cuando se guarda algún as en la manga, por muchas nominaciones paralelas que un film pueda tener. Y la que pensamos que puede evitar que Diinamarca sume su cuarto galardón en la categoría es Collective de Alexander Nanau. El documental sobre la tragedia en una discoteca de Bucarest y su posterior juicio destapa la corrupción sistémica rumana sin tapujos y con mucho arte. Collective ha ido apareciendo en varios premios y haciéndose con algunos premios como el premio del Cine Europeo al mejor documental. Como Otra ronda, también está nominada al Premio Lux del Cine Europeo, el galardón del Parlamento Europeo al cine autóctono –que el público puede votar libremente hasta finales de mayo-, con lo que resulta una rival a su altura. Además, es la primera nominación para una cinematografía fundamental en los últimos años como la rumana. Si el año pasado Parásitos sirvió como primer reconocimiento al admirado cine de Corea del Sud, Collective podría vivir la misma situación.
Pero cerca de estas dos anda Quo Vadis, Aida?, el drama bosnio de Jasmila Žbanić sobre una traductora de la ONU en plena Guerra Balcánica que intenta proteger a su familia. La cinta reúne todos los elementos para seducir a la Academia como son sus fuertes valores familiares, una heroína con medias tintas y un hecho histórico que sigue conmoviendo al mundo, más teniendo en cuenta que la Guerra de los Balcanes sucedió a tocar de los territorios occidentales de donde son buena parte de la Academia. La película de Žbanić consigue mantener la intensidad a modo de thriller en su segunda parte, a la vez que emocionar al espectador, cosa que la convierten una película a tener en cuenta. Sin embargo, los borrachos daneses pisan fuerte y Bosnia ya tiene un premio en el palmarés por En tierra de nadie (Danis Tanovic, 2001), por lo que tampoco tienen una deuda con el país.
Como decimos, esta es una categoría que siempre se reserva sorpresas en las nominaciones, y este año las infiltradas han sido la hongkongesa Better Days (Derek Tsang), el retorno del país 27 años después de Adiós a mi concubina (Chen Kaige, 1993) y The man who sold his skin (Kaother Ben Hania), primera nominación para una cinematografía emergente como la tunecina. Better days tiene a favor el hecho de tratar un tema universalmente de interés social como es el bullying en una sociedad tan autoritaria como la china, donde se producen un enorme número de suicidos. Better days es una película asiática con formas muy occidentales, lo que la hacen muy accesible para gran parte de votantes y, pese a excederse un tanto en su duración, mantiene el ritmo con pocos problemas. Sin olvidar que, de premiarla, sería también un reconocimiento a ese país inconformista que planta cara al autoritarismo chino como es Hong Kong. En otro orden, Túnez ya puede darse por satisfecha al lograr la nominación con The man who sold his skin. Poco tiene que hacer ya que se trata del film más flojo de la terna y el más problemático, especialmente en un final un tanto efectista. Pese a este, la película parte de una premisa interesante (un refugiado sirio vende su cuerpo como obra de arte) y plantea debates muy atractivos para el espectador. Se consume muy fácilmente, posiblemente la que más de las nominadas, y cuenta con Monica Bellucci en su reparto, la única figura que pueden despintar la popularidad de Mikkelsen. Todas estas razones la podrían convertir en una de esas sorpresas inesperadas como Despedidas (Yojiro Takita, 2008), así que tampoco es totalmente descartable. Pero, aun así, seguramente el equipo de Otra ronda acabe rociándose con champán.
MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN
En los 20 años de existencia de la categoría, Pixar ha ganado un total de diez veces y sumará la undécima este domingo. Soul ha barrido en los precursores y, siendo esta la mejor película de la factoría desde Del revés (Pete Docter, 2015), es un deber que sea premiada con tal, y más al tratar con exquisitez temas de gran trascendencia como la vida y la muerte, en una línea metafísica que ya abrieron con la citada Del revés y Coco (Lee Unkrich, Adrián Molina, 2017), alcanzando aquí un nivel de complejidad superior. La gravedad del tema y la sofisticación narrativa –que puede alejar un poco a los niños- son lo único que podría tener en contra, pero lo cierto es que un votante adulto debería quedar rendido ante tal preciosidad. El resumen de todo es que, si no gana, será uno de los enormes shocks de la historia reciente de los Oscar.
Pixar amplía sus posibilidades de triunfo a un 40% gracias a Onward (Dan Scanlon), la primera cinta que estrenaron este año, lamentablemente justo antes del confinamiento, con lo cual su recorrido en cines fue menor de lo esperado. En todo caso, Onward es una bella aventura fraternal alrededor de la pérdida con el toque sensible Pixar, pero algunos peldaños de su plato fuerte, Soul. Una digna nominada que se quedará en eso, que no es moco de pavo.
La única película que realmente podría frustrar “la undécima” del estudio de Emeryville es la irlandesa Wolfwalkers. Sin tener los grandes recursos ni el ritmo de producción a tan alto nivel como Pixar, lo cierto es que el estudio Cartoon Saloon ha colado sus cuatro largometrajes en la categoría. Una animación en 2-D, tradicional y que han acercado la bella mitología irlandesa al mundo, además de adentrarse en otras culturas como hicieron con El pan de la guerra (Nora Twomey) y que, dada su inmaculada trayectoria, vendría siendo hora de reconocer. Parece imposible derrotar a Pixar, pero Wolfwalkers se las ha ingeniado para hacerse con algunos premios de la crítica y, en los premios Annie, amasó 5 galardones, frente a los 7 de Soul. Está complicado, pero si hay un caballo negro (perdón, lobo), son ellos.
Del viejo continente, concretamente de la imprescindible factoría inglesa Aardman, viene la secuela de la Oveja Shaun, Granjaguedón (Will Becher, Richard Phelan). Estando nominada por su primera película en 2015, es irreprochable que esta oveja es una de las grandes joyas de la animación contemporánea, capaz de poner de acuerdo a niños y mayores. La razón radica en su confianza en el slapstick y el gag mudo, congeniando con una tradición más primitiva, pero que sigue funcionando como un reloj suizo. La segunda entrega emula la trama de E.T.: el extraterrestre (Steven Spielberg, 1982) de una manera fresca y divertida, sin llegar a la autenticidad de la anterior cinta, pero siendo una película muy disfrutable. No será el momento de Aardman –no le hace falta, Wallace & Gromit: La maldición de las verduras (Steve Box, Nic Park, 2005) ya les reportó la gloria en su día-, pero siempre es un gusto verlos donde se merecen.
En un año donde la animación se ha prodigado poco, en parte debido a los retrasos en los calendarios, la carrera realmente ha orbitado en torno a 6 títulos, dejando fuera Los Croods: una nueva era (Joel Crawford), en detrimento de las 2 que siempre bailaban en los diferentes premios. Una era La oveja Shaun. La película: Granjaguedón. La otra, Más allá de la luna (Glen Keane, John Kahrs), una coproducción entre Netflix y el estudio chino Pearl. Glen Keane, uno de los directores, trabajó durante muchos años en Disney, hecho perfectamente palpable en la forma y el fondo de la película, la cual no deja de ser una trama emotiva de aventuras repleta de canciones de por medio. Sus opciones de triunfo son bajísimas porque, de hecho, es la peor de las nominadas con diferencia al no cumplir con sus simples objetivos, dejando al espectador con un empacho de colorines y música. Todo lo contrario de lo que es Soul.
MEJOR LARGOMETRAJE DOCUMENTAL
La incertidumbre sobrevuela de pleno esta categoría, ya que hay hasta 3 películas estupenda encarriladas para el triunfo, teniendo las otras 2 restantes en posiciones nada rechazables. Pocas personas podían pensar que un documental sobre la relación de un hombre con un pulpo podría llegar tan lejos, pero es que Lo que el pulpo me enseñó (Pippa Ehrlich, James Reed) consigue emocionar por la cercanía con la que retrata esta peculiar historia. La película de Netflix ha ganado batallas tan importantes como el BAFTA, el Gremio de Montadores o el Sindicato de Productores, situándola ahora en primera posición. Es un documental accesible para todo el mundo y toca la fibra, una bomba para triunfar.
Collective repite la hazaña que inició Honeyland (Tamara Kotevska, Ljubomir Stefanov) el año pasado al conseguir doble nominación en Documental y Película Internacional. Ya hemos desgranado antes el tema del documental, cuya fuerza y fuerte calado social creemos que lo sitúa en mejores expectativas que su predecesora, la cual optaba por una vía más costumbrista –pese a contener una sutil denuncia de condiciones en Macedonia del Norte-. Aunque internacionalmente le ha ido bien, su flaqueza en para el triunfo se encuentra en haber perdido los premios de la industria a los que optaba, dejándola con un palmarés más reducido de lo que debería.
Durante los premios de la asociación de críticos, Time (Garrett Bradley) iba de cabeza a la victoria con la historia de una madre de familia que espera que su marido salga de la cárcel. Construida a partir de vídeos caseros y cambios de formato, es un documental sencillo pero trabajado, de potente carga emocional, pero algo más distante que el relato del cefalópodo. Aún tiene opciones, pero en los premios de la industria se ha descolgado bastante, con lo cual sus probabilidades bajan notablemente.
En la retaguardia está otra película que podría haber hecho como Collective y Honeyland, pero la representante chilena, El agente topo, se ha tenido que conformar con la de Mejor Documental, lo cual es un mérito para una cinta íntegramente hablada en español. La película de Maite Alberdi diluye los límites de realidad y ficción por medio de un dispositivo narrativo propio del cine de espías para narrar la infiltración de un anciano en una residencia de la tercera edad para comprobar si una interna está bien tratada. Esto es una excusa para exponer la realidad de los mayores, a veces abandonados por la sociedad, en un documento completamente entrañable, divertido y en el que la lágrima aflora en los ojos. En un mundo justo, posiblemente se haría con el triunfo, pero sus posibilidades son muy limitadas ante otras películas con mejor recorrido e igual corazón.
Campamento extraordinario (James Lebrecht, Nicole Newnham) es la propuesta que parte con menos previsiones de éxito, pero cumple correctamente con la fórmula de historia de superación personal y denuncia social, al centrarse en la lucha de los discapacitados de un campamento de verano de los años 60-70 americano por sus derechos. Producida por la compañía del matrimonio Obama, Higher Ground Productions, ellos ya saben lo que es ganar la estatuilla, lo hicieron el año pasado con American Factory (Steven Bognar, Julia Reichert, 2019), pero no creemos que vuelvan a repetir ante una competencia tan anivelada, siendo además uno de los documentales menos fortalecidos del conjunto.
Como cada año, la Gala nos guardará algunas sorpresas. Pero ninguna respecto a la seguridad de los asistentes. En ese sentido, los glamurosos invitados se han reducido a sólo nominados y sus respectivos acompañantes, además de prescindir de la típica fiesta oficial posterior.
Por primera vez la Gala se retransmitirá en más de una sede. Desde el Dolby Theatre de Los Ángeles, el hogar de los Oscar, y desde Union Station, la estación central de la ciudad californiana. Contando con la sede europea, pero sin opción para ningún otro continente. ¿Ningún punto de encuentro para los nominados desde Hong Kong?
La ceremonia quiere ser vista como una pieza de entretenimiento en sí misma, por lo que se ha contratado a nada más y nada menos que Steven Soderbergh, el hombre detrás de, entre muchos, la trilogía Ocean's (2001-2007), Traffic (2000) y Contagio (2011). Junto a él estarán Jesse Collins, nominado al Emmy por su labor en la entrega de los Grammy de 2019, y Stacy Sher, colaboradora de Quentin Tarantino en Django y del propio Soderbergh en Erin Brockovich.
El color de la Academia es el del dorado del dinero, a los grandes estudios no les gusta arriesgar y este año los blockbusters han perdido mucho… Eso ha significado el gran momento de las películas pequeñas, dando así voz a muchos artistas y convirtiendo el cine indie en, al menos este año, cine académico. La crisis de la pandemia ha puesto a todas las películas al mismo nivel, teniendo, así todas la misma oportunidad. Por lo que esperamos que esto suponga un trampolín para sus creadores y que se hagan un nombre para la audiencia.
NUESTRO PRONÓSTICO, EN RESUMEN
MEJOR PELÍCULA
Ganará: Nomadland
Nos gustaría que ganase: El padre
MEJOR DIRECTOR
Ganará: Chloé Zhao - Nomadland
Nos gustaría que ganase: David Fincher - Mank
MEJOR ACTOR PRINCIPAL
Ganará: Chadwick Boseman – La madre del blues
Nos gustaría que ganase: Anthony Hopkins – El padre
MEJOR ACTRIZ PRINCIPAL
Ganará: Carey Mulligan – Una joven prometedora
Nos gustaría que ganase: Vanessa Kirby – Fragmentos de una mujer
MEJOR ACTOR SECUNDARIO
Ganará: Daniel Kaluuya – Judas y el Mesías negro
Nos gustaría que ganase: Paul Raci – Sound of metal
MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA
Ganará: Youn Yuh-jung - Minari
Nos gustaría que ganase: Youn Yuh-jung - Minari
MEJOR GUIÓN ORIGNAL
Ganará: Una joven prometedora
Nos gustaría que ganase: El juicio de los 7 de Chicago
MEJOR GUIÓN ADAPTADO
Ganará: Nomadland
Nos gustaría que ganase: El padre
MEJOR FOTOGRAFÍA
Ganará: Nomadland
Nos gustaría que ganase: Mank
Ganará: El juicio de los 7 de Chicago
Nos gustaría que ganase: El padre
MEJOR PELÍCULA INTERNACIONAL
Ganará: Otra ronda
Nos gustaría que ganase: Quo vadis, Aida?
MEJOR BANDA SONORA
Ganará: Soul
Nos gustaría que ganase: Soul
MEJOR CANCIÓN ORIGINAL
Ganará: “Io si (seen)” - La vida por delante
Nos gustaría que ganase: “Husavik” - Festival de la Canción de Eurovision: la historia de Fire Saga
MEJOR DISEÑO DE VESTUARIO
Ganará: La madre del blues
Nos gustaría que ganase: Emma
MEJOR DIRECCIÓN DE ARTE
Ganará: Mank
Nos gustaría que ganase: Mank
MEJOR MAQUILLAJE
Ganará: La madre del blues
Nos gustaría que ganase: Pinocho
MEJOR SONIDO
Ganará: Sound of metal
Nos gustaría que ganase: Sound of metal
MEJORES EFECTOS VISUALES
Ganará: Tenet
Nos gustaría que ganase: Tenet
MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN
Ganará: Soul
Nos gustaría que ganase: Soul
MEJOR PELÍCULA DOCUMENTAL
Ganará: Lo que el pulpo me enseñó
Nos gustaría que ganase: El agente topo
MEJOR CORTOMETRAJE DOCUMENTAL
Ganará: Una canción para Latasha
Nos gustaría que ganase: Una canción para Latasha
MEJOR CORTOMETRAJE DE ANIMACIÓN
Ganará: Si me pasara algo, os quiero
Nos gustaría que ganase: Madriguera
MEJOR CORTOMETRAJE DE FICCIÓN
Ganará: La habitación del correo
Nos gustaría que ganase: La habitación del correo
RECUENTO FINAL:
- Nomadland: 4
- La madre del blues: 3
- Una joven prometedora: 2
- Soul: 2
- El juicio de los 7 de Chicago: 1
- Judas y el Mesías negro: 1
- Mank: 1
- Mink: 1
- Otra ronda: 1
- Sound of metal: 1