Harka: La imposibilidad de escapar al destino y las promesas incumplidas de la Primavera Árabe
Harka
Próximos estrenos España 14/04/2023
Título original
- Harka
- Año
- 2022
- Duración
- 90 min.
- País
- Francia
- Dirección
- Guion
-
Lotfy Nathan
- Música
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Eli Keszler
- Fotografía
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Maximilian Pittner
- Reparto
-
Adam Bessa, Najib Allagui, Salima Maatoug, Ikbal Harbi, Khaled Brahem
- Compañías
- Coproducción Francia-Estados Unidos-Túnez-Luxemburgo-Bélgica;
Cinenovo, Kodiak Pictures, Beachside Films
- Género
- Drama
- Sinopsis
- Ali, un joven tunecino que sueña con una vida mejor, experimenta una vida solitaria vendiendo gasolina de contrabando en el mercado negro. Cuando su padre muere, tiene que hacerse cargo de sus dos hermanas pequeñas, que se ven abandonadas a su suerte en una casa de la que pronto serán desalojadas. Ante esta repentina responsabilidad y las injusticias a las que se enfrenta, la cólera y la rabia despiertan en Ali. Las de una generación que, más de diez años después de la revolución, sigue intentando hacerse oír...
El 17 de diciembre de 2010, Mohamed Bouazizi, un vendedor ambulante tunecino, se prendió fuego a sí mismo en una plaza para denunciar los abusos que sufría a menudo por parte de las autoridades locales. La gota que colmó el vaso fue la confiscación de su puesto de frutas y la humillación a la que, según afirmó, fue sometido por los funcionarios ante los que denunció el agravio. La inmolación de Bouazizi fue el detonante de aquellas revueltas populares en Túnez en pro de la democracia que, más tarde, dieron lugar a la Primavera Árabe con la represión social, la carencia de alimentos, el desempleo y la precariedad como relato de hartazgo ciudadano. Pero, una década después, aquel afán revolucionario no ha colmado todas las expectativas de esperanza que trajo consigo.
En ese contexto se desarrolla la trama de ‘Harka’, ópera prima en la ficción del director estadounidense de origen egipcio Lofty Nathan que se estrenará en España el 14 de abril. El film cuenta la historia de Ali, un joven tunecino que se gana la vida a duras penas vendiendo gasolina de contrabando en plena calle. Lejos de su padre, su hermano y sus dos hermanas, de quienes se desentendió al abandonar el hogar, duerme en una casa a medio hacer y lidia a diario con la explotación en un trabajo ilegal, la corrupción de la policía, a cuyos agentes paga a diario una comisión para que hagan la vista gorda a su trapicheo, y los cantos de sirena de quienes han conseguido escapar del país rumbo Europa. El actor franco-tunecino Adam Bessa encarna el papel protagonista en una interpretación cruda y física que constituye el aspecto más admirable de la película. No en vano, le valió el premio Un Certain Regard a la mejor interpretación en el Festival de Cannes de 2022, otorgado ex aequo a Bessa y a la luxemburguesa Vicky Krieps por ‘Corsage’.
Ali tendrá que debatirse entre el afán de huida y la necesidad de redimirse por el abandono a su familia, lo cual le acaba atando a la precariedad casi congénita de la que tanto ansía liberarse. Frente a ello, tiene dos opciones: por un lado, la resignación, la aceptación de la realidad tal y como nos ha venido dada, una opción reencarnada en el amigo de Ali, que acepta las reglas del juego y no piensa en alternativas utópicas como la emigración al extranjero para alcanzar una prosperidad que se antoja lejana; por otro, la rebelión contra el orden preestablecido, la protesta, que es el camino por el que parece inclinarse a pesar de que las consecuencias de su inconformismo siempre sean dolorosas. La lucha de Ali es la lucha contra la frustración reincidente, un choque constante contra una pared que no es sino su destino ineludible.
A alimentar esa desesperación contribuye su incapacidad para comprender la indiferencia que, al respecto, halla por doquier: tanto en los suyos -su familia y sus amigos-, como en los turistas, quienes representan, además, su sueño inasible de progreso, bienestar y abundancia. Subyace, al final de todo ello, su orgullo como ser humano digno, la necesidad de no saberse pisoteado ni mirado por encima del hombro. Nathan teje una historia que se va cociendo a fuego lento a medio camino entre el drama social y el familiar, incluyendo la pretensión fallida de aportar un tono sentimental con la voz en off de la hermana pequeña como vehículo, un recurso que carece de cuajo. Y aunque por momentos se ahogue en la indefinición, finalmente en el relato acaba prevaleciendo la denuncia al fracaso de aquella Primavera Árabe que no fue lo que prometió y, por ende, la desesperanza.