Yerma
EQUIPO
Texto
Federico García Lorca
Dirección
Juan Carlos Martel Bayod
Espacio escénico
Frederic Amat
Música original
Raül Refree
Reparto
Joan Amargós (Juan), María Hervás (Yerma), David Menéndez (Víctor, Macho), Bàrbara Mestanza (Hembra), Marta Ossó (María), Isabel Rocatti (Vieja) y Yolanda Sey (Muchacha)
Se puede ver en Madrid estos días desde el 13 al 22 de enero en el Teatro María Guerrero (Centro Dramático Nacional) esta brillante adaptación de Yerma de Federico García Lorca.
CRÍTICA
Yerma es una obra dura y descarnada sobre el conflicto de una mujer que no consigue ser madre. Junto a la Casa de Bernarda Alba y Bodas de Sangre, forma una trilogía sobre las mujeres en entornos rurales, sus pasiones y anhelos, en contraposición a una sociedad tremendamente machista que las reprime y las juzga implacablemente. Cargada de un fuerte simbolismo poético se trata de una de las grandes joyas de Lorca.
La nueva adaptación que podemos ver en el Teatro María Guerrero a cargo de Juan Carlos Martes Bayod busca unir el drama rural con la música y el folclore local. Es también una mirada dura y descarnada de una sociedad que oprime y reprime a las mujeres hasta anular cualquier atisbo de creatividad o libertad. Yerma se presenta como un alma libre incapaz de ser domada y precisamente por ello incapaz de ser feliz.
María Hervás es la encargada de dar vida a esta mujer reprimida casada con un hombre al que no ama (impuesto por su padre), del cual lo único que ansía es poder ser madre. Su marido, Juan (interpretado por Joan Amargós), es un pastor que la mantiene aislada en casa, por recelo a las habladurías del pueblo. El miedo, la culpa y la muerte se hacen muy presentes en todo momento. Más aun en un pueblo anclado en el pasado, en sus rituales y costumbres, donde el principal rol de la mujer es su casa, su marido y sus hijos.
En este ambiente rural, la propuesta que nos trae Juan Carlos Martes Bayod está muy ligada a la música popular y el folclore de la España negra.
Raül Refree (productor de Rosalía, Tanxugueiras y compositor de varias bandas sonoras), adapta varias canciones de cuna populares que abrazan a la perfección el libreto. Las nanas desde el primer momento conforman el hilo conductor e introducen Yerma en una especie de sueño onírico, casi surreal, que conecta de forma muy correcta con el simbolismo de Lorca.
La música se hace indispensable, a base de percusión con palos, objetos que hay en escena y el mismo cuerpo de los actores. Vacía, casi tribal y cruda, como la historia que nos cuenta, con unos cantos y danzas de mujeres salvajes e hipnóticos. A veces como oraciones, a veces como mantras, creando una atmósfera asfixiante.
La escenografía y vestuario al igual que la historia que nos narra, es libre de artificios, un juego de telas y luces, que enmarcan más la historia que nos quieren contar creando una atmósfera en ocasiones asfixiante e hipnótica. En este punto es necesario mencionar el gran trabajo del resto del reparto, compuesto por David Menéndez, Bárbara Mestanza Marta Ossó, Isabel Rocatti y Yolanda Rey. Todos magníficos, cantan, bailan, recitan y se desnudan en cuerpo y alma ante el público. Actuaciones sinceras y llenas de dolor, aunque también hay momentos de jolgorio y alegría.
Os recomiendo muchísimo que no os la perdáis, no solo porque es un clásico, sino porque es una propuesta de calidad con una mirada nueva y moderna. Yerma estará en el Centro Dramático Nacional hasta el 22 de enero.