Doctor Strange en el multiverso de la locura
Título original
- Doctor Strange in the Multiverse of Madness
- Año
- 2022
- Duración
- 126 min.
- País
- Estados Unidos
- Dirección
- Guion
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Michael Waldron. Cómic: Steve Ditko, Stan Lee
- Música
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Danny Elfman
- Fotografía
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John Mathieson
- Reparto
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Benedict Cumberbatch, Elizabeth Olsen, Chiwetel Ejiofor, Benedict Wong, Xochitl Gomez, Rachel McAdams, Michael Stuhlbarg, Sheila Atim, Adam Hugill, Ako Mitchell, Momo Yeung, Daniel Swain, Topo Wresniwiro, ver 4 más
- Productora
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Marvel Studios. Distribuidora: Walt Disney Pictures
- Género
- Fantástico. Acción | Superhéroes. Cómic. Marvel Comics. MCU. Secuela
- Grupos
- Marvel Cinematic Universe (MCU) | Doctor Extraño | Marvel: Fase 4 (Películas y Series)
- Sinopsis
- Viaja a lo desconocido con el Doctor Strange, quien, con la ayuda de tanto antiguos como nuevos aliados místicos, recorre las complejas y peligrosas realidades alternativas del multiverso para enfrentarse a un nuevo y misterioso adversario.
- CRÍTICA
Hace exactamente veinte años, Sam Raimi nos hizo vibrar con una entrega que para toda una generación marcaría un amor incondicional hacia el mundo de los superhéroes. Esa adaptación arácnida envuelta en una historia romántica, familiar, amistosa y, por qué no decirlo, de perdición y codicia haría que muchos de los espectadores tuviesen en su armario un traje de mallas rojo y azul con la fantasía de poder sacar a pasear las telarañas para así saltar de edificio en edificio. Así las cosas, dos décadas más tarde, después de regalarnos la que es, probablemente, hasta la fecha la mejor trilogía de superhéroes, el que dirigiese esa aventura terrorífica y fantásticamente divertida Army of Darkness vuelve a la familia Marvel, ofreciendo una versión renovada al MCU.
Es inexplicable cómo Raimi nos mueve por terrenos ya conocidos y espacios que no hemos frecuentado jamás dentro de este universo: desde su primer acto donde podemos apreciar sus cotidianas calles –que nos hará recordar a las pugnas que frecuentaban tanto el doctor octopus y el duende verde con Spider-Man– hasta sus alternativas y cambiantes realidades que nos harán presos de una confusión anómala y disfuncional gracias al buen saber hacer del director. Porque Raimi cambia las reglas del juego a la vez que cambia de rumbo y de género; hace de Doctor Strange su juguete con el que recrearse, lo impregna de recursos cinematográficos –slow motion, superposiciones, dinámicos travellings, vertiginosos zoom-ins- dentro de un ejercicio espacio-temporal poderoso, de doble capa narrativa. Aborda y mixtura el terror –tanto corpóreo como atmosférico– y la comedia negra propias de la trilogía de Evil Dead con el placer y divertimento de su trilogía arácnida.
Aunque lo relevante de Doctor Strange en el multiverso de la locura es que, sin dejar de un lado la nostalgia, mira hacia delante y no se recrea en el pasado, echa un vistazo hacia atrás para afrontar un futuro prometedor; rompe todas las puertas del multiverso para abrirlas de par en par. Todo ello a través de una psicodelia sin frenesí en la que todo cabe (y vale), pues si Raimi sabe pulir y adornar su entrega de múltiples estilos visuales y cinéticos de forma precisa y concreta, la narración se deja llevar por una catarsis de posibilidades, no estando ante una historia sólida y con fundamento, en la que si entra el respetable, se enamorará enfermizamente de ella; de lo contrario, se podrá encontrar en fuera de juego.
Y en medio de este delirio –aunque por momentos reine la calma y el temple–, nos encontraremos a un Dr. Strange arraigado por las decisiones pasadas que marcarían su relación amorosa con Christine Palmer. El hechicero estará acompañado de América Chávez, figura que está llamada a ser relevante en esta nueva fase y que su sino también está determinado por sus pretéritas acciones. Además, todo este (ir)realismo terrenal y ensueño psicodélico se ve inducido por criaturas gigantes que recordarán al último escuadrón de la competencia –sin embargo, pese que tanto la obra de Gunn como la de Raimi se dejen llevar, una es un exceso sin rumbo a ninguna parte mientras que la otra es un exceso de imaginería que deriva en una nueva casilla de partida–, por entes resucitados y por el plato fuerte de esta producción: Wanda, encarnada por una Elizabeth Olsen que alterna las dos claves de la cinta: el amor familiar y la perturbación más terrible. Con ella, Raimi transmuta el afable aire de las sitcoms clásicas por una atmósfera infernal propias de las películas de terror.
En definitiva, para el que escribe estas líneas, Doctor Strange en el multiverso de la locura es todo un derroche de virtuosos recursos cinematográficos -con aroma a Army of Darkness, el Spider-Man de Tobey McGuire y la serie B más cutre y terrorífica- comprimidos en una introducción a un multiverso tan atroz y espeluznante como psicodélico y cambiante. Estéticamente se percibe como una entrega totalmente independiente al MCU, aunque abrirá muchas puertas de este universo. Raimi te hechiza y te embruja. Y te sorprende.