Entrevista a Pilar Palomero, Ángela Cervantes y Carla Quílez: “La película, además de emocionar, ojalá provoque una reflexión y un debate”
Es una apagada mañana de otoño, pero eso no parece mermar el entusiasmo y la vitalidad del equipo de La maternal, después de su grandioso recibimiento en Donostia hace casi dos meses. Pilar Palomero, uno de los exponentes más relevantes de esta imparable y sensible hornada de mujeres cineastas en el país; Ángela Cervantes, en auge tras su nominación al Goya como actriz relevación por Chavalas (Carol Rodríguez Colás, 2021); y Carla Quílez, uno de los debuts interpretativos más impresionantes de los últimos años, se sientan a charlar amablemente sobre el film con este grupo de periodistas entre los cuales nos encontramos. Lo justo para explicarnos cómo iluminan la pantalla a través de esta historia de crecimiento a la fuerza. Insuficiente porque desde su compañerismo seguro que tienen muchas anécdotas y sensaciones más que contar.
¿Cómo preparaste el proyecto?
Pilar: Escribí La maternal mientras realizaba el montaje de Las niñas y se financió antes del estreno de Las niñas. Esto nos vino muy bien porque levantamos el proyecto sin ningún tipo de presión y, cuando hubo el éxito de Las niñas, nos vino mucho mejor. Se ha financiado de forma independiente a Las niñas.
Como en mi anterior película, mezclamos chicas que hacían algo delante de una cámara por primera vez con chicas con más trayectoria, como fue Natalia de Molina en ella o aquí Ángela Cervantes. Lo llevo haciendo desde los cortometrajes y aquí hemos repetido la forma de trabajar.
¿Cómo directora, qué diferencias has notado con tu primera película?
P: Todo el proyecto de desarrollo ha sido distinto al de Las niñas, porque esa bebía mucho más de mi experiencia. Aquí la aproximación ha sido muy distinta y el planteamiento ya me colocaba en otro lugar. A nivel de presupuesto, no he notado una gran diferencia porque los proyectos son de tamaño parecido. Sí que he sentido que ha habido más atención hacia la película. Respecto a mi equipo, me he notado más segura porque ya había probado cosas en Las niñas y sabía cuando decir “vale, ya”. Aquí he podido tener más tiempo para cada escena, que se lo pedí a los productores y fue un aprendizaje que me llevé de Las niñas. Hace falta más tiempo para ciertas cosas. No pude tener todo el que quise, pero bueno.
Aleix: Carla, es tu primer papel y llegas pisando fuerte. Interpretas a un personaje de tu edad, pero que está pasando por una experiencia muy transformadora. ¿Cómo lo has abordado?
Carla: Al ser mi primer papel, era un mundo nuevo para mí. Yo confíe mucho en Pilar y valoro que ella pusiera todo el peso en mí y que confiara. Recibí mucho apoyo de parte de Irene Roqué en los castings. Por mucho que no hubiera sido la seleccionada, con ellas siempre tienes un aprendizaje muy bueno y nunca te vas con las manos vacías. Es un sentimiento muy grande que me ayudó muchísimo a interpretar el papel en la película. Hasta que no las conocí a ellas (las chicas del reparto), que fue en la primera escena donde se nos ve a todas reunidas, que fue cuando las conocí, no sabía cómo serían. Ellas me ayudaron, me contaban cómo hacían las cosas y me daban consejos, por ejemplo, sobre cómo coger al bebé. Ellas eran mi mejor apoyo.
¿Cómo se plantean las escenas de más cercanía documental?
C: Esa escena fue dura, porque yo ya sabía a lo que venía, pero no me esperaba lo que me dijeron. Yo era una niña muy chiquitina y para mí era una realidad que no había vivido ni sabía de ella, y me impactó muchísimo. Fue la primera toma de contacto con ellas. Decidieron primero grabar mi reacción, para que fuera la de verdad, y luego grabar sus testimonios aparte. La emoción que tiene Carla en ese momento, es la mía. También estaba todo el equipo, Pilar detrás dirigiendo, y hasta en la claqueta pusieron “Mis niñas” para apoyarlas.
Ángela, ¿cómo trabajasteis la relación con Carla?
Ángela: Empezamos a trabajar la relación, yendo a una casa toda una semana. Fuimos Carla, Pilar, Rubén Martínez -que fue el coach durante toda la película-, Jordan (el niño) y yo. Allí ya sentimos que estábamos trabajando y el objetivo fue crear la relación a partir de muchas improvisaciones concretas sobre quiénes eran Penélope y Carla, el historial con la asistente social... Fue muy fácil, las energías dirigidas por Pilar armando todo muy orgánicamente. Como actriz tenía miedo al exponerme a un reto tan grande, y me dio tranquilidad ver que íbamos paso a paso, construyendo la casa bien.
En la casa, Pilar, me decía que me fijara en los gestos que hacía Carla para mimetizarme con su expresividad. Nos salía solo. También ayudó mucho que Carla estuviera jugando como actriz, y eso se agradece mucho porque a veces nos preocupamos de que todo sea serio y el poder trabajar con alguien como Carla te da libertad.
Es La maternal y no sale ninguna chica dándole el pecho. ¿Por qué esta decisión?
P: Para mí no era tanto una película sobre la maternidad, sino sobre ser adolescente y verte obligada a ser madre. Tuve una decisión bastante premeditada, no querer centrarme en cosas como dar el pecho, cambiar el pañal... También tenía que elegir si quería contar un año y medio en la vida de Carla y condensarlo en dos horas. Intentamos ir siempre a las escenas que mejor pudieran tener detallado el conflicto entre ser madre y ser adolescente, sobre todo a nivel psicológico más que físico.
¿Cómo surge La maternal?
P: La película surgió a raíz de conocer un centro de este tipo, un centro residencial para madres adolescentes que hay aquí en Barcelona. Tuve una reunión con Valérie Delpierre y el director del centro y allí conocimos a Carol, que interpreta a Carol, la educadora, y ella me puso en contacto con chicas que habían sido madres en su adolescencia y habían pasado por allí. Concerté unas citas con ellas y el proyecto surgió de esas charlas. También me sirvió para ver lo poco que sabía del tema y lo fuerte que me parecía que no se hablara de este tema, que está allí. El confinamiento tuvo que ver con el desarrollo porque yo hice todo el proceso de documentación antes de ir a Berlín con Las niñas y la idea era hacerlo a largo plazo. Pero llegamos de Berlín, nos confinaron 3 meses y ese tiempo lo dediqué a hacer la primera versión de guion. Y a partir de aquí todo empezó a ir de manera muy fluida.
A: Yo lo primero que leí fue una separata para hacer el casting. Me fascinó, ya se veía algo muy bien escrito. Me daba miedo e ilusión a partes iguales. Una vez dentro del proyecto y leyendo el guion, me emocioné muchísimo. Eran esas historias que como actriz te sientes muy afortunada de poder contar. Tenía que parar para llorar. El guion te hacía imaginar mucho y te llevaba lejos. Fue toda una experiencia.
C: Yo no me leí el guion, yo empecé en los castings con dos separatas, como cualquier escena cotidiana. Cuando llegaba al rodaje me ponían en situación, pero sí que había algunas escenas que estaban más pautadas porque tenía que seguir el orden cronológico de la historia y había palabras o frases que, si no estaban allí, no se iba a entender lo que queríamos explicar. Para mí fue más fácil porque no me tuve que leer el guion de pe a pa, si no creo que hubiera hecho un papel totalmente diferente y no habría salido con la naturalidad que buscaba Pilar. Me gustó un montón la idea y, aun así, sigo sin leerme el guion. Y no lo quiero leer porque fue una cosa muy bonita y no hay nada que lo pueda describir.
Aleix: Pilar, tú misma has dicho que el tema que trata existe, pero no se ve. ¿Qué esperáis con la película al respecto?
P: Lo primero, que emocione, ya que es el fin de hacer una ficción. Si no hubiéramos buscado otra forma, si lo que queríamos exclusivamente era retratar cómo es el centro y sus experiencias. A mí lo que me interesa como cineasta es poder trasladar al espectador las vivencias de Carla a través de lo que ella vive y cómo lo vive. Para mí, la situación ideal sería que la película, además de eso, ojalá provoque una reflexión y un debate, sobre todo acerca del tema que es para mí más importante: el hecho de que las chicas conocieran su estado de embarazo cuando ya estaba muy avanzado. Es nuestra responsabilidad como sociedad y ojalá tuviéramos más conciencia de ello.
*Entrevista realizada en colaboración con otros medios.