Pasamos el Ecuador del Festival de Cine Europeo de Sevilla con buenas sensaciones en cuanto a la programación de este año se refiere, eso no quita que entre tanta película estupenda se cuelen cosas como la primera película de nuestra jornada de hoy, una Ali & Ava del británico Clio Barnard y avalada por la BBC en una suerte de Romeo y Julieta de realismo social británico y en la madurez, con algún apunte interesante pero que navega por la cursilería pop y los trazos de brocha gorda (Bob Dylan como catalizador del cambio) en cuenta a la relación multiracial de una inglesa con un pakistani casado.
Todo en la película tiende a resonar a inevitablemente al peor Ken Loach de la última década del que parece que es imposible despegarse cuando se intenta hacer cine social, pero hay está Steve McQueen por ejemplo que el año pasado entregó una serie grandiosa como Small Axe que por momentos se acercaba más al cine social de un mucho más interesante Alan Clarke.
Nuestra siguiente y última película de la jornada es Medea del ruso Aleksandr Zeldovich que traslada el mito clásico griego hasta nuestros tiempos pero manteniendo una profunda literalidad con el texto en sí.
Sin embargo el director fracasa en su intento por esa constante necesidad de querer provocar, manipular y escandalizar al espectador con escenas de sexo visceral y muerte que realmente resultan algo pacatas ya en estos tiempos y más en este festival que ha presenciado propuestas más potentes en ese sentido en ediciones anteriores.
Además desaprovecha con ello la gesticularidad y el particular físico de su actriz protagonista que poco o nada le faltaba para retratar a una bruja como la del mito helénico y también unos espacios impresionantes que merecían haber sido potenciados con un buen uso del suspense y la forma. Basta su clímax final en unas ruinas para corroborar que el director no los sabe usar en donde de verdad el espectador debería quedar epatado. Y es que una buena Medea no necesita de grandes artificios ni excentricidades como ya demostró Pasolini.