EL HOMBRE DEL SÓTANO
Próximos estrenos España 18 de marzo
Título original
- L'homme de la caveaka
- Año
- 2021
- Duración
- 114 min.
- País
- Francia
- Dirección
- Guion
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Philippe Le Guay, Gilles Taurand, Marc Weitzmann
- Música
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Bruno Coulais
- Fotografía
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Guillaume Deffontaines
- Reparto
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François Cluzet, Bérénice Bejo, Jérémie Rénier, Martine Chevallier, Jack Claudany, Antoine Levannier, Jonathan Zaccaï, Denise Chalem, Ambroise Di Maggio, Sharif Andoura, François-Eric Gendron, Laëtitia Eïdo, Patrick Descamps, ver 10 más
- Productora
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France 2 Cinema, Les Films des Tournelles, Big Sur Films, Cinémage 15, La Banque Postale Image 14, Sacem, Sofica Manon, France Télévision, Canal+, Ciné+, CNC
- Género
- Thriller. Drama | Thriller psicológico. Basado en hechos reales
- Sinopsis
- En París, una pareja de orígenes judíos decide vender un sótano insalubre en el edificio donde viven. Un hombre normal y corriente, el señor Fonzic (François Cluzet), aparece para comprarlo. Hasta aquí nada inusual, pero el hombre, que resulta ser un negacionista del holocausto nazi, se muda al sótano y lo convierte en su residencia permanente. La pareja, intenta desesperadamente cancelar la venta, sin éxito. Poco a poco, su presencia cambiará la vida de la pareja.
- CRÍTICA
En una sociedad que presume de ser el faro de las democracias y culturas contemporáneas como la francesa, donde impera la libertad de opinión y de pensamiento, resulta siempre estimulante someter a estos vanidosos a las contradicciones morales que, en realidad, poseen. Nadie quiere perderse esta jugosa oportunidad, desde autores como Polanski hasta directores más enfocados al mainstream, todo el mundo observa la infinitud de riquezas que aporta este ejercicio que, al final, desnuda el alma humana, que es lo que debería estar en el corazón de cualquier película que busque conectar con el público por encima de una trama.
El cineasta Philippe Le Guay, cuya contribución a la cinematografía francesa siempre ha venido por la vía del entretenimiento popular, no es menos y decide adentrarse en los terrenos del thriller psicológico para poner sobre la mesa dilemas éticos mediante la historia verdadera de un hombre que lucha por echar de su edificio a un inquilino que vive en el sótano que le vendió tras descubrir que es un negacionista del holocausto.
Ambientada en esas pequeñas comunidades que a Le Guay le gusta tanto capturar en films como Las chicas de la sexta planta (2010), El hombre del sótano parte de una buena premisa con el excitante pretexto de poner en duda la moral de sus personajes y la impostura social. ¿Si no es una amenaza para la convivencia, para qué expulsarlo? ¿Cómo puede alguien tan liberal y abierto de mente devenir tan intransigente en este aspecto? ¿Se puede disidir de la versión oficial? ¿Justifica una causa cometer una atrocidad? Como observamos, esto son algunos de los múltiples debates trascendentes que la película puede abrir, pero esto es sobre la teoría. A la práctica, un metraje que comienza potentemente va desinflando sus loables intenciones en el transcurso de un desarrollo cuya desorientación va en aumento hacia un desenlace torpe que resta credibilidad y, por lo tanto, difumina la contundencia con la que encarar cualquier discusión posterior.
A un final que Le Guay no es que deje ambiguo para que el espectador tome su propia conclusión, sino que denota incapacidad para cerrar el film tras enredarse, cabe sumar un tratamiento de personajes irregular –especialmente los secundarios-, lleno de cambios de actitud repentinos sin un progreso adecuado, o algunas subtramas vagas. La obediencia a un libreto inconsistente hace adolecer en ciertos momentos el trabajo de unos actores tan competentes como François Cluzet o Jérémie Rénier y se les impide explotar unos roles a priori muy ricos.
En su fachada El hombre del sótano apunta maneras, pero en el interior es un pasatiempo de supuesta profundidad dinamitada por una ejecución regular. Esto no deja de ser una versión que podría tomarse como oficial así que, teniendo en cuenta sus carencias, lo más sensato será que la juzguen ustedes mismos.