El Público
FICHA ARTÍSTICA
De Federico García Lorca
Dirección y dramaturgia: Alfonso Zurro
Con Juan Motilla, Luis Alberto Domínguez, Lorena Ávila, Santi Rivera, Raquel de Sola, Piermario Salerno, Íñigo Núñez, Jose María del Castillo y Silvia Beaterio
Diseño de espacio escénico y vestuario: Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán
Diseño de iluminación: Florencio Ortiz
Composición música original y espacio sonoro: Alejandro Cruz Benavides
Videoescena: Fernando Brea
Coreografía: Isabel Vázquez
Una producción de Teatro Clásico de Sevilla
CRÍTICA
Las Naves del Español en Matadero acogen hasta el 14 de mayo el drama poético 'El público', uno de los textos "más arriesgados" de Federico García Lorca que llega en un montaje de la compañía Teatro Clásico de Sevilla.
El texto que aborda cuestiones como la vida, el teatro, el amor o la muerte, forma parte del denominado 'teatro imposible' de Lorca, "uno de los clásicos de la vanguardia histórica del teatro español por antonomasia y precursor del teatro contemporáneo más radical".
Un texto difícil, aventurado, y eso siempre jugó en su contra, hasta hoy. Federico García Lorca decidió renovar el tono andaluz de su obra tras su fracaso sentimental con el escultor Emilio Aladrén Perojo, su amante a finales de la década de los años veinte, quien rechazó a Lorca para casarse con una joven británica, Eleanor Dove.
Lorca intenta renovar el teatro convencional por otro en el que el público se sienta parte de la obra. En la función hay un conflicto entre los defensores de ‘el teatro bajo la arena’ (un teatro innovador) y los defensores de ‘el teatro al aire libre’.
El autor critica la sociedad homófoba de la época. García Lorca escondía su condición sexual y se proponía revelarla ante una sociedad patriarcal. Por ello, el poeta reivindicaba un teatro bajo la arena, que descendiese al subsuelo de las verdades ocultas. Se trataba de manifestar su propia dolorosa vivencia de la homosexualidad y de romper estereotipos, las fórmulas hechas y lo convencional.
La escenografía la compone un inmenso telón de flecos que se mueve por la escena adelante y atrás y sobre el que se proyectan audiovisuales. El trabajo de vestuario y caracterización dota de fuerza la propuesta escénica. Los intérpretes realizan una labor meritoria. Los cambios de situaciones y personajes funcionan como un reloj suizo.
El personaje principal es el del director, atrapado en el conflicto entre el miedo y el deseo de la libertad artística y en torno al cual gira toda la noria dramática.
La totalidad de los actores están a la altura del reto que supone un montaje de estas características.
En definitiva, un montaje para un público valiente, acostumbrado a propuestas arriesgadas, diferentes, con un texto poético. Un teatro bajo la arena que intenta lo imposible.